Consideran que especialmente Leiceaga y Villares no supieron aprovechar la ocasión para darse a conocer ante un público que apenas les ponía cara
28 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Hilan fino y perciben como relevante el más mínimo detalle. Aún así, tres analistas políticos consultados por La Voz sostienen que el cuatro contra uno mantenido durante la contienda preelectoral no hizo más que sumar votos a Feijoo en detrimento del resto de fuerzas que se quedaban, sobre todo en la segunda semana de la campaña, en un plano más que discreto.
Jaime Miquel, analista electoral, habla de una «campaña desmovilizadora para los contrarios a Feijoo debido a la certidumbre del resultado expuesto por las encuestas». Sin embargo, para Santiago Martínez, consultor político internacional, el error principal fue que Leiceaga y Luís Villares -candidatos de el PSOE y En Marea, respectivamente- principales contrincantes de Feijoo, no supieron aprovechar la ocasión de oro para darse a conocer ante un público que apenas les ponía cara: el debate.
«El PSOE tenía que haber dado una imagen más solvente de su candidato desde el punto de vista de la comunicación, y en lugar de eso todo pareció improvisado, algo que se extendió al resto de la campaña», explica Martínez. En cuanto al líder de En Marea, «se trata de un magistrado que podía haber dado otra imagen. A lo largo de la campaña hubo una intención de convertirlo en una especie de Beiras y, sin embargo, con el paso de los días las encuestas registraban que el partido iba perdiendo votos».
Para Laureano Araújo, Doctor en Ciencia Política, uno de los principales errores de la campaña pudo ser el excesivo uso de las nuevas tecnologías. Lo explica así: «En Marea utiliza con frecuencia as redes sociais para transmitir as súas mensaxes, e isto púidolles pasar factura: En primeiro lugar porque esquécense de gran parte do electorado do mundo rural da esquerda; e en segundo, porque os que sí usan estas ferramentas viron as disputas ‘pablistas’ e ‘errejonistas’, e iso tamén inflúe».
Ciudadanos, según Martínez no se equivocó en la forma, sino directamente en el mensaje. En Galicia es percibido «como un partido mucho más de derechas que de centro, y esto les perjudicó. Por hablar de errores como los del autobús», concluye.