El arte de la hipocresía y el teatro de la política

Tino Novoa EN LA FRONTERA

ELECCIONES 2016

09 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los políticos han convertido la política en una pantomima en la que importa más la apariencia que la realidad. Susana Díaz adelantó las elecciones por puro interés personal, no porque fuera necesario para Andalucía. Nada nuevo, nada que no hayan hecho otros antes cuando les ha parecido oportuno. Y si a Rajoy no le conviniera agotar la legislatura, no lo haría. Eso sí, cada uno es responsable de sus actos y de sus consecuencias. Susana Díaz carece de mayoría absoluta, y por lo tanto tiene que negociar los apoyos a su investidura. Ser la más votada, incluso con holgura, no le garantiza la investidura. Y lo sabe, aunque se haga la indignada. Para ganársela debe ceder y ello conlleva atender los intereses de los otros, que a menudo chocan con los propios. Es el precio a pagar por un sistema que, pese a las críticas, es más respetuoso con la diversidad de la sociedad que otros, como el británico, en el que con un 37 % de los votos un partido se lleva el 51 % de los escaños. Pero el pluralismo no puede servir de excusa para secuestrar las instituciones con variopintos argumentos que nada tienen que ver con la realidad. Nadie mueve ficha en Andalucía porque teme que le perjudique el día 24. Aunque una cosa nada que tenga que ver con la otra. Un cinismo fruto de la lógica perversa con la que se afrontan los pactos en España. Y la muestra de que todos necesitan un curso acelerado de cómo negociar, para evitar que las instituciones se paralicen a partir después de las elecciones.