Los socialistas, a prueba de crisis y de urnas

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

17 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Verano de crisis económica con formación de la tormenta electoral que descargará el próximo curso: en otoño podría haber elecciones gallegas, elecciones vascas al final del invierno -febrero o marzo, según Urkullu- y europeas antes del verano. Tres ocasiones para probar la resistencia socialista y medir el impacto electoral de la crisis. Tres exámenes para el nuevo equipo del PP, que confía en ganar las europeas camino de Moncloa. No hay tregua. Es más: hay prisa en el PSOE por ir a las urnas, aunque ninguna en el PP, el Bloque y el PNV.

La insistencia de algunos políticos gallegos en declarar que José Blanco recomienda adelantar las elecciones gallegas raya en la ingenuidad. Cualquier persona razonable lo haría, por lo que la acusación tiene valor nulo. Publicitan tan solo la sensatez del dirigente socialista.

Por si les sirve, deben saber que Blanco, justo hace un año, recomendó a Zapatero que adelantara las legislativas a otoño. En Vigo coincidió en una cena con Juan Quintás, presidente de la Confederación de Cajas de Ahorros, y Julio Fernández Gayoso, de Caixanova. Era el verano de las subprime . Quintás desgranó un análisis razonado de lo que iba a suceder -y así sucedió- en la economía internacional y en la española, y Blanco tomó buena nota.

Mejor le hubiera sido a Zapatero hacerle caso. Ganó a Rajoy, pero en el tiempo de descuento, porque la crisis, aunque venía anunciándose, se presentó de golpe en España. Dos meses más tarde y pierde la presidencia, ante Rajoy que venía subiendo.

Aquel episodio sirve para Touriño, sobre todo si sabe que en una reciente edición de la cena estival de referencia, Quintás y Julio Gayoso formularon pronósticos nada halagüeños para la primera mitad del próximo año.

Está por ver el impacto electoral de la crisis sobre el PSOE, pero varios analistas lo dibujan a día de hoy así: en las elecciones gallegas bajará el PP y su pérdida se repartirá entre PSdeG y Bloque a razón de dos tercios y un tercio, si hay elecciones en otoño, o justo al revés si se espera a marzo. Por eso el Bloque no quiere adelanto y por eso el PP tampoco, porque espera que el agravamiento de la crisis le dé opciones. Núñez Feijoo se conformaría con repetir el resultado de Fraga, quedarse cerca de la mayoría, pero eso está difícil porque los ciclos electorales son implacables y el PP viene de casi dos décadas de poder en Galicia.

En el País Vasco, lo fundamental es el lío del tripartito que gobierna. La distancia del PNV con EA abre la posibilidad de reeditar el pacto PNV-PSE, o al revés, si Ibarretxe pincha. Sabe el lendakari que desafiando como hace a su propio partido o saca buenos resultados o se marcha a casa.

Y, por último, las europeas. El colegio electoral es en ese caso único, o sea de toda España. Eso da opciones a Rosa Díez y los minoritarios, pero puede traer la imagen de que el PSOE de Zapatero es vulnerable. Rajoy puede consolidar ahí su liderazgo, indiscutido después del congreso.

Pero en esa carrera, ZP tiene una valla y el resto no: los Presupuestos Generales del Estado. Montilla, por si acaso, ha desautorizado a su consejero de Economía, Antoni Castells, y confirma a ZP que los diputados socialistas catalanes votarán los Presupuestos, aunque seguirán peleando por una mejor financiación. Lo contrario sería la antesala de una crisis sin precedentes que podría llevar a la ruptura del pacto PSOE-socialistas catalanes. Montilla, con buen criterio, no quiere pasar a la historia por eso.