El Brexit deja en ridículo a los candidatos españoles

ELECCIONES 2016

Vtelevisión

La campaña electoral se acostó ayer con la tranquilidad de saber que Gran Bretaña se quedaba en la Unión Europea y se levantó esta mañana bajo la conmoción del Brexit

24 jun 2016 . Actualizado a las 19:03 h.

La campaña electoral se acostó ayer con la tranquilidad de saber que Gran Bretaña se quedaba en la Unión Europea y se levantó esta mañana bajo la conmoción del Brexit. Se trata de una noticia de dimensiones tan gigantescas, que resulta difícil de asimilar, incluso para los candidatos, y anula cualquier otro debate. Desde este momento hasta que se celebren los comicios, todo va a ser Brexit. Más allá de sus tremendas consecuencias económicas, la consumación de la salida del Reino Unido de la Unión Europea confirma la pequeñez política de todos los candidatos a la presidencia del Gobierno español, que han ignorado durante toda la campaña un asunto que afectaba mucho más al futuro de los españoles que todas sus cuitas de patio de colegio con las que ahora quedan retratados. Ni siquiera en el debate a cuatro televisado dedicaron al Brexit más de unos segundos de un duelo en el que sí hubo tiempo para las mayores simplezas y frivolidades. Hoy, sin embargo, cuando el drama ya se ha consumado, todos dan la máxima relevancia a este asunto en sus discursos. Que los referendos los carga el diablo es algo que se sabe desde antiguo, pero el primer ministro británico, David Cameron, ha jugado con fuego dos veces (Escocia y el Brexit) y ha terminado calcinado. El impacto que tendrá esta tragedia europea en las elecciones españolas de este domingo está todavía por determinar. Teorías hay para todos los gustos: que a Rajoy le beneficiará el miedo a la incertidumbre; que a Unidos Podemos le viene bien para su discurso crítico con la Unión Europea; que la caída de Cameron, aliado de Rajoy, beneficia a Pedro Sánchez.... Lo que es evidente es que a partir de hoy, quien pretenda convocar desde el Gobierno español un referendo sobre la independencia de Cataluña defendiendo desde Moncloa la permanencia en España, ya sabe cuáles serían las consecuencias de perderlo. La Catsalida sería tan catastrófica para cualquier presidente del Gobierno como el Brexit para Cameron.

 El otro puñetazo a Mariano Rajoy

En la pasada campaña, el candidato del PP, Mariano Rajoy, recibió a tres días de las elecciones y cuando paseaba por el centro de Pontevedra un terrible puñetazo en la mandíbula que estuvo a punto de mandarlo a la lona. Contra todo pronóstico y casi hasta contra las leyes de la física, el líder popular se mantuvo en pie y no solo no quedó KO, sino que aquella agresión jugó a su favor y le permitió remontar mínimamente en las encuestas hasta alcanzar un 28,7 % de los votos y 123 escaños. En esta ocasión, el puñetazo lo ha recibido a cuatro días de las elecciones y quien se lo ha propinado no ha sido un enemigo, sino precisamente aquel que pasa por ser uno de sus mejores amigos y su colaborador más estrecho. La difusión de la conversación entre el Ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, y el jefe de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso, en la que ambos comentan las posibilidades de judicializar las investigaciones que afectan a dirigentes de ERC y CDC, supone para Rajoy y para todo el PP un golpe durísimo, que echa por tierra el final de una campaña de la que los populares estaban muy orgullosos y convencidos de que les iba a llevar a una victoria más rotunda que la que pronostican los sondeos. Desde ese punto de vista, el Brexit le sirve a Rajoy para que los titulares sobre este escándalo sean más pequeños. En Génova son incapaces de calcular ahora el impacto que pueden tener estas grabaciones en su resultado electoral. Pero son conscientes de que será muy negativo. Con todo, el mayor daño que ha causado Fernández Díaz a Rajoy y a su partido con su imprudencia y su irresponsabilidad es el haber dado alas y argumentos al victimismo de los independentistas catalanes en el momento en el que se encontraban más débiles y estaban a punto de sufrir un tremendo varapalo en las elecciones generales.

A Unidos Podemos la campaña se le ha hecho muy larga

Hace seis meses, en plena campaña para las elecciones generales de diciembre del 2015, uno de los máximos dirigentes de Podemos le aseguraba con euforia a este periodista que si esa campaña hubiera durado una semana más habrían ganado las elecciones y serían el partido más votado de España. No sé si habría llegado a tanto, pero es indudable que Podemos fue entonces de menos a más y rompió los sondeos, gracias a una buena campaña y a la brillante actuación de Pablo Iglesias en todos los debates electorales que se celebraron. Seis meses después, las cosas se han dado la vuelta. A Podemos, en esta ocasión en alianza con IU, la campaña se le ha hecho larga. Larguísima. El partido morado partía con el pronóstico, reflejado en todas las encuestas, de que habría sorpasso al PSOE y por una diferencia considerable. Ante esa situación, Iglesias ha optado por una campaña de bajísimo perfil, tratando de no asustar y de que las cosas se queden como están. De paso, su actuación en el debate a cuatro estuvo muy por debajo de las expectativas creadas. Errores como el de Juan Carlos Monedero al afirmar que en las listas de Unidos Podemos hay jueces y guardias civiles porque esperan órdenes para encarcelar a los dirigentes del PP no han contribuido a mejorar unas expectativas que, en todo caso, son excelentes. Todo ello hace que esté creciendo la impresión, constatada además en sondeos que no se pueden hacer públicos, de que el PSOE está recuperando terreno y de que ambos están ya empatados. Lo que piensan ahora en el partido morado es no solo que el sorpasso está en peligro, sino que, al contrario que en diciembre, si la campaña dura una semana más el PSOE les superaría claramente.

Rivera vuelve a ser víctima de su falta de criterios claros

Parece que lo lleva en su ADN. La tradición es que Ciudadanos cometa graves errores en el final de sus campañas electorales. Si algún defecto claro tiene Albert Rivera, el líder del partido naranja, es su incapacidad para controlar los nervios. Se ha visto en los debates televisados, en alguno de los cuales llegó a sudar copiosamente cuando se vio apretado, pero se detecta también en la extrema tensión con la que afronta los finales de campaña. En las pasadas elecciones, a solo un día de que se abrieran las urnas rompió toda la campaña y se negó a sí mismo, asegurando que permitiría gobernar al partido más votado absteniéndose en la sesión de investidura. Hasta ese momento, había asegurado que no facilitaría ni por activa ni por pasiva que gobernaran el PSOE o el PP y que se limitaría a votar no y a situarse en la oposición. Lo cierto es que muy poco después incumplió también esta segunda promesa y ni se abstuvo ni votó no, sino que votó sí. Y lo hizo, además, para apoyar como presidente al socialista Pedro Sánchez, a pesar de que no fue el más votado. Fiel a su estilo, Rivera ha demostrando de nuevo gran nerviosismo en el final de campaña, en el que ha hecho propuestas desconcertantes, como la de proponer a Mariano Rajoy, al que considera incapacitado para gobernar y para regenerar España, que ambos se sienten en una mesa al día siguiente de las elecciones junto a Pedro Sánchez para pactar un Gobierno. Lo sorprendente es que lo que plantea Rivera es pactar con Mariano Rajoy un Gobierno en el que no esté Mariano Rajoy. Es decir, que a ojos de Rivera, el líder del PP está incapacitado por su falta de compromiso contra la corrupción, pero es la persona adecuada con la que negociar el futuro de España y el programa del futuro Gobierno. De la campaña de Ciudadanos en Galicia, por otra parte, lo más que puede decirse es que ha sido tan penosa como la anterior.