«Había que tirarse a esta piscina»

mariluz ferreiro VIGO / LA VOZ

ELECCIONES 2016

M.MORALEJO

Implicada en varias asociaciones y oenegés, Dolores Galovart Carrera, cabeza de lista por el PSOE en Pontevedra, ahora hace un paréntesis como jueza de familia para lanzarse a la política

12 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En Rey Bouba, en Camerún, hay un pozo de agua de 25 metros de profundidad. Se llama Lola. Es por Dolores Galovart Carrera (Huelva, 1955), cabeza de lista del PSOE en Pontevedra para el Congreso. Ella y su marido, Ventura Pérez Mariño, forman parte de la oenegé Pozos de Agua Mayo Rey. Galovart dice que disfruta con intensidad de las cosas sencillas, como estar con sus hijos, pasear por Aldán, o hablar sobre Pedro Páramo en el club de lectura. Porque el día de hoy es «el último o el primero».

-Está implicada también en la oenegé A las 5. ¿Por qué A las 5?

-Porque la íbamos abrir a las 5. El nombre no estigmatiza. Es una bocatería solidaria que es como una cafetería normal. Manejamos el concepto de dignidad.

-¿Cree que hay políticos que ignoran esa realidad?

-Habrá de todo. Políticos que estén a pie de calle y otros que no vean la miseria desde su ventana.

-¿Por qué estudió Derecho?

-Mi abuelo era funcionario de juzgado. Mi padre era abogado. Venía bastante dado. Pero en el franquismo a muchos jóvenes nos parecía que hacer Derecho era una forma de luchar contra esa dictadura. Había despachos laboralistas, se creaban juzgados para mujeres... Yo estaba en las filas del antifranquismo. Me dedicaba a estudiar y a la lucha clandestina. Cuando eres joven y tienes convicciones tienes miedo a pocas cosas. Aunque cuando ibas a una manifestación y podían venir los grises no era ninguna broma. Los que formábamos parte de un partido político estábamos dispuestos a ir a la cárcel.

-¿En que partido estaba?

-En el Movimiento Comunista, a la izquierda del PC. En la transición vimos que la democracia interna del partido era un horror. Muchos no salimos. Eran partidos organizados para la clandestinidad Yo fui antifranquista, no de extrema izquierda. Estuve ahí como podía haber estado en otro lugar. Ahora lo piensas y dices: «¡Madre mía, qué burradas!». Éramos maoístas, qué horror. Decía un guerrillero de Guatemala que fue ministro: «Menos mal que no ganó la guerrilla porque hubiera sido un horror». Yo digo: «Menos mal que hubo la transición y que nos entendimos todos».

-Algunos dicen que es necesaria una segunda transición.

-Sí. La Constitución es un cheque de libertades, de sanidad y educación públicas... Eso se ha recortado. Es necesario reformarla. Arregló muchos problemas, el papel del Ejército, de la soberanía popular... Pero otros temas no se han resuelto, como el la estructura territorial y el blindaje de los sistemas públicos, que están al vaivén de las políticas de recortes a costa de los más débiles.

-¿Cómo fue su etapa de abogada?

-Mi primer despacho lo montamos una amiga y yo. Fue un despacho para mujeres. Los anticonceptivos estaban prohibidos, el divorcio no existía... La situación de la mujer, salvo el voto y poco más era mala.

-¿Por qué ha dado este paso?

-He dejado de quejarme de que las cosas están mal para pensar qué es lo que puedo hacer. Siempre me gustó la utilidad social, he estado en asociaciones de mujeres, oenegés... Desde mi profesión he intentado arreglar conflictos. Esto es intentar ser útil a lo bestia. Había que tirarse a esta piscina. Me tiro con manguitos, tengo mi profesión, dentro de cuatro años volveré a mi juzgado de familia. Si tuviera un despacho de abogados o una empresa no me tiraría a la piscina, porque no podrías.

-Están los que hablan de casta.

-Una cosa es criticar la política que se ha hecho y otras decir que los que se dedican a la política son una casta. Yo participo en política porque creo que los ciudadanos debemos estar ahí. La palabra casta es impactante, pero hay que tener cuidado. Desprestigias la política y sin política no hay transformación.

-¿Le sirve la experiencia de su marido como diputado y alcalde?

-Hay que intentar hacer cosas aunque no te salgan como quieres, pero no te puedes ir a la cama diciendo no lo he intentado. Fue estupendo haberlo intentado.

-Renunció como vicevaledora do Pobo porque el valedor cargó contra la ley de dependencia. No parece una candidata cómoda.

-Cuando el partido opta por una persona independiente elige a alguien con otros parámetros. Es algo muy generoso. Pero yo estoy de acuerdo con el programa del PSOE, soy socialdemócrata y este es el partido útil para ayudar al cambio. El PSOE es un partido maduro, que no viejo.

-No faltan voces que critiquen que los jueces entren en política.

-Los jueces tenemos derecho a participar en la vida política, otra cosa es la vuelta. Yo soy jueza de familia y no hay ninguna incompatibilidad, no voy a juzgar a nadie por hechos políticos o económicos. Para un juez que pertenezca a otro tipo de juzgado o a la Audiencia Nacional hay causas de abstención y de recusación. Habría que concretar más esas causas.

-¿Está la justicia politizada?

-La primera línea de jueces entramos por concurso y trabajamos con una conciencia de servicio público. Pero hay un politización de las líneas de arriba, las que están nombradas por partidos políticos. Cuando se decide un asunto importante se sabe más lo que va a pasar porque hay una mayoría conservadora o progresista. Tiene que cambiar. Yo prefiero que sea el Congreso nombre los altos cargos judiciales tras una selección previa por parte de los propios jueces.

-Ciudadanos considera que el hombre está discriminado en la ley contra la violencia machista.

-Se llaman Ciudadanos. ¿Y las ciudadanas? Hay un error conceptual. Decir que se discrimina al hombre en la ley de violencia de género es otro un problema conceptual, en el 90 % de los casos las víctimas son mujeres. Es una burrada, como legalizar la prostitución. Nunca votaría a Ciudadanos por esa concepción de las mujeres, no necesito ver más programa.