Los diputados se muestran desconcertados por las decisiones de su presidente

M. I.

ESPAÑA

02 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Han pasado más de cuatro años desde que Mariano Rajoy lidera el Partido Popular y sus dirigentes siguen sin saber interpretar con certeza muchas de sus decisiones. Es lo que ha ocurrido también con la atribución de responsabilidades parlamentarias que acaba de conocerse en el Congreso. Más allá de adelantar el cambio de modelo en la dirección y de que se trata del primer equipo que ha hecho con entera libertad, los populares piensan que «los nombramientos no obedecen a una lógica común».

Castigo a los zaplanistas

Consideran que se ha castigado a los zaplanistas, pero no a todos (Vicente Martínez-Pujalte será portavoz de Presupuestos); los jóvenes han pasado a primera línea, aunque algunos se han quedado sin nada, y se ha hecho una renovación generacional, pero no ha sido total porque a ciertos veteranos se les han dado puestos de relumbrón en las presidencias e incluso algunas portavocías. Con mayor claridad, los diputados identifican el intento de Soraya Sáenz de Santamaría de pacificar a su grupo situando a los parlamentarios más revoltosos (Arístegui, Ballesteros, Hernando, Echániz) en buenas posiciones. «Así se desactiva el peligro», apunta un experimentado dirigente, aunque reconoce que no todos están satisfechos.

Pocos dirigentes populares se atreven a adelantar acontecimientos sobre los planes que alberga el líder del partido para los políticos que han sido descartados en este reparto porque se han quedado sin nada o con puestos de poca relevancia.

«Da la impresión de que ha dejado libres de responsabilidades de peso o en puestos que exigen muy poca dedicación a Esteban González Pons, José María Michavila, Ana Mato, Jorge Moragas, Jaime García Legaz o Juan Manuel Moreno porque quiere contar con ellos para el partido», afirma uno de los consultados. Más difícil encaje tienen Juan Costa o Manuel Pizarro, que solo pueden estar en el segundo nivel de autoridad, puesto que fueron apuestas personales que asumió el líder del PP en previsión de su éxito electoral. Y Carlos Aragonés, un antiguo fontanero de Aznar, abiertamente enfrentado a Rajoy.