Las políticas gallegas exigen no ser noticia

ELECCIONES 2016

Las candidatas abogan por la igualdad real aunque aún ven necesarios los porcentajes mínimos de rostros femeninos marcados por la ley. Desde Baiona se manifiesta una política embarazada: «Mi estado no influye en la campaña»

22 may 2015 . Actualizado a las 20:14 h.

Resta mucho por hacer para lograr la igualdad real. Pero es indudable que respecto al 2011 más mujeres se han decidido a situarse en la primera línea política. Del total de 1.198 candidaturas que optan el domingo a los 314 concellos gallegos, 261 (el 21,7 %) están encabezadas por féminas, una presencia aún insuficiente pero que supone un avance respecto a los anteriores comicios, cuando solo 183 listas tenían mujeres en primera línea.

El progreso, en cualquier caso, es desigual según comarca o provincia. En Ourense, por ejemplo, ninguna mujer opta a la alcaldía en más de la mitad de concellos. Sin embargo, y sin salir de la provincia, hay algún municipio, como Oímbra, donde los tres partidos (PP, PSOE y BNG) llevan a una mujer como cabeza de lista. En la provincia de A Coruña, Muros es otro caso significativo con tres de cuatro listas con féminas en el puesto de salida.

«Eu creo que si máis mulleres deran o paso, o resto se animaría», se muestra convencida Caridad González, la actual alcaldesa y candidata socialista en esta localidad barbanzana, quien ya ve superada su inicial etapa en el Consistorio cuando su condición femenina sí le supuso alguna dificultad. «O principio foi máis duro porque a xente non estaba acostumada a ver a unha muller nun posto de relevancia. Íamos sempre en segunda liña. Eu sufrino porque abrían a porta e querían falar co alcalde, agardaban a un home. Cando vían a unha muller tiñan menos confianza, pero agora xa é distinto», asegura.

Las tres candidatas al Ayuntamiento de Muros coinciden en que la mayoritaria presencia femenina en este municipio es simple casualidad y no esconden su cansancio porque este tema siga siendo noticia. «O triste é que haxa que valoralo», asegura la popular María Inés Monteagudo.

Tienen claro la necesidad actual de mantener el porcentaje de mujeres marcado por la ley de paridad aunque aspiran a superarlo rápidamente. «As porcentaxes son, polo de agora, necesarias e beneficiosas pero perseguindo que nalgún momento xa non sexan precisas e se chegue á igualdade de maneira natural. Eu creo que o número de mulleres non habería que impoñelo. Na nosa formación, por exemplo, non temos listas cremallera (lista electoral en la que hombres y mujeres ocupan puestos alternos) e na candidatura de Muros máis do 50 % son mulleres. A normalidade é o mellor para todos», añade María Xosé Alfonso Torres, la alcaldable por Compromiso por Galicia. «O número de homes e mulleres debería depender da capacidad de cada un», agrega la socialista Caridad.

El único competidor que tendrá en las urnas, Manuel González, del BNG, se muestra orgulloso de que Muros destaque por la presencia femenina en las urnas y, como ejemplo, también sitúa la candidatura nacionalista, en la que de 13 nombres, 6 son mujeres. «Pero, isto non é unha confrontación de xéneros, so de ideas», puntualiza.

La paridad o no de las nuevas formaciones

El debate sobre la igualdad de las mujeres en la política volvió a primer plano en las últimas semanas cuando el propio Pablo Iglesias reconoció que, pese a lo que pregonan los estatutos de Podemos, la formación aún tiene una cuenta pendiente con el tema. De hecho, solo dos de los 13 candidatos en las elecciones autonómicas de este domingo son mujeres. ¿Nueva oportunidad perdida? La candidata popular en Muros, María Inés Monteagudo, tiene claro que, sean nuevos o ya decanos, los partidos siguen el mismo patrón. «Os partidos novos son máis do mesmo. Rapidamente asumiron un rol estandarizado; as súas cabezas son todos homes. Non vexo ningún cambio neste sentido. Apoian en teoría a igualdade pero na practica están igual que os demais. O hábito se ten que romper a base de xeitos cotidianos. No ámbito máis cercano é onde se poden modificar as cousas», reflexiona.

¿Cómo dar nuevos pasos?

La falta de unos horarios racionales y de mayores medidas de conciliación sigue pesando como el principal hándicap para que la mujer pase de forma mayoritaria a la primera fila política. «Uno dos principais factores que aínda xoga en contra é que as mulleres asumimos voluntaria ou involuntariamente moitas cargas familiares e nos custa delegar», apunta María Xosé Alfonso Torres, candidata de Compromiso por Galicia en Muros. «É necesaria unha maior corresponsabilidade nas cargas familiares así como fomentar a participación activa das mulleres nos distintos ámbitos. É fundamental ter un efecto demostrativo, é dicir, dar a coñecer a actividade das mulleres, por exemplo, no campo asociativo», incide la popular María Inés Monteagudo.

«Aínda padecemos unha falta de confianza e de referentes. Creo que as mulleres temos que crer en nós, saber que somos capaces e que é verdade que hai que dividir as labores», puntualiza Caridad González, quien pone su propia trayectoria como ejemplo. «Marqueime un itinerario, non tiven maiores problemas», apunta.

Sobre el si comparte esa opinión de que la presencia de las mujeres se suele reducir en los Ayuntamientos a las carteras del área social o cultural, la socialista también contrapone su experiencia. «Cando comecei en política, o meu primeiro cargo foi o de concelleira de Obras e Urbanismo», concluye Caridad.

Las mamás políticas

Hasta no hace tanto el perfil mayoritario de la alta mandataria política era el de una mujer sin hijos o con ellos ya criados, algo que también se invirtió hace años. Aún así, los embarazos en candidatas no dejan de ser noticia, máxime tras la gestación de Susana Díaz en un largo año electoral. De la presidenta andaluza se llegó a cuestionar si su embarazo en campaña era un activo, si podría llegar a utilizarse para ganar votos, algo que una de las políticas gallegas también embarazada rechaza.

María Iglesias, actual concejala de Cultura en Baiona y número 3 en la lista popular a los comicios del domingo afrontó la contienda electoral con un embarazo de 7 meses, un estado que, sin embargo, no le impidió afrontar la campaña «igual que mis compañeros; lo llevo magníficamente bien», aclara. «No creo que influya ni positiva ni negativamente, únicamente en que estás más positiva, más enérgica, al menos, en mi caso», aclara la edila de 31 años.

«Susana Díaz es un caso aparte porque es una persona muy mediática y todo lo que diga es noticia pero, sacando esa excepcionalidad, el embarazo de una política no debería ser noticia, tiene que ser normal», insiste. «No creo que influya a la gente a la hora de votar. Otra cosa es que te traten, tanto los ciudadanos como los compañeros de partidos, con mayor delicadeza. Sí que he notado esa mayor protección pero, por lo demás, todo ha sido igual», aclara la futura madre primeriza.

La política no rehúye hablar de un debate que siempre rodea a las políticas, el de la pronta reincorporación al trabajo, incluso, en ocasiones, y como en el caso de Soraya Sáez de Santamaría, sin haber cumplido las primeras seis semanas tras el parto. María Iglesias no duda ante la polémica: «Yo creo que es una decisión personal y nadie se debería meter, sobre todo, porque la baja maternal es un derecho que tiene la mujer, no una obligación. Según las circunstancias o el tipo de trabajo se podrá coger de una manera u otra. Lo cierto es que yo, como política, tengo una responsabilidad añadida y entiendo que, aunque esté de baja, no puede desvincularme 100 % de mi trabajo. En mi caso decidiré sobre la marcha. Pero coja o no coja la baja maternal lo que sí te aseguro es que voy a estar pendiente de mi trabajo», explica la joven edila.

Sobre la presencia de las mujeres en la política, ella también ansía normalidad. «Entiendo que si no está marcado por ley habría gente que no contemplaría llevar a una mujer en las listas. Es una forma de proteger que estén en esos puestos. Aún así, muchas veces la ley de paridad no es justa, no siempre debe estar el 50 % de mujeres y hombres. Para mi deberían estar las personas más válidas, no discriminar al hombre ni a la mujer. No debería hacer falta ese tipo de legislación. Lo justo sería que de forma innata los seres humanos tuviésemos ese respeto», concluye.