Puede parecer una ironía en las actuales circunstancias del partido, pero una de las pocas decisiones que tomó ayer el comité ejecutivo del PP es que el lema del congreso nacional popular que se celebrará en Valencia sea «Crecemos juntos». El cónclave se reunirá durante los días 20, 21 y 22 de junio y en él se elegirá al presidente del partido, pero no al candidato a la Presidencia del Gobierno, que puede o no ser la misma persona en las elecciones del 2012.
Para optar a la presidencia del PP siguen siendo necesarios un mínimo de 600 avales de entre los 3.000 compromisarios elegidos, ya que de momento, y tras la reunión del comité ejecutivo de ayer, no se prevé ningún cambio en ese sentido. Diferentes líderes regionales ya han asegurado en público que están en condiciones de poner la gran mayoría de los avales de sus comunidades al servicio de la candidatura de Rajoy, que contaría ya, según diversas estimaciones, con más de 2.000 avales.
«No se obliga a nadie»
El presidente del comité organizador, Ramón Luis Valcárcel, fue preguntado ayer por esta cuestión y afirmó que se trata de un tema con el que se pretende hacer una «guerra» o buscar «irregularidades». «A mí nadie me ha obligado a firmar avales ni a recabar firmas. Podría hacerlo y seguiría siendo legítimo, pero no lo he hecho. En este partido no se obliga a nadie», insistió Valcárcel. Explicó, en todo caso, que él como máximo dirigente del congreso no tiene ninguna responsabilidad sobre los avales que se firmen, ni siquiera como depositario, y que cuando se presenten su función se limitará a contarlos y comprobar que son válidos.
Cualquier candidato que aspire a presentar una lista alternativa a la de Mariano Rajoy no está obligado a anunciarlo por adelantado y basta con que en el plazo previsto demuestre que cuenta con el respaldo de 600 compromisarios. Aunque hasta ahora no se ha dicho nada oficialmente, fuentes cercanas a la dirección del partido apuntan a la posibilidad de que, en caso de que alguien se decida finalmente a dar ese paso y no cuente con el mínimo exigido, la candidatura de Rajoy podría liberar algunos de los suyos para cedérselos al retador.