Intercambio de golpes, ¿y de ideas?
Sánchez se enconmendó a Bárcenas y a los problemas de «la gente». Rajoy a los datos. El debate no tuvo mucha intensidad más allá del combate sobre la corrupción. Pedro Sánchez sacó partido del intercambio de golpes, pero ninguno de los dos sobresalió en el de ideas. Rajoy reprochó en numerosas ocasiones al líder socialista la herencia supuestamente legada al PP por el Gobierno de Zapatero. E intentó desmontar alguna de las propuestas estrella por el actual secretario general del PSOE al decir que trasladar el Senado a Barcelona «es una frivolidad». Tuvo algún otro acierto, como el afear a su rival su afición por los «esloganes». Pero en general dio la razón a los que dijeron que había hecho bien en no acudir -por su interés- al debate a cuatro del lunes 7. Habría sufrido mucho. Sánchez entonces no salió bien parado, hoy se perfila como ganador en varias votaciones online. No podremos saber lo qué dicen las encuestas demoscópicas. La ley, tan anacrónica en este aspecto como el debate de la Academia en lo formal, prohíbe su difusión.
Los dos grandes ausentes
Las encuestas no solo pronostican un escenario inédito en el sistema político español, con cuatro partidos con decenas de escaños y notable protagonismo en el próximo Congreso. También describen que hay una gran bolsa de votantes aún indecisos o que ocultan para quien será su sufragio. Cualquier escaño puede resultar determinante en el reparto parlamentario de fuerzas. Y tanto el PP como el PSOE, que antes competían casi en exclusiva por el apoyo de los votantes de centro que hasta la fecha han determinado quien ganaba las elecciones, ahora ya no están solos. Nadie mencionó en el cara a cara moderado por Campo Vidal a Ciudadanos y a Podemos. En cierta forma fue un debate de ficción, el epílogo del bipartidismo y, por lo visto en la televisión, también el síntoma de su declive. Curiosamente, ambos candidatos -Rajoy y Sánchez- coincidieron en usar la palabra cambio en su mensaje final. No son ellos, sino Albert Rivera y Pablo Iglesias, que hurgaron en la herida de PP y PSOE comentando el debate en LaSexta, los que lo simbolizan.