La «mera plataforma electoral» del televisivo Suárez

ELECCIONES 2016

El expresidente Adolfo Suárez rechazaba en la antesala de la campaña de las elecciones generales de 1982 que el proyecto de su partido, el CDS, tuviera solo como horizonte el 28 de octubre, el día de la cita con las urnas

09 dic 2015 . Actualizado a las 08:45 h.

Adolfo Suárez dejó la presidencia del Gobierno el 25 de febrero de 1981. Solo unos meses más tarde abandonó la UCD, el partido que había fundado y con el que había llegado a ganar, con mayoría simple, dos elecciones generales, las de 1977 y 1979. Pero no dejó la política. Fundó una nueva formación política, el CDS. Y emprendió una apresurada carrera para poder competir en la cita con las urnas del 28 de octubre de 1982. 

El joven partido celebró su congreso constituyente apenas 25 días antes de la jornada de votaciones. Y lo hizo rodeada de incertidumbre y de cierta polémica. Muchos creían que las siglas eran un simple paraguas temporal para Suárez. Y que se trataba de una plataforma electoral sin ideología ni estructura solo nucleada por la figura del exjefe del Gobierno, que aunque había sufrido un gran desgaste en su segunda legislatura como presidente, aún conservaba cierto tirón popular.

La Voz recoge que el partido no tenía bases ideológicos y no había aprobado aún su programa. Y que Adolfo Suárez esperaba conseguir en las elecciones «un resultado aceptable». ¿Lo logró? Pues el CDS obtuvo 604.309 votos y dos diputados. El discreto resultado no fue un obstáculo para la supervivencia de un partido que entonces, el 3 de octubre, era una «aventura difícil» que implicaba un «alto grado de generosidad».

«Ni mitin ni parlamento: tertulia»

Pese a la debilidad del CDS y el mal resultado de Suárez en la cita con las urnas, en la antesala de aquella campaña se consideraba al expresidente como un rival a respetar. Esto escribía Lorenzo Contreras en una crónica política publicada cuatro días antes: «Adolfo Suárez dio anteanoche la medida de sus reconocidas posibilidades y aptitudes para cautivar ante las cámaras televisivas. Es su terreno ideal. Ni mitin ni parlamento: tertulia y, a ser posible, con algo de "pique" espontáneo o provocado».

El texto también recoge cierto viraje a la izquierda del duque. Y que los corresponsales extranjeros estaban sorprendidos con la «extremada moderación» de Felipe González, empeñado en mostrar al mundo una imagen «profundamente tranquilizadora».