El presidente popular, respaldado por los barones del partido, recordó a su oponente que «no se pueden confundir 25 personas de Madrid con España».
20 abr 2008 . Actualizado a las 01:26 h.El presidente del PP, Mariano Rajoy, ha asegurado en Elche (Alicante) que se presenta a la reelección con el proyecto y el apoyo de la mayoría de los militantes y votantes populares, «un partido moderado, abierto e integrador», alejado de los «doctrinarios» y en el que «caben todos». Hizo esta aclaración para advertir a Esperanza Aguirre y a sus incondicionales, quienes han reclamado durante toda la semana el viraje del PP a una ortodoxia liberal, que «si alguien se quiere ir al partido liberal, o al conservador, que se vaya».
El líder popular, con el aplauso de los principales barones del partido, se mostró seguro y rotundo, y puso las cartas boca arriba de cara al congreso de junio, en el que espera ser reelegido como presidente del PP. Ante un auditorio abarrotado de incondicionales e interrumpido por constantes aplausos, dedicó la mayor parte del discurso a criticar con dureza las maniobras de su oponente en la sombra y retó a Aguirre a que diga de una vez si presentará candidatura alternativa. «Yo doy la cara, lo he anunciado, digo lo que pienso y no estoy en cálculo alguno»
Rajoy recordó que desde la refundación del PP, en 1990, en el partido conviven liberales, democristianos e incluso socialdemócratas, y señaló que es esta amplitud ideológica la que «nos ha permitido ganar en muchos sitios, con la que le hemos quitado 700.000 votos al PSOE (en las pasadas elecciones generales), y con la que le vamos a quitar dos millones en las próximas». «Yo quiero estar como estamos -apostilló-; en el Partido Popular Europeo, teniendo socios como Merkel o Sarkozy».
Para marcar aún con más claridad las diferencias con las posiciones ultraliberales, el presidente del PP sorprendió con una defensa cerrada del Estado social. «Yo creo en la libertad, pero también en la igualdad de derechos y de oportunidades, en que el Estado tiene que ayudar a los que no les va tan bien». «Creo en la educación, sanidad y pensiones públicas», afirmó antes de añadir, de nuevo en clara alusión a Aguirre: «Si alguien no cree en esto, que lo diga».
Con la fuerza que le proporcionaba el apoyo 'in situ' de los líderes populares de Valencia, Andalucía, Cataluña y Murcia, el presidente popular volvió a dirigirse retador a su teórica oponente interna y aseguró que, a diferencia de Aguirre, podía anunciar su candidatura sin tapujos porque «me lo han pedido mis compañeros, desde militantes hasta presidentes regionales, porque yo uno y no divido». «A mi no me lo ha pedido ninguna radio ni ningún periódico», añadió en alusión a la campaña de apoyo a la presidenta de la Comunidad de Madrid impulsada por El Mundo y la Cadena COPE.
Los grupos de presión
En este punto quiso dejar claro que el PP no va a permitir ingerencias externas de cara a su renovación interna: «Aquí hay 700.000 personas (militantes) que se gobiernan solas». Aseguró que el PP es «un instrumento al servicio de la sociedad» y en un nuevo avisó a los medios de comunicación afines a Aguirre, resaltó que «este partido responde solo antes sus votantes y sus militantes, pero no ante ningún grupo de presión, sea de la categoría que sea».
El candidato a la reelección dio a entender a la presidenta regional madrileña que no tiene nada que hacer en la confrontación interna y que sus opciones de alcanzar la presidencia son un espejismo amplificado por los medios de comunicación que le apoyan y por una visión centralista del país. «Creo en España y en su unidad, pero también creo en las autonomías. Creo también en Madrid, pero no se pueden confundir 25 personas de Madrid con España, porque es algo más importante y más grande», aseguró.
Rajoy recordó a Aguirre que él es un pata negra del PP y que no le va a poder dar lecciones de estrategia interna porque, según su expresión: «Yo sé de que va esto». Explicó que es militante desde 1977, «cuando pegaba carteles por las calles», y que en 2004 llegó a la presidencia después de 27 años de ocupar todos los cargos internos e institucionales intermedios posibles.
El presidente 'popular' quitó hierro a la derrota de marzo pasado porque, en su opinión, en los últimos cuatro años, «pese a ser muy difíciles», el PP obtuvo buenos resultados, ya que casi empató en las elecciones europeas, ganó las municipales, y prácticamente alcanzó su techo electoral en unas generales.