¿QUÉ CUENTAN?|Marcelo Conrado Antón Del señor arzobispo abajo, la felicidad se llama Casa Conrado

La Voz

ESPAÑA

10 nov 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

Encantadísimo de haberse conocido, Marcelo es un hombre que rebosa felicidad. No cree en esas tontunas del vanguardismo, y sí en las óptimas materias primas y la tradición autóctona, aunque asegura que sus dos cocineros jóvenes dan en algunos platos un toque de modernidad a las elaboraciones del jefe de cocina Marcelo Niño. El líder está enamorado hasta las cachas de su clientela de Casa Conrado (Argüelles, 1, Oviedo, tno. 985 223 919) y también, ya puesto, de la que se da cita en La Goleta (Covadonga, 32, tno. 985 213 847), su restaurante -marisquería, donde triunfan, mire usted por donde, las patatas guisadas con langostinos de Huelva. Del primero dice que, claro, ¿cómo no se les va a llenar a diario? Está a doscientos metros de la Catedral, lo que garantiza la parroquia episcopal, que parece un juego de palabras, detrás de la Audiencia, que le proporciona la «créme de la créme» de los magistrados y demás protagonistas de la judicatura, tiene enfrente nada menos que el Hotel Reconquista, a un paso el Teatro Campoamor... Y le van como quien lava nada menos que Arturo Fernández, el «Chatín» (y Dorian Gray de la escena española), o Norma Duval la escultural, que rima. - Pero no siempre lo tuvieron tan fácil los Antón, ¿o sí? -¡Hombre!, yo no las pasé tan canutas como muchos de mis coetáneos, porque, como sabes, de casta me viene el galgo de la hostelería, pero si mi abuelo tuvo que emigrar a Cuba sería por algo, ¿no? Como tú sabes, nosotros procedemos de Tineo, pero la saga hostelera de la familia fue iniciada por José Antón, mi abuelo paterno, quien, como tantos otros asturianos, se fue a La Habana en busca de fortuna. Allí abriría con el tiempo un café-restaurante a la vera del teatro Alambra... y entonces, en uno de los bandazos de aquel país caribeño, se registró una depresión similar a la americana: mis padres, Conrado Antón y Jesusa Pertierra, abrieron un negocio en su Tineo natal, al principio especie de tienda, mixta, más bien colmado, para los vaqueiros y demás clientes de la zona. Fueron muy inquietos, con una incursión en la madrileña calle de la Arganzuela, otra aventura en Medina de Rioseco, vuelta a Oviedo, fundación del Auto Bar, muy concurrido, el Cervantes... Es una historia muy larga que te cuento muy corta por el espacio. En los años setenta comenzamos la construcción de Casa Conrado, luego vino La Goleta, con interiorismo marinero de Chus Quirós... y ya ha cumplido 25 años, que celebramos en febrero, mecachis, ¡cómo pasa el tiempo! Mi hijo Javier es ya un buen profesional y me ayuda muchísimo, mis hijas han elegido otros caminos (Laura dirige un hotel de Oviedo) y estamos hablando ya de la cuarta generación. Yo presido una asociación para el Fomento de la Cocina Asturiana...¡y tan contento!