Con crisis, Zapatero hace menos gracia

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

27 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Cuando algo no es un éxito, cuesta encontrar al que se le ocurrió. Eso pasa con el autor intelectual del homenaje a Zapatero para celebrar sus cien primeros días de gobierno en esta legislatura. Un destacado militante del PSOE y alto cargo en un ministerio, confiesa: «Ni el acto tenía mucho sentido, ni Zapatero estuvo bien, así que salimos más preocupados de lo que entramos. Vienen tiempos muy complicados».

Las fotografías en prensa y la televisión ya habían dado noticia de las sonrisas forzadas entre ministros y dirigentes socialistas. No estaban cómodos, quizás porque no había nada que celebrar. La crisis siempre acarrea luto y allí no se respetaba. ¿Qué ha sucedido en estos cien días para celebrarlo? Datos económicos negativos y un acuerdo con Rajoy para restablecer el consenso antiterrorista, excelente noticia coronada por la detención del comando Vizcaya . Por lo demás, la formación de Gobierno, básicamente. Cierto que se despachó rápidamente con el adjetivo de marketiniano, aunque puede ser que haya concesiones a la galería con el nombramiento de la joven Bibiana Aído. Pero hay excelencia en personajes nuevos como Cristina Garmendia o Beatriz Corredor, ministras de Ciencia y de Vivienda. Celestino Corbacho sería el ministro relevación, con larga experiencia política en Cataluña, aunque su partido agradecería que moderara el tono cuando habla de inmigración. También hay personas muy solventes en segundos niveles: Maravillas Rojo, en Empleo o Eva Almunia en Educación. Y se ha recuperado a Constantino Méndez en Defensa, que ya era hora.

La eterna asignatura pendiente

Pero comunicación es la eterna asignatura pendiente. Funciona mejor en el PSOE que en el Gobierno. Del equipo de la Moncloa ya está pactada la salida voluntaria de una pieza importante para finales de septiembre. El equipo es flojo y encima pierde talento.

En la pasada huelga de camioneros, por ejemplo, se ofreció un manual de cómo no se comunica en crisis. El Gobierno, como tal, desapareció de escena dos o tres días y delegó en un tercera fila que se limitaba a decir que no era para tanto. Los que se atascaron aquel día en Madrid dos horas por el bloqueo de algunas carreteras de acceso, comprendieron que el asunto era serio y la comunicación del Gobierno desafortunada. Cuando hay problemas, por lo menos que dé la cara alguien.

Para más complicación, en el PP debuta un comunicador excepcional: Esteban González Pons. Templado, con buena imagen y oratoria cuidada, suelta misiles dialécticos de gran potencia. El otro día en una rueda de prensa en el Congreso empezó con la crisis de Martinsa-Fadesa, pidió responsabilidades a ZP, advirtió que los grandes bancos no la van a pagar porque habían hipotecado para protegerse y anunció cierres de pymes en cadena para septiembre como consecuencia del fiasco.

Y concluyó, sin despeinarse, con la bomba atómica: «En mi humilde opinión, Zapatero nos lleva a la ruina». Casi nadie lo reprodujo porque seguramente se interpretó que se había excedido. Lo que sí es verdad, o al menos hay más consenso en estos primeros cien días de gobierno, es que Zapatero, con crisis, hace menos gracia que antes.