Locales que marcaban la vanguardia musical

Alejandro Posilio

ESPAÑA

22 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La decisión del Ayuntamiento de Madrid de cerrar cinco conocidas discotecas ha dejado prácticamente desierta la ciudad de locales donde escuchar y bailar la música más actual y, sobre todo, donde poder disfrutar de un buen concierto de artistas que no dan para llenar estadios o pabellones, pero a los que un simple pub de copas se les queda pequeño.

Posiblemente, la sala más prestigiosa que ha cerrado sus puertas sea la Riviera, uno de esos locales que marcaba la vanguardia musical. Por su escenario han pasado estrellas del nivel de Lou Read, Keane, James Blunt, Carlinhos Brown o Pete Doherty. Pero además, ha hecho disfrutar a varias generaciones de jóvenes españoles ávidos de estrellas nacionales, que hasta que no pasaban por la Riviera no podían afirmar que habían ofrecido sus galas en los mejores lares. Entre estos figuran desde Tequila y Fangoria, hasta Los Secretos, Niña Pastori, Ramoncín o Ana Torroja, quien en el 2003 protagonizó allí su primera actuación en solitario en Madrid. También triunfó en ella el grupo vigués Piratas.

Heredera de la Fiesta

Esta conocida sala de la capital, que ya estuvo a punto de ser cerrada en 1997 y está ubicada junto al río Manzanares, es heredera de la mítica Fiesta, uno de los locales que alumbró la famosa movida madrileña con artistas del nivel de Miguel Ríos, Celia Cruz, James Brown, Texas o Andrés Calamaro.

Algo parecido ha sucedido con Macumba, una de las salas con más historia de la ciudad, que aunque en sus inicios era más conocida por ser un lugar donde se celebraban las fiestas posteriores a las bodas, en los últimos 15 años ha despuntado más a nivel musical.

También con un aforo similar al de la Riviera (2.300 personas), ha sido premiada como la tercera sala con mejores infraestructuras de Europa. Su fórmula ha cuajado por su actitud inquieta y urbanita, ligada desde hace varios años a las corrientes punteras de la electrónica de baile.

También será echada de menos por muchos la mítica sala But, que pasó de la dedicación exclusiva a los bailes de salón a convertirse en un espacio multiusos con gran variedad de sesiones, como la de ambiente gay o la de menores sin alcohol.