Joaquín García Díez: «Muchos en Madrid no saben que la provincia de Lugo tiene mar»

Mariluz Ferreiro LUGO / LA VOZ

ELECCIONES 2016

OSCAR CELA

Se confiesa «llorón», fue portavoz de Pesca en el Congreso, y le pidió a la infanta Elena que le pusiera Froilán a su hijo

17 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«La jardinería me va fenomenal para la cabeza y fatal para la espalda». La música es otro refugio. Clásica y no tanto. Entre sus tesoros, el disco Abbey Road. Joaquín García Díez (Ferrol, 1954) es el candidato del PP al Congreso en Lugo.

-Nací en Ferrol porque mi padre era director del instituto de entonces. Después lo destinaron a Madrid a montar la inspección de enseñanza media. Estuve allí hasta los doce años, cuando viví el episodio más triste de mi vida.

-¿Cuál?

-Cuando yo tenía doce años me quedé huérfano. Mi padre en enero y mi madre en agosto. Éramos cinco hermanos. Mi abuela, que fue mi segunda madre, nos buscó un internado. Estudié en Vigo, interno, en los jesuitas. La Navidad, la Semana Santa y el verano los pasábamos con mi abuela en Monforte. Mi hermana pequeña tenía cinco años y fue adoptada por sus padrinos. Después estudié Biología en Santiago.

-¿Por qué eligió Biología?

-Mi padre era catedrático de Latín y Griego. Al quedarte sin padres te falta la referencia. Te dejas influenciar por personajes populares y entonces estaba Félix Rodríguez de la Fuente. Hice la rama de Ecología. Estuve un tiempo en el Departamento de Ecología. Luego no encontraba trabajo y me apuntaba a lo que salía.

-¿Y qué salía?

-Di clases en un colegio en A Coruña y a alumnos de Veterinaria en Lugo... Un día vi un anuncio en el que se buscaban biólogos, farmacéuticos... Pero era para ser visitadores médicos. Nos citaron en un hotel. Habría mil personas para siete plazas. Hicieron una criba y no encerraron a cien en un hotel de Madrid con pruebas psicológicas y simulacros de ventas. Saqué el número uno. Pero no estuve mucho tiempo en ese trabajo. Me presenté para unas plazas de biólogo en el Inludes, un organismo de la Diputación de Lugo. De ahí ya salté a la política.

-¿Por qué da ese paso?

-En mi trabajo tenía contacto con agricultores y ganaderos. Llevaba una línea de ayuda al campo. El presidente de la Diputación pensaría: «Este tío tiene cualidades». Me propuso para el primer Gobierno de Fraga. Me nombraron secretario general de Agricultura cuando Romay Beccaría era conselleiro. Estuve casi dos años.

-¿Por qué no siguió?

-Me iba todos los días a las seis y media de la mañana y volvía a las diez de la noche. Las niñas eran pequeñas, intentaba echar una mano en el negocio de mi mujer... Si hubiera seguido habría acabado con mi vida de pareja. Mis hijas me veían en la tele. Yo salía en el programa O Agro y le decían a mi mujer: «Mami, mira Quin».

-Y lo dejó.

-Fraga era difícil de convencer, pero en Lugo me hicieron un hueco en la lista de las municipales. Tomás Notario era el candidato y yo el número tres. Fui teniente de alcalde de Medio Ambiente y de Economía. El partido decidió que me presentara a las siguientes como candidato. Salí elegido alcalde de Lugo por mayoría absoluta. He sido el único del PP.

-¿Cómo recuerda esta etapa?

-Impulsamos la Muralla como patrimonio de la Humanidad, iniciamos la peatonalización del casco viejo y recuperamos el río Miño, que era una escombrera. Me encantó lo del Miño. Me gustan los paisajes. Me encantan la parte oeste de Inglaterra y la campiña francesa. Ya no solo el paisaje, los pueblos que han conservado su esencia. Aquí nos los hemos cargado todos. La web de La Voz tiene un apartado dedicado a las chapuzas. A mí me sonroja. Necesitamos educación.

-Peatonalizar calles no siempre es popular al principio.

-Una asociación de comerciantes vino con un notario a decirme: «Lo vamos a hacer responsable subsidiario de la ruina de nuestros negocios». Después estaban encantados. Fue una etapa bonita. Intenté promocionar Lugo, también con la infanta Elena y con Jaime de Marichalar. Cada visita era una campaña de publicidad. Mantengo relación con ellos. Cuando nació su primer hijo me atreví a pedirles que le pusieran Froilán. El rey Juan Carlos me decía: «Soy el único que le llama Froilán».

-¿Por qué no siguió su carrera municipal?

-No he querido hablar públicamente de eso, pero el proyecto que pretendía desarrollar generaba desencuentros con personas de mi partido. No quería sentirme prisionero de otros ni verme obligado a hacer cosas que no estaban en mi proyecto.

-Está siendo elegante, pero se refiere usted a Cacharro.

-Cuando falleció, escribí un artículo recordando que había entrado en política por él y que habíamos discrepado. Cuando vi que no había feeling preferí retirarme. No sirvo para pelearme con los míos. Me hubieran gustado cuatro años más. Estos puestos en los que se administra dinero público, como presidente, ministro o consejero, deberían tener un límite de mandatos.

-Tenía buena relación con Fraga.

-Fraga es irrepetible. Los que lo conocían poco creían que era un hombre brusco. Yo creo que era muy tímido y se protegía con esa aparente brusquedad. Tenía una gran cultura. Nunca le escuché repetir una anécdota. Y se emocionaba con frecuencia. Yo también soy llorón, cuando me toca la vena tengo que tragar saliva. No es malo ser sensible y no disimularlo.

-Y en el Congreso, Pesca.

-Al principio me decían: «¿De Pesca y de Lugo? Será de Vigo». Mucha gente en Madrid no sabe que la provincia de Lugo tiene mar. Cuando llegué me preguntaron qué comisiones prefería. Dije Discapacidad, Tráfico y Agricultura. Me llamó Ana Pastor y me dijo: «Vas a ser portavoz de Pesca». Yo respondí: «Si yo no tengo ni idea». Me dijo que aprendiera.

-¿Y aprendió?

-Es un mundo complicado tiene hasta su vocabulario. Debes buscar tu proyección y no limitarte a estar en el escaño aplaudiendo, abucheando y votando. Decidí recorrer los puertos de España en días en los que no hubiera pleno. El colectivo de la pesca tiene muchos problemas y es muy reivindicativo.

-¿Qué le parece lo de la casta?

-Nunca me han gustado las etiquetas. Se ha generado un ambiente de corrupción generalizada. Me repele que me metan en el mismo lodo. Incidimos en esos casos y no contamos los casos de ejemplaridad, que los hay.

De todo un poco

-Una asignatura que se le atascara.

-El latín. Lo de rosa, rosae...

-Un viaje pendiente.

-Navegar en barcaza por el Canal du Midi, en Francia. También ir a Cuba y hacer todo el Camino.

-Un político que no sea de su partido.

-Margaret Thatcher. Me recuerda a Fraga, con una personalidad cautivadora. Tuvo que tomar decisiones complicadas.