«Segundo se va a la tumba con la sensación de que no se hizo justicia con su caso»

La Voz

ESPAÑA

PAVEL GÓMEZ CRÓNICA La primera víctima de los GAL murió el viernes en Francia

13 ago 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

A primera víctima de la guerra sucia del GAL, Segundo Marey, de 69 años, murió el viernes en Bayona a consecuencia de una enfermedad respiratoria que padecía desde el brutal secuestro al que fue sometido en 1983. Marey, cuyos funerales se celebrarán hoy a las 16.30 en la Iglesia de San Vicente (Hendaya), pasó los últimos años de su vida con problemas crónicos de salud física y mental. Los últimos cinco meses se sentía hundido por la «impotencia». «Segundo se va a la tumba con la sensación de que no se hizo justicia con su caso», señala su viuda, Marle Marie Sabasume, tras analizar el desenlace judicial de su secuestro. «Los últimos días son algo que guardo para mí y que no quiero compartir, pero la vida no ha sido fácil para él. Enfermó de todo». Este viajante de comercio que vendía muebles de oficina nunca tuvo nada que ver con ETA. Su vida cambió el 4 de diciembre de 1983, cuando los mercenarios Mohand Talbi, Jean-Echalier y Pedro Sánchez irrumpieron en su casa de Hendaya. Creían que era el etarra Mikel Lujua Gorrostiola. Así, tras golpearle junto a su mujer, le rociaron con un gas paralizante. Sufrió un cautiverio interminable de nueve días en una cabaña de Colindres (Cantabria), sin luz ni agua, en la que fue drogado y maltratado psicológicamente. Permaneció con los ojos vendados permanentemente y apenas recibía comida. En todo momento pensó que le iban a matar. Se le helaron los pies y comenzó a sufrir los problemas respiratorios que se convirtieron en crónicos. En los 17 años posteriores al secuestro, Marey ha pasado largos períodos en el hospital de San de Luz con respiración mecánica. En 1994, la confesión de los ex-policías José Amedo y Míchel Domínguez ante el juez Garzón reactivó el caso Marey. En 1998, tras 22 sesiones judiciales, treinta testigos y más de una docena de informes periciales, el Tribunal Supremo condenó a diez años de pena al ex-ministro de Interior José Barrionuevo, al ex-secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, y al ex-gobernador civil de Vizcaya Julián Sancristóbal. La lista de los condenados a penas más pequeñas elevaba el número total a doce: el secretario general del PSE Ricardo García Damborenea; el ex-responsable de la Lucha Antiterrorista Francisco Alvarez; el ex-jefe superior de Policía de Bilbao Miguel Planchuelo y los ex-policías José Amedo, Míchel Domínguez, Francisco Saiz Oceja, Julio Hierro, Luis Hens y José Ramón Corujo. Sin embargo, la cúpula de Interior salió de prisión tras tres meses de cárcel, gracias a un indulto parcial concedido por el Gobierno del PP. El 30 de mayo del 2001 volvían a ingresar tras agotar el último recurso ante el Tribunal Constitucional. Marey, que contaba ya con 69 años, y su familia quedaron impactados por la nueva salida de la cárcel, a las nueve horas del ingreso, al pasar a tercer grado. Ni siquiera la indemnización de 30 millones impuesta por el Supremo en 1998 a los doce condenados por su secuestro alivió nunca esa sensación. Marey había cobrado «casi todo el dinero», según fuentes jurídicas, aunque aún falta una pequeña cantidad cercana al millón de pesetas.