Brasil seguirá rechazando a turistas como respuesta al «rigor» español

ESPAÑA

El embajador en el país sudamericano comparecerá en su Parlamento para «apaciguar los ánimos»

12 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Las autoridades brasileñas mantendrán la presión sobre los turistas que viajen a su país mientras la Administración española mantenga lo que, según fuentes de su embajada en Madrid, consideran «una aplicación rigurosa» de las leyes de admisión de extranjeros. Por el contrario, el Gobierno de Zapatero trata de rebajar la espiral de tensión que se ha generado en los últimos días y recuperar la normalidad de las relaciones con el país sudamericano, que en Exteriores califican de excelentes. Con este objetivo comparecerá en el Parlamento de Brasil el embajador español.

La crisis se venía gestando desde la primavera del año pasado. Aunque en Asuntos Exteriores lo niegan, el Gobierno, en coordinación con el resto de los países europeos, hizo más estrictos los controles de entrada en los vuelos procedentes de Iberoamérica, ya que Barajas es la puerta por la que acceden a Europa la gran mayoría de los ciudadanos de esos países. El conflicto, larvado hasta ahora, estalló con la masiva difusión en la prensa brasileña de declaraciones de ciudadanos que habían sido devueltos en las que aseguraban que las autoridades aduaneras españolas los habían tratado como simples delincuentes y los habían tenido hasta más de 24 horas sin poder comunicarse ni con familiares ni con representantes de su embajada.

Y se agravó con las represalias de las autoridades políticas, que decidieron aplicar el ojo por ojo. Al tiempo que se multiplicaban las declaraciones explosivas, como las del presidente de la Cámara de Diputados, el socialista Arnildo Chinaglia, quien acusó ayer a España de «comportarse como en la época del Descubrimiento, cuando destruía culturas».

También el ministro de Justicia, Tarso Genro, se manifestó con dureza al calificar la actitud de la policía española de «abusos inaceptables» y justificó la devolución en los últimos días de doce ciudadanos españoles «para que se sienta que de este lado también hay leyes».

En la Embajada brasileña en Madrid bajan el listón de las críticas. En declaraciones a La Voz, el portavoz de la legación, Leonardo Onofre, calificó de anormal la situación, que están tratando de arreglar desde hace meses mediante frecuentes contactos con las autoridades españolas. Tras destacar que las relaciones bilaterales son excelentes, expresó su deseo de que «recuperar la normalidad» cuanto antes. Para lo cual, dijo, es necesario que «la aplicación de la ley evite los casos de rigidez excesiva para que no se impidan viajes legítimos», como los de dos estudiantes que acudían a un congreso a Lisboa. Asimismo, considera exigible que se dé a sus conciudadanos «el mismo tratamiento de dignidad y respeto que se espera para los viajeros españoles».

El Ministerio de Asuntos Exteriores trata de rebajar la tensión. Además de negar cualquier discriminación o mal trato a los ciudadanos devueltos, se esfuerza en hacer ver que España se limita a cumplir las obligaciones que el convenio de Schengen le impone como la principal frontera exterior con los países iberoamericanos. Un portavoz del ministerio informó a La Voz de que el embajador español, Ricardo Peidró, comparecerá en la Comisión de Exteriores del Parlamento brasileño «para tratar de apaciguar los ánimos» y preservar «las excelentes relaciones con Brasil».