La policía confisca más de 1.300 kilos de cocaína en un barco que llegó a Gijón

J. Á. Fariñas REDACCIÓN

ESPAÑA

JAVIER GONZÁLEZ

Hasta el momento han sido detenidos once tripulantes en el mercante y tres colombianos en Madrid La droga estaba oculta en el doble fondo de la cubierta del buque

03 dic 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

Un alijo de algo más de 1.300 kilos de cocaína confiscados y 15 presuntos narcotraficantes detenidos -los 11 tripulantes del barco y tres colombianos localizados en Madrid- es el balance provisional de una nueva operación antidroga protagonizada por agentes de las Unidades contra la Droga y el Crimen Organizado (Udyco) de Madrid y Asturias, esta vez en el puerto del Musel en Gijón. La operación está judicializada en el Juzgado Central de Instrucción número dos de la Audiencia Nacional y está dirigida por el juez Ismael Moreno y el fiscal antidroga José María Lombardo. La operación comenzó en la tarde del pasado lunes con el registro del mercante Romios Panamá que arribó el pasado domingo al puerto gijonés en una escala técnica de aprovisionamiento. Los movimientos del Romios eran seguidos por los servicios antidroga de distintos países desde que zarpó de Puerto Cabello (Venezuela) con un cargamento declarado de chatarra con destino al puerto alemán de Hamburgo. El hecho de que entrase en el puerto de Gijón sin que tuviese prevista allí ninguna escala disparó las sospechas policiales y se decidió la intervención. Cinco kilos en un camarote Aprovechando esta escala, los servicios antidroga españoles solicitaron al juez Ismael Moreno una orden judicial de registro del buque. De entrada, ya encontraron cinco kilos de cocaína e el camarote de uno de los tripulantes. Ante esas evidencias que confirmaban las sospechas, y después de revisar a fondo el barco con la ayuda de perros adiestrados sin obtener resultado alguno, los responsables policiales de la operación optaron por detener a los once tripulantes del barco -diez venezolanos y el capitán, que tenía pasaporte alemán- y someterlos a un exhaustivo interrogatorio durante toda la noche. La estrategia dio los resultados esperados. Alguien se animó a confesar que la droga se ocultaba en un doble fondo situado debajo de la cubierta del buque. Necesitaron de la ayuda de un soplete para realizar un agujero y acceder a un escondite donde se ocultaban 42 fardos de distintos pesos que oscilaban entre los 20 y los 40 kilos. A primera hora de la tarde de ayer consiguieron por fin extraer la totalidad de los fardos que estaban formados por paquetes de un kilogramo con un triple envoltorio, de látex, plástico y cinta aislante. Cada uno de los paquetes venía identificado con una «k», como anagrama grabado en bajo relieve, que sirve para identificar en el marcado al grupo colombiano que suministra la droga. No fue un hallazgo casual. Agentes de la Udyco de Madrid llevaban meses tras la pista de este alijo. Prueba de ello fue que a las pocas horas procedían a la detención de tres ciudadanos colombianos afincados en España que, presumiblemente, eran los encargados de hacerse cargo de la droga, una vez que esta llegase a tierra. La operación sigue abierta y ayer se esperaban más detenciones, alguna de las cuales podría afectar a Galicia.