Frente contra la política económica del PP

enrique clemente, Mario Beramendi MADRID / SANTIAGO

ELECCIONES 2016

Víctor Lerena | EFE

Sevilla y Garzón, y en un tono menor Garicano, acorralan a De Guindos, que presume de que el Gobierno ha protagonizado el «giro más impresionante» de la historia de la economía española

13 jun 2016 . Actualizado a las 14:19 h.

Paro, pensiones, impuestos, recortes. Los gurús económicos de las cuatro grandes formaciones políticas estaban llamados anoche a explicar sus propuestas sobre los asuntos que más preocupan y afectan a los bolsillos de los ciudadanos. Pero el debate se convirtió en una batalla política, a veces en un diálogo de sordos, entre Luis de Guindos, por una parte, y Jordi Sevilla y Alberto Garzón por otro, y en menor medida Luis Garicano, convertido en muchas ocasiones en espectador de las descalificaciones.

Aunque los representantes socialista y de Unidos Podemos centraron sus críticas en el ministro de Economía en funciones, el primero también hurgó en las contradicciones de la alianza de izquierdas. Garzón siguió al pie de la letra la estrategia marcada por Pablo Iglesias, atacar solo al PP para que se visualice que es su adversario a batir, no el PSOE. De Guindos, que salió al ataque y no dudó en interrumpir continuamente a sus interlocutores, se quejó del frente común en su contra del «tripartito» o la «troika» formada por sus rivales, de la que luego salvó a Garicano.

La herencia recibida

El ministro argumentó que el Gobierno de Mariano Rajoy ha protagonizado «el giro más impresionante que se ha dado nunca en la historia económica de España», hasta el punto de que ha pasado de ser consideraba la «principal amenaza para la economía mundial» en el 2012 a un ejemplo de crecimiento y creación de empleo. De Guindos presumió de la creación de 600.000 puestos de trabajo en el último año y defendió que la bajada de impuestos que propone Mariano Rajoy es compatible con la reducción del déficit que exige Bruselas. Incluso negó que la UE exija nuevos recortes por 8.000 millones de euros. Ante las críticas de Sevilla, utilizó la herencia recibida de José Luis Rodríguez Zapatero. «Su modelo es de paro y destrucción de empleo», afirmó. El tono entre ambos fue bronco.

El exministro socialista le recriminó que esa «España va bien» de la que presume no llega a los ciudadanos, sostuvo que los trabajos que se crean son precarios y mal pagados y que ahora trabajan menos personas que cuando Rajoy llegó a la Moncloa. También descalificó su promesa de bajar impuestos, que calificó de «electoralista».

El coordinador de IU aseguró que el modelo neoliberal del PP «basado en los bajos salarios, los recortes y la austeridad fiscal» ha fracasado. Garicano empleó un tono pausado y quiso situarse fuera de los rifirrafes, con el riesgo de perder relevancia, aunque puso sobre la mesa el enorme despilfarro de recursos que ha supuesto la corrupción y acusó directamente al PSOE y el PP de haber fomentado el ascenso del populismo.

Sevilla interpela a Garzón

Sevilla marcó distancias con Garzón al incidir en las contradicciones entre las propuestas de Podemos y el PCE, ya que este partido defiende la salida del euro. Por ello, preguntó en dos ocasiones al comunista Garzón si el programa de Unidos Podemos es compatible con la moneda única europea. Además, le hizo corresponsable de que no haya un Gobierno del cambio y alertó del riesgo de división que corre España.

El líder de IU le contestó que el proyecto de Unidos Podemos contempla la permanencia en el euro, y en ambas ocasiones le respondió que no se equivocara de enemigo, que es el PP. De Guindos contraatacó recordándole los ingentes recortes que ha hecho sus «amigos, compañeros de ideología de Syriza» en Grecia. «Una cosa es predicar y otra dar trigo», concluyó. Garicano también descalificó la propuesta de gasto desmesurado de Unidos Podemos.

De Guindos se queda solo en la defensa de una bajada de impuestos pese al desvío del déficit

Diseñado con un modelo anglosajón, con intervenciones cruzadas, el debate de economía dejó claro que el PP, con el aliento de Bruselas en el cogote, concurre a estas elecciones con una apuesta clara por perseverar en el ajuste fiscal y el cumplimiento del déficit como garantía para seguir creando empleo. El ministro en funciones Luis de Guindos se quedó solo contra tres. Y el debate arrancó con Luis Garicano, de Ciudadanos, que puso encima de la mesa como primera medida un gran pacto nacional por la educación; Alberto Garzón, de Unidos Podemos, sostuvo que su primera decisión sería un plan de inversión y desarrollo para cambiar el modelo productivo, y Jordi Sevilla, del PSOE, arrancó con dos propuestas: un plan de emergencia social, que cubra ingresos mínimos, y la derogación de la reforma laboral para que el crecimiento llegue a todas las capas sociales. El análisis sobre la realidad y las alternativas para combatir el desempleo, el problema que más preocupa a los españoles, volvió a evidenciar la distancia del PP respecto al resto; enrocado en su negativa a reconocer la precariedad del mercado de trabajo, Luis de Guindos insistió en que la economía española está cambiando ya el modelo productivo, con menos presencia de la construcción, y un peso creciente de las exportaciones y del sector exterior.

Las recetas contra el paro

En el mercado de trabajo, Ciudadanos puso encima de la mesa la necesidad de un contrato único que rompa con la dualidad entre indefinidos y eventuales; Jordi Sevilla, del PSOE, una renta de inserción social para los parados de larga duración, y Alberto Garzón, de Unidos Podemos, derogar la reforma laboral, punto en el coincidió con los socialistas.

En materia fiscal, el PP volvió a quedarse en solitario, al ser la única fuerza del debate que defendió la posibilidad de bajar ahora los impuestos para crear puestos de trabajo. De Guindos planteó la rebaja del IRPF, algo que Ciudadanos considera que debe posponerse al incumplirse el objetivo de déficit que marca Bruselas. El PSOE propuso mantener la fiscalidad de las rentas medias, y subir las altas. Y Unidos Podemos abogó por actuar por la vía de los ingresos: que paguen más los que más tienen, tanto en renta como en el impuesto de sociedades.

El futuro del sistema de pensiones volvió a enfrentar al PP con el resto de fuerzas políticas; los socialistas apuestan por un impuesto específico para financiar las pensiones en un futuro, como ya existe en otros países, y eliminar las bonificaciones que merman los ingresos de la Seguridad Social, un planteamiento que no secundó Ciudadanos, que abogó por fortalecer el sistema por la vía de salarios más dignos con un país mejor formado y más productivo. De Guindos advirtió que las pensiones están garantizadas, que hubo problemas por la pérdida de afiliados, tendencia ya corregida y que permitirá que el fondo de reserva vuelva a crecer, pero que la sostenibilidad puede estar en entredicho por cuestiones demográficas.