Aznar toca «solo ante el peligro»

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

08 feb 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

La partida que se está jugando estos días en Madrid -y en otras capitales del mundo- es de tal dureza que puede crear grietas en el entramado que sustenta Occidente. La antesala de la guerra contra Irak quiebra la alianza atlántica de Estados Unidos y Europa, parte en dos la OTAN, fragmenta la Unión Europea silenciando a su portavoz de Política Exterior, Javier Solana , y divide peligrosamente el sistema de partidos dentro de cada país. La grieta es más profunda en España, donde el presidente Aznar se ha alineado sin matices con Bush y el resto de partidos lo han dejado solo. Ni catalanes ni canarios, tradicionales cirineos, lo confortan en su aislamiento. La escenificación de esa soledad presidencial que se vio el miércoles en el Congreso augura un tiempo muy tenso con consecuencias que podrían alcanzar hasta las alianzas futuras para formar nuevas mayorías de gobierno. Aznar acumula mucho riesgo; incluso algunos dirigentes de su partido no entienden por qué hay que identificarse tanto con Bush, presidente de los Estados Unidos y exponente de la derecha más reaccionaria americana que conecta con los intereses petroleros. Pero también Zapatero , a su nivel, ha asumido riesgos. Si hay guerra sin resolución clara de Naciones Unidas (Francia puede ejercer el veto si los inspectores no concluyen), la erosión de voto al PP puede ser muy alta. Si hay guerra con una segunda resolución clara, Zapatero tendrá dificultades para mantener su cerrada oposición al ataque diga lo que diga la ONU. Si tiene que rectificar pagará un precio y si no lo hace tampoco le saldrá gratis, porque está llamado a presidir un país estratégico en la OTAN. La apuesta de todos es muy fuerte -en Italia la opinión se polariza agriamente entre Berlusconi y el Papa - sobre un asunto dramático con graves repercusiones humanas y cotidianas que empiezan ya por la factura de la gasolinera y la retracción económica. Conscientes de ello, los oradores estuvieron moderados, respetuosos, desde Aznar a Llamazares y Labordeta , que leyó un poema con su voz atronadora que concluía así: «De ellos (de los que parieron sus madres para vivir con todos) ha de crecer /si surge/ una raza de hombres y mujeres con puñales de amor inverosímil hacia otras aventuras más hermosas». Pero la tensión se encargó de aportarla la señora Rudi , presidenta del Congreso, y su implacable dispositivo sobre los artistas invitados a la tribuna de público. Se les mantuvo fuera casi hasta que el presidente terminó su primera intervención y los cachearon como en tiempos del franquismo. La noche del 23-F los guardias golpistas rivalizaron arrancando la placas metálicas de los casilleros de los diputados. El premio mayor era llevarse como reliquia la placa de Adolfo Suárez -«el gran traidor»- o la de Carrillo , González , Guerra o Sagaseta . El trofeo máximo esta vez debía ser cachear abusivamente a Ana Belén . El que lo hizo la crispó hasta enfurecer su rostro -ver fotografías- por tener que tragarse la indignación para acceder a la tribuna. A otra artista, según la diputada Carme Chacón , le registraron hasta los tampax. La presidenta Luisa Fernanda Rudi , tercera autoridad institucional del Estado de la que cabría esperar cierta neutralidad, mostró ese día el capitán de caballería que esconde en su alma: expulsó a los artistas por mostrar en silencio una camiseta con el No a la guerra , pero toleró en el hemiciclo al diputado popular por Melilla que le gritó a Zapatero «calla, cabrón». Y es que cuando todo se tensa tanto los aparatos del poder pierden la compostura. Pero lo más importante es el futuro. Primero, si estalla la guerra y cómo terminará. Y, después, las consecuencias del papel de solo ante el peligro , que como en el western de Gary Cooper , está interpretando Aznar. Las alianzas de gobierno para después del 25 de mayo están cantadas: excepciones o cambios de chaqueta aparte -todo el mundo mira a Unió Mallorquina , Coalición Canaria y PAR -, allí donde el PP no consiga mayoría absoluta lo tendrá difícil para gobernar excepto en el País Vasco, donde contará con los votos socialistas y al revés. Lo complicado, lo decisivo, vendrá tras las elecciones generales un año después. Claro que todo puede cambiar pero un directo colaborador de J ordi Pujol transmite a La Voz esta reflexión: «El president cree que los populares aún pueden ganar por la mínima las generales, aunque su entorno cree más probable que ganen muy justito los socialistas. Pero coincidimos todos en que el candidato popular difícilmente reunirá el apoyo imprescindible para gobernar. Lo tendrá más fácil Zapatero con su estilo dialogante». El Prestige Entretanto, aunque tapado por la guerra, el Prestige se empeña en desobedecer a Aznar, que lo dio por finiquitado en Santiago. El fuel aparece en las playas del Cantábrico y el expediente chapotea en los juzgados. Atentos a las diligencias sobre el Ría de Vigo de Remolcanosa, porque un juez quiere verificar si es cierto que, estando contratado en exclusiva por el Estado, se puso a jugar a privado y a la prima de rescate. Por si acaso en Madrid, el entorno del naviero Fernando Fernández Tapias aclara que nada tiene que ver con Remolcanosa ni con Silveira como algunos creen en Galicia: «Son competidores y se enfrentaron por el llamado contrato del siglo de Repsol. Ganó Tapias, pero Silveira le hundió el precio».