Batalla electoral, pueblo a pueblo

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

Zapatero y Rajoy disparan con cañones al cielo. Esta semana, el uno en Europa y el otro en América. Pero la infantería de los partidos peina cada rincón de España.

16 dic 2007 . Actualizado a las 14:04 h.

La ministra Carme Chacón ya se casó el viernes pasado con Miguel Barroso , ex secretario de Estado de Comunicación, y encabezará la lista socialista por Barcelona. Lleva semanas repartiendo dinero por el Baix Llobregat, su comarca, la más damnificada por el desaguisado de las obras del AVE. Es la consigna: lo que haya que dar que se dé o se anuncie ya: subida de pensiones, bajada de impuestos y ayudas de todo tipo. Y el que se tenga que casar que se case. Listos para el estado de revista por la ciudadanía.

Zapatero

ha encontrado en la última parte de su mandato el filón de Sarkozy con el que se abraza en público en cuanto se encuentran. Según José Blanco , «el entendimiento entre los dos es total y de esa compenetración solo cabe esperar réditos para combatir el terrorismo». Una suerte.

Blanco sabe, sin embargo, que, además, esos efusivos abrazos y esa amistad mejoran sus expectativas electorales. Sarkozy va de líder europeo, o quizás de colíder mundial, y su proximidad revitaliza. Y encima es de derechas, lo que enternece al tan disputado centro y desaira al PP.

Pero los populares se pueden aliar con la inflación, el euríbor que sube y el paro que amenaza. A ZP se le nubla el cielo aunque aquí solo hay nubarrones en la economía, porque de lluvia, nada. Galicia está seca, en Cataluña los pantanos están vacíos y no se descartan restricciones de agua antes del 9-M. Solo les falta eso: apagones eléctricos, cortes de trenes de cercanía y falta de agua.

Hijos y nietos de gallegos

Mariano Rajoy

, que no puede asistir lógicamente a las cumbres europeas ni iberoamericanas, busca en Argentina imagen y sobre todo votos entre los hijos y nietos de los gallegos que votan, incluso en las municipales. Es razonable la petición de Anxo Quintana de que dejen de decidir en municipios que jamás han visitado y, a veces, ni sus padres. Pero PP y PSOE han aplazado ese recorte para mejor ocasión. En vísperas electorales no hay que molestar a nadie.

En la dirección de las campañas -Blanco y Pío García Escudero - se manejan frenéticamente encuestas y mapas. El ex ministro López Aguilar espera subir en Canarias. El presidente extremeño Fernández Vara quiere un diputado más por Badajoz. Chaves en Andalucía da por renovado su mandato, pero aprieta buscando la mayoría absoluta y mantener los cimientos de Zapatero. A Montilla se le distancian los nacionalistas de su Gobierno, pero no teme por su fortaleza.

Los socialistas creen que sus principales problemas van a estar en Madrid y Valencia, donde se disputan casi el veinte por ciento de los 350 diputados. Por si acaso, Zapatero ha puesto a Pedro Solbes de segundo en su lista y además como independiente, en un guiño al centro y al poder económico. Y a las galeras valencianas ha enviado a la vicepresidenta De la Vega , lo mejor que tiene, que se queja en privado amargamente del trato que le dispensa la prensa levantina.

El Partido Popular entretanto espera mejorar algo en Cataluña, deseo que podría materializarse, porque recuperará el voto de Ciutadans y aspira a tomar mayor ventaja en Madrid y Valencia. En municipales y autonómicas arrasa en los dos territorios, pero en la generales solo ganó en el 2004 por un diputado en cada comunidad.

Lo malo para el PSOE es que no estamos en el 2004. Cierto, como dice Blanco, que su situación de partida es mucho mejor que hace cuatro años, pero eso no garantiza su victoria. Si la participación no supera el 70 por ciento el PP puede entrar en la Moncloa.

Debates en televisión

De ahí la gasolina electoral a espuertas y los debates. Quince años después de los cara a cara González - Aznar regresa el género, de nuevo en dos ediciones. Lo de menos es dónde. La previsión es uno en TVE y otro en las privadas. Los periodistas parlamentarios creen que en ese duelo Rajoy puede ser superior, aunque los partidos hay que jugarlos. Los socialistas piensan por su parte que ZP podrá con él, pero aunque no fuera así, saben que los debates ayudarán a vencer a la abstención.