Puso las elecciones en Irak y Palestina como ejemplo y se ofreció a mediar con Occidente El presidente instó a promover los derechos de las mujeres y facilitar su igualdad
22 mar 2005 . Actualizado a las 06:00 h.Aspiramos, como ya hicimos en la célebre Escuela de Toledo y a lo largo de nuestra historia, a ser traductores y facilitadores de encuentros y diálogos». Con esta pretensión compareció ayer ante la Liga Árabe José Luis Rodríguez Zapatero. El jefe del Ejecutivo español, invitado de honor por el presidente argelino Abdelaziz Buteflika, presentó en la cumbre de Argel su propuesta para una alianza de civilizaciones, una receta contra la proliferación de los extremismos que cuenta ya con el respaldo de líderes árabes y de la ONU. La participación de Rodríguez Zapatero en este foro tuvo más carga simbólica que discursiva. No es común que un gobernante europeo sea invitado a este tipo de encuentros a título personal. El mensaje es ya sabido. «Frente a las soflamas, las bombas, la discriminación y la violencia, tenemos que movilizar a nuestros ciudadanos para superar las barreras mentales del pasado», dijo. El presidente español no concretó con qué medidas será posible alcanzar ese objetivo. Esa es una tarea que, a su juicio, corresponde a la ONU que, según dijo, ya promueve la formación de un grupo de alto nivel integrado por personalidades que deberán estudiar los factores que han generado la fractura internacional para, después, proponer políticas. Zapatero defendió que «no hay incompatibilidad entre la democracia y el mundo árabe». Para apoyar esta afirmación citó los procesos electorales celebrados en Irak y en Palestina y los «alentadores avances» en derechos humanos y libertades realizados por «numerosos» países árabes. Y no se olvidó de promover los derechos de las mujeres. De esta forma se sumó al presidente argelino, que defendió que se deje libertad a los países para adaptarse a las reformas democráticas. «Son cambios percibidos como necesarios por los pueblos y los gobernantes árabes, no hay lugar para las imposiciones», respaldó Zapatero. En lo que discrepó el jefe del Ejecutivo español con su anfitrión argelino fue en su apreciación del conflicto en Oriente Medio. Buteflika pidió que se distinguiera entre el terrorismo y la resistencia contra la ocupación. Zapatero, en cambio, pidió a los palestinos que abandonen la violencia. La intervención de Zapatero fue poco aplaudida. Eso sí, partió hacia Bruselas con el respaldo del secretario general de la Liga Árabe, Amro Mussa, que pidió incluso que se le rindiera «homenaje» por su propuesta para la alianza de civilizaciones.