El debate a cuatro no aclara los futuros pactos de Gobierno

G. Bareño / E. Clemente MADRID / LA VOZ

ELECCIONES 2016

Vtelevisión

El líder del PP sale vivo del debate, el socialista repele la llamada al consenso de Unidos Podemos y Rivera busca ser el árbitro

14 jun 2016 . Actualizado a las 10:43 h.

Fue un debate intenso, duro por momentos, aunque correcto en las formas, pero que dejó sin responder la pregunta clave de estas elecciones: si el socialista Pedro Sánchez hará presidente o no al líder de Unidos Podemos, Pablo Iglesias, en caso de que el PSOE quede tercero. Rajoy salió vivo de una prueba difícil para él, en la que fue atacado desde todos los frentes. Solvente en economía para defenderse de lo que por momentos pareció un tres contra uno, flaqueó al hablar de corrupción, pero tiró de oficio e ironía cuando se vio acorralado, aunque abusó del tono profesoral. Sánchez se lanzó a degüello contra Rajoy, pero más aún contra Pablo Iglesias, con el que marcó distancias para tratar de recuperar terreno, rechazando permanentemente la invitación al pacto tras el 26J. El socialista mostró solidez, aunque su indefinición sobre los pactos le penalizó. Iglesias arriesgó poco y adoptó un tono de presidenciable. Buscó inútilmente la complicidad de Sánchez y solo entró al cuerpo a cuerpo con Rajoy. Y Albert Rivera, por momentos espectador de las refriegas, repitió el papel de aspirante a árbitro, atacando a todos, en especial a Iglesias por los vínculos con Venezuela y a Rajoy por los casos de corrupción, invitando al líder del PP a dar un paso atrás.

 ECONOMÍA y empleo

Todos contra Rajoy. Rajoy se quedó solo en defensa de su gestión económica, que fue duramente criticada por sus tres adversarios. Volvió a acudir a la herencia recibida y aseguró que encontró un país que estaba al borde de la quiebra y el rescate y ahora crece y crea empleo. «Necesitamos perseverar en las políticas, si pretendemos derogarlo todo y empezar de cero volveremos a la calamitosa situación del 2011», advirtió. Los otros tres desgranaron la cara B de la economía: trabajo precario, paro, aumento de la pobreza y de la desigualdad. Rivera lo acusó de «conformismo» y «triunfalismo» y Sánchez, de «autocomplacencia».

El candidato de Ciudadanos subió el tono contra Iglesias, a quien acusó de ser un «lobo con piel de cordero» que esconde sus intenciones en un catálogo de Ikea y pretende machacar a impuestos a las clases medias y los autónomos, y le echó en cara el fracaso de su aliado Syriza en Grecia. «Entre la copia y original, me quedo con original, me quedo con PP», le contestó Iglesias con desdén y prosiguió su cuerpo a cuerpo con el presidente. Sánchez pronosticó que si sigue Rajoy «habrá mas recortes, mas impuestos y casos de corrupción semana tras semana».

 POLÍTICAS SOCIALES

Sánchez rechaza el abrazo de Iglesias. El capítulo de políticas sociales se convirtió en un duelo entre Iglesias y Sánchez, que rechazó la invitación permanente al acuerdo de su rival. El socialista propuso un nuevo impuesto para sufragar las pensiones, lo que fue apoyado por Iglesias. «Agradezco su mano tendida, pero me gustaría que antes soltara la del señor Rajoy», le respondió, para zafarse del abrazo. Pero Iglesias insistió una y otra vez en decirle a Sánchez que se equivoca «de enemigo». «El rival es Rajoy», susurraba moviendo dramáticamente la cabeza.

Justificó su propuesta de aumentar el gasto público en 60.000 millones de euros llegando a poner como ejemplo de esas políticas al norteamericano Barack Obama y a los ayuntamientos en los que está Podemos. Rajoy aseguró que si gobierna no recortará «nada» en política social pese a las exigencias de Bruselas y defendió el crecimiento económico y la creación de empleo como mejor garantía del Estado del bienestar. Rivera sostuvo que la mejor política social es «la que se puede pagar». Se comprometió a que dependencia, sanidad y educación «sean iguales en toda España» y acusó a Iglesias de limitarse a proponer la derogación de todo lo que ha hecho el PP.

 REGENERACIÓN 

Rivera acorrala a Rajoy. Sánchez y, sobre todo, un Rivera muy agresivo acorralaron con la corrupción a Rajoy, que se defendió argumentando que ahora se lucha contra esta lacra más que nunca. El líder socialista señaló que debió dimitir cuando envió el SMS de apoyo a Luis Bárcenas y le calificó como un «presidente en B» que los españoles no se merecen. El candidato de la formación naranja fue aún más lejos y lo acusó de haber cobrado sobres y dinero negro, mostrándole los papeles del extesorero del PP. Además, negó que tenga autoridad moral para encabezar un Gobierno que luche contra la corrupción y, aunque no le reclamó que dimita, le pidió que reflexione y se aparte. Rajoy reaccionó con dureza acusando a Rivera de tener una «mentalidad inquisitorial».

El líder de Ciudadanos pasó de nuevo al ataque contra Iglesias, al que recordó que la fundación CEPS, de la que fue fundador, recibió siete millones de euros del régimen venezolano. «No sé si es financiación ilegal, pero es inmoral», le espetó. El candidato de Unidos Podemos reaccionó airado: «No puedo permitir que acusen a mi partido de un delito tan grave». Rivera insistió en que no había dicho que fuera un delito. Sobre Cataluña, los tres líderes que se oponen al derecho a decidir pusieron contra las cuerdas a Iglesias. Sánchez recordó que la alcaldesa de Barcelona apoyó la independencia. «Es incoherente llamar a Ada Colau independentista y gobernar con ella», le contestó Iglesias. En todo caso, este dijo que el derecho de autodeterminación no será una línea roja para negociar con el PSOE tras el 26J.

 POLÍTICA EXTERIOR

Area de consenso. El capítulo de política exterior fue el que generó un mayor consenso. Hubo acuerdo casi total en la lucha contra el terrorismo, aunque Rivera reclamó a Podemos que se integre en el pacto antiyihadista y no actúe como observador. Solo en el capítulo de refugiados hubo discrepancias. Sánchez acusó a Rajoy de incumplir el compromiso de recibir migrantes y se comprometió a que si él gobierna España sera «un país de acogida». Aseguró que el Gobierno del PP ha rechazado ofrecimientos de ayuntamientos socialistas para acoger refugiados. Por el contrario, Rajoy sostuvo que España es el cuarto país europeo que más migrantes ha acogido. Iglesias, en tono muy moderado, animó a buscar el consenso en materia de terrorismo y de refugiados, aunque en este capítulo dijo que la UE está incumpliendo sus compromisos. Rivera insistió en que Podemos quiere que España salga del euro, ante las protestas de Iglesias.

 PACTOS

Sánchez no concreta. Iglesias fue claro: solo contempla formar un Gobierno progresista, haya o no sorpasso, con el PSOE, en el que el presidente sea el de la lista que obtenga más votos. Rajoy pidió un compromiso para que se deje gobernar a la lista más votada y reiteró su apuesta por la gran coalición con los socialistas, a ser posible «con líderes moderados y sensatos», insinuando que Sánchez no lo es. El candidato socialista, que volvió a insistir en un Gobierno de cambio y progresista, mantuvo su ambigüedad sobre si haría o no presidente a Iglesias si Unidos Podemos es la segunda fuerza, aunque le lanzó críticas muy duras, y reiteró que Rajoy está incapacitado para gobernar. Rivera apostó por llegar a acuerdos, pero sin el actual presidente.

 MINUTO DE ORO 

Cuatro formas de pedir el voto. Iglesias señaló que los ciudadanos españoles han perdido el miedo y «si la gente va a votar con alegría y esperanza las elecciones no las van a ganar los de siempre». «Si sienten como yo que España se puede volver a levantar y si quieren un país justo, donde nadie se quede atrás, les pido que confíen en mí», dijo Rivera. Rajoy señaló que España es un gran país que debe mantener el rumbo para lograr que 20 millones de españoles trabajen al final de la legislatura. Sánchez se dirigió a los indecisos pidiéndoles que piensen «en las becas de tus hijos, en las mujeres que sufren la desigualdad, en los dependientes, en los niños que sufren la pobreza, pero sobre todo en tus hijos y tus nietos».

Galicia, ausente Cataluña, el foco

Galicia fue marginada en el debate frente a Cataluña, que tuvo casi su espacio propio. Rivera la nombró una vez en el bloque de políticas sociales, y Sánchez la citó dos cuando criticó la defensa de Iglesias del derecho de autodeterminación y una vez más hablando de regeneración. Sánchez también aludió al comentario de Rajoy en el 2002 sobre el «Prestige» al decir que para «el PP los problemas de corrupción son problemillas, como los hilillos».