«Vivimos un tiempo de líderes de plastilina, moldeables»

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto LUGO / LA VOZ

ELECCIONES 2016

Óscar Cela

Para Rosa Díez, fundadora de UPyD, es un momento de «política líquida», en el que el mérito está en cantar o ir en globo

12 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice que tiene un amigo que afirma que los militantes de UPyD son como los marines, porque no todo el mundo puede serlo por lo exigente que es este partido. Rosa Díez (Vizcaya, 1952) hablaba en la tarde de ayer en Lugo de esta «campaña extraña», que su partido desarrolla con el esfuerzo económico de los afiliados, al mismo tiempo que se difundía la noticia del mortal atentado en el entorno de la embajada española en Kabul y ella intentaba ponerse en contacto con la vicepresidenta del Gobierno. Para una mujer «crecida en la dificultad», que sabe lo que es «defender la libertad en tierra hostil», el ninguneo mediático al que cree que está sometido su partido y las deserciones son solo accidentes que hay que superar. En Galicia siente que la expectativas políticas de UPyD son positivas aunque no lo sean las electorales. Como Camus, al que cita, es de las que cree que «los resistentes tienen la última palabra». Incluso cuando en campaña la Junta Electoral «sabe que no se está cumpliendo» la ley del 2011.

-¿Que queda en la Rosa Díez que está hoy de campaña en Galicia de la Rosa Díez socialista en los años de plomo en el País Vasco?

-Lo esencial permanece. Siempre he tenido pasión por la libertad y la he defendido en tierra hostil. Aprendí a hacer política con mis padres (mi padre estuvo condenado a muerte). He crecido en la dificultad.

-Dice que es una campaña extraña...

-Desde el punto de vista de la comunicación política se hace en clave de espacios de entretenimiento, de tertulias de tarde, del divertimento. Los medios de comunicación han decidido excluir a UPyD porque han decidido ofrecer a los ciudadanos un menú de cuatro platos. Han considerado que lo importante es quién juega al futbolín, quién baila o va en globo; es como un gran circo, en el que se excluye a fuerzas parlamentarias y llevan a otras que están en las encuestas.

-¿Por qué tantas fugas en su partido, la más reciente la de la eurodiputada Teresa Giménez?

-La mayor parte de la gente que se fue, se fue antes, cuando nuestras expectativas electorales empezaban a caer y se produjo el mal resultado en las elecciones andaluzas. Es curioso: los que nunca habían tenido protagonismo, lo tenían al irse. Hay gente que viene al sol que más calienta cuando las cosas van bien; eso nos ha pasado con algunos notables: vinieron para ser diputados. Es una actitud de transfuguismo que califica al que se va y al que lo acoge. Es el caso de la diputada europea.

-¿Cómo ve el momento político?

-Vivimos un tiempo de política líquida, sin solidez, sin consistencia, en el que se impone decir lo que el otro quiere escuchar. Es un tiempo de líderes de plastilina, moldeables.

-Hay quien cree que en UPyD hubo un problema con su hiperliderazgo...

-Yo no creo que existiese ese hiperliderazgo, sino un equipo muy compartido siempre. He sido una de las líderes naturales del partido y no soy producto de diseño y márketing. Cuando han querido atacarnos, como no encontraban por qué hacerlo, trataron de atacarme y lo único que podían decir es que era una mandona. Este es un país bastante misógino: cuando se trata de un hombre, es un líder; si es una mujer, es una mandona. Mucha gente me dice: «A ti te han querido hacer un Suárez»; y yo digo que no; es algo inédito, porque Suárez tenía poder, nosotros no.