Sánchez reitera el no a Rajoy mientras intenta contener el asedio de los barones

Paula de las Heras COLPISA

ELECCIONES 2016

Atlas TV

Mantiene su rechazo a convocar ya el congreso en el que podría ser sustituido

30 dic 2015 . Actualizado a las 11:09 h.

Ni siquiera compareció él para responder al último ofrecimiento de Mariano Rajoy. Pedro Sánchez delegó en su número dos, César Luena, para que, en una rueda de prensa en la sede del PSOE, reiterara su no sin matices a la investidura de cualquier dirigente del PP. Ese es un asunto que los socialistas dan por amortizado. No hay nadie que defienda otra postura, ni críticos ni oficialistas. Y el secretario general de los socialistas sabía que ponerse ante las cámaras solo serviría para tener que hablar de la guerra que se vive en su partido.

Cuando hay batalla es habitual que el líder se sirva de su escudero. Son los secretarios de organización quienes enseñan los dientes y vierten advertencias, así que fue Luena quien, tras justificar su postura institucional -«Rajoy es inmovilismo, imposición y desigualdad»-, bajó al barro de lo orgánico. Ni un paso atrás. La amenaza (nunca formulada en voz alta) de forzar la convocatoria de un nuevo comité federal extraordinario para poner ya la fecha del próximo congreso del partido no ha hecho a Sánchez reconsiderar su postura. Al contrario.

Intereses de España

Luena se mostró retador. «El congreso será cuando los intereses generales de España así lo aconsejen. Dije orientativamente en primavera y no ha cambiado nada. Los plazos de la dirección siguen siendo los mismos», afirmó. Y algo más: «Ese es el sentir mayoritario de los órganos intermedios del partido».

Esa última referencia no venía a humo de pajas. Los críticos amenazaron el lunes con recoger firmas para poder celebrar el mencionado comité federal -necesitan el aval de un tercio de los miembros, unos 80- y presentarlas si en el plazo de cuatro días Ferraz no daba su brazo a torcer. Pero, incluso en el supuesto de que lo hagan, después tienen que conseguir imponer su criterio, que no es otro que el de que el congreso se celebre en febrero o como mucho en marzo. Y el núcleo duro de Sánchez discute que tengan el apoyo suficiente.

A priori, la fortaleza de los barones amotinados, con Susana Díaz a la cabeza, podría parecer superior porque, aunque sea gracias a pactos con Podemos y otras fuerzas, la mayoría están gobernando y eso siempre aglutina. Los oficialistas sostienen, sin embargo, que no hay ninguna federación que esté unida al cien por cien y están convencidos de tener el apoyo de importantes líderes provinciales. Suficiente, creen incluso, como para aguantar el pulso y ganarlo.

El caso es que el frente de los barones no actúa exactamente unido. El lunes, únicamente el asturiano Javier Fernández afirmó a las claras, en el comité federal, que el congreso tenía que ser «cuando toca», o sea, como mucho en dos meses; el resto titubeó (sin contar a Susana Díaz que no dijo nada del asunto para no quedar señalada como parte interesada). Pero, además, ayer, el valenciano Ximo Puig ya aseguró que eso de que el congreso sea en primavera le parece bien. En su entorno afirman que no se moverá para forzar otra cosa.

Antes de las elecciones

No es el único que matiza su postura. El extremeño Guillermo Fernández Vara dejó claro ayer que tenía dudas sobre la conveniencia de que el partido estuviera recogiendo avales para sus candidaturas a la secretaría general mientras se produce el debate de investidura.

Y al castellano-manchego Emiliano García-Page, partidario de que las cosas se puedan solucionar por la vía del acuerdo, tampoco le parece mal que la cita para renovar o elegir un nuevo liderazgo tenga lugar después del 21 de marzo. Según fuentes próximas, la clave está, en realidad, en que se pueda celebrar antes de que haya unas nuevas elecciones.

Porque los barones creen que, con la condición impuesta a Pedro Sánchez para que no se siente a negociar en ningún caso una investidura con Podemos si los de Pablo Iglesias no renuncian de antemano a la celebración de un referendo en Cataluña, los comicios en mayo o en junio son cosa hecha. Los sanchistas admiten que el pacto no es fácil, pero no arrojan la toalla.

También Ciudadanos descarta entrar en un Gobierno con el PP

Ciudadanos no entrará a formar parte de un Gobierno del PP y se dedicará a hacer una oposición responsable, aunque facilitará la investidura de Mariano Rajoy si el PSOE se abstiene en la votación. Así lo afirmó ayer en Barcelona la presidenta del grupo de Ciudadanos en el Parlamento catalán, Inés Arrimadas, después de que Mariano Rajoy abogase por encabezar un Ejecutivo «de amplio espectro», sin descartar que un socialista pudiera ser vicepresidente o se incorporaran ministros de Ciudadanos.

«No vamos a entrar en un Gobierno que no sea el nuestro, que no lo encabecemos nosotros. Es un Gobierno en el que no creeríamos, no es nuestro proyecto», recalcó. «No queremos sillas, lo que queremos es cambiar España y si no empieza a rodar la pelota, no cambiamos nada».

Por lo tanto, Ciudadanos «va a ser una oposición responsable y sensata que va a impulsar reformas y que va a permitir que España tenga estabilidad política», insistió. «Tenemos ganas de impulsar las reformas que necesita España, y para eso necesitamos que el Congreso comience a funcionar», por lo que Ciudadanos ofrece la abstención de sus 40 diputados si el PSOE también se presta a no obstaculizar la investidura de Rajoy.

Arrimadas pidió al líder socialista, Pedro Sánchez, que decida «si quiere que empiece la legislatura o hacer un acuerdo con partidos que quieren romper España», en referencia a Podemos y a su propuesta de consulta para Cataluña.

«Debe hacer caso a muchos de sus barones que le dicen que llegar a La Moncloa no se puede hacer a cualquier precio», aseveró.