Negociaciones bajo vigilancia

ELECCIONES 2016

22 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

De vez en cuando conviene recordar lo obvio para no perder la perspectiva de las cosas. España tiene un sistema parlamentario, no presidencialista, aunque hasta ahora, y en la práctica, haya funcionado casi como tal. Quiere esto decir que los ciudadanos eligen a sus representantes en la cámara legislativa, y son estos quienes deciden el presidente. Es decir, lo que cuentan son las mayorías parlamentarias. Y esas hay que trabajárselas sobre un espacio político compartido y el respeto a la voluntad general de los españoles. Es decir, es falaz el argumento de que solo la lista más votada está legitimada para gobernar. Pero tampoco es de recibo cualquier amalgama de partidos para acceder al poder. Entre otras razones porque no basta con sumar los apoyos suficientes para superar la investidura. Después hay que gobernar, y eso son palabras mayores. La estabilidad por la que abogaba ayer Rajoy es un valor importante. Pero también lo es que los españoles, al dejarlo en minoría, han apostado por un cambio que él en ningún caso puede representar.

El proceso de negociaciones que ahora se abre será largo y complicado, puede deparar más de una sorpresa y pondrá a prueba la capacidad de diálogo de los partidos, eso que todos han venido reclamando en los últimos tiempos. Y fijar líneas rojas no es un buen comienzo. Hace falta voluntad de entendimiento sobre los objetivos, porque las condiciones previas son una condena al fracaso.

Pero si las negociaciones entre partidos van a ser difíciles, no lo van a ser menos las intrapartido, como demostraron ayer Aznar, que ya afila el cuchillo de la venganza sobre Rajoy, y los barones socialistas, decididos a vigilar estrechamente la hoja de ruta de Pedro Sánchez. Porque la sombra de Susana Díaz sigue siendo alargada.

en la frontera