González agita el final de la campaña al pedir a Sánchez que no pacte con Iglesias

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente MADRID / LA VOZ

ELECCIONES 2016

BENITO ORDOÑEZ

El candidato del Partido Socialista a la Moncloa reclama el voto limpio

25 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Pedro Sánchez cierra la campaña con la espada de Damocles del sorpasso sobre su cabeza y la esperanza de la remontada, que harían posible los indecisos, como tabla de salvación. Dos acontecimiento inesperados, las grabaciones de las conversaciones del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, con el director de la Oficina Antifraude catalana, Daniel de Alfonso, y el brexit británico le han servido para tomar impulso en la recta final del 26J.

El primero lo ha utilizado para apuntar sus baterías contra el PP y reafirmarse en su rechazo frontal a apoyar a Mariano Rajoy o a cualquier otro dirigente popular como presidente del Gobierno. El sorprendente resultado del referendo británico lo ha utilizado para arremeter contra conservadores y populistas, lo que traducido quiere decir el PP y Unidos Podemos, a los que vuelve a unir en una pinza, idea-fuerza que ha alentado durante la campaña. Precisamente uno de los ejes de su discurso ha sido repetir hasta la saciedad que Rajoy e Iglesias, desde posiciones ideológicas antagónicas, se pusieron de acuerdo para vetarlo e impedir que se formara un Gobierno de cambio.

Condiciones para pactar

A medida que han ido transcurriendo los días, Sánchez ha ido tensando sus relaciones con Pablo Iglesias. Hasta el punto de que el candidato socialista ha descartado pactar con Unidos Podemos mientras mantenga su apuesta por el derecho de autodeterminación en Cataluña, el País Vasco y Galicia y su programa económico, que prevé un aumento del gasto público de 60.000 millones de euros en cuatro años, y que asegura pone en riesgo el bienestar de los españoles.

El rechazo a pactar con la formación morada está cada vez más extendido en el PSOE. Sánchez ha dejado ver que nunca hará presidente a Iglesias si hay sorpasso y que su apuesta es la misma que fracasó en la anterior legislatura, un acuerdo a tres que incluya a Ciudadanos, pese a que sabe que las dos fuerzas emergentes se declaran incompatibles y no están por la labor. Sánchez reclama el voto «seguro y limpio» frente al «miedo» y al «rencor» con los que identifica al PP y Unidos Podemos respectivamente.

Los barones más poderosos, con Susana Díaz a la cabeza, no quieren pactar bajo ningún concepto con Iglesias, que consideran no es de fiar y tiende la mano a su partido mientras trata de destruirlo. La presidenta andaluza ha puesto toda la carne en el asador en esta campaña, consciente de que una derrota en su comunidad sería muy negativa para sus aspiraciones a liderar el PSOE. Además, ha querido explicitar su apoyo a Sánchez, con quien cerró ayer significativamente la campaña en Sevilla, para que nadie la pueda culpar de debilitarlo si finalmente decide dar el salto a Madrid.

Irresponsables

El gran referente histórico de los socialistas, Felipe González, fue ayer contundente en su oposición a un posible acuerdo con Podemos. El expresidente del Gobierno aseguró que el PSOE no puede tener como socio de gobierno a unos «irresponsables», como lo ha sido David Cameron en el Reino Unido, que están dispuestos a «trocear y debilitar España». Y añadió que su partido «nunca ha sido y no va a ser muleta ni bisagra de nadie, sino un partido con un proyecto mayoritario para la sociedad». De esta forma descartaba tanto la gran coalición como la alianza de izquierdas.