El Gobierno duda de que los encapuchados fueran enviados de ETA

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA VOZ | MADRID

ESPAÑA

Podrían ser miembros de la izquierda aberzale disconformes con el proceso Zapatero afirma que mantiene sus planes y expectativas sobre el final de la violencia

27 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

El Ministerio de Interior duda de que los tres encapuchados que leyeron un mensaje en nombre de ETA en Oyarzun (Guipúzcoa) fueran en realidad enviados por la dirección de banda o incluso miembros de la misma. Fuentes de la lucha antiterrorista consultados por La Voz apuntan la posibilidad de que se tratara de simpatizantes o miembros de la izquierda aberzale disconformes con la marcha del proceso de paz. Los servicios de información de la policía y la Guardia Civil han elaborado varios informes en los que analizan la escenografía, el contenido del mensaje, las armas utilizadas por los encapuchados y su forma de comportarse y el tratamiento informativo de Gara . Su conclusión es que todos los elementos concurrentes no son los habituales en la trayectoria de ETA. Así, por ejemplo, la puesta en escena recuerda más las del IRA que las de la organización terrorista vasca; las armas son antiguas, no las que utiliza la banda; el lenguaje es extraño, sobre todo la frase «tenemos la sangre preparada» para lograr la independencia, nunca usada con anterioridad. Pero lo que parece indicar que los encapuchados no eran portadores de un mensaje de la dirección etarra es que Gara no diera la noticia en su primera página. Zapatero mantiene sus «planes» y sus «expectativas» intactos pese al mensaje de los tres encapuchados y al rebrote de la violencia callejera. Así lo aseguró en la sesión de control del Congreso, en la que reiteró que el Gobierno afronta el proceso de paz con tres principios «legalidad, Estado de Derecho y diálogo». El presidente condenó la violencia callejera y afirmó que se exigirán responsabilidades a quienes la practican, pero relativizó su importancia poniéndola en la perspectiva de casi 40 años de terrorismo. «Para mí la expectativa del fin de la violencia sigue en los mismos parámetros que el día que ETA decretó el alto el fuego permanente», afirmó. Las palabras de Zapatero en contestación a una pregunta de Paulino Rivero, de Coalición Canaria, no convencieron a Rajoy, que le exigió que pasara de las palabras a los hechos. «No basta con condenar la kale borroka, sino que hay que hacer todo lo posible para que no se produzca». El líder del PP le pidió que no se legalice a Batasuna hasta que ETA anuncie su voluntad de disolverse definitivamente. Zapatero le respondió exigiéndole «seriedad y responsabilidad», ya que no se sostiene que acuse al Gobierno de debilidad ante la violencia callejera cuando durante el mandato del PP había mucha más y atentados más graves. Y advirtió a Batasuna de que sólo podrá concurrir a las elecciones municipales si respeta la Ley de Partidos.