PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos fijan sus posiciones para articular mayorías

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ELECCIONES 2016

Ed Carosía

Los partidos se limitan por ahora a marcar sus líneas rojas, pero ocultan hasta dónde están dispuestos a ceder

24 dic 2015 . Actualizado a las 14:35 h.

La partida será larga y ni siquiera ha comenzado todavía. Los partidos se limitan, de momento, a posicionarse en el tablero, pero esconden las cartas con las que pretenden jugar. Por ahora, la estrategia de todos es situar sus líneas rojas lo más alto posible, conscientes de que cuando llegue la hora de negociar, cualquiera que pretenda alcanzar un pacto tendrá que rebasarlas. Lo que se escucha son discursos de máximos, pero todos acabarán moviendo sus posiciones. Si nadie lo hiciera, lo que hoy parece solo muy difícil, formar Gobierno, se convertirá directamente en imposible y la única salida será la convocatoria de elecciones. Estos los son argumentos y propuestas con los que cada fuerza política se presenta en la casilla de salida de un largo periodo de negociación a cuatro bandas.

PP

Mantener la estabilidad. El objetivo del PP es alcanzar un acuerdo que le permita gobernar con las mayores garantías de estabilidad. Para ello, se dirige solamente al PSOE y a Ciudadanos y excluye a Podemos. Rajoy orilla cualquier mención a lo que le separa de Pedro Sánchez y Albert Rivera, y solo se refiere a lo que les une. A saber, la unidad de España, la oposición al independentismo catalán, el papel de España en el mundo, la unidad en la política antiterrorista y la estabilidad política para no perjudicar a la economía. Su estrategia es presionar al PSOE y a Ciudadanos dando a entender que si no le permiten gobernar estarán poniendo en riesgo esos principios y dando alas a quienes quieren destruirlos. A Rajoy le bastaría la abstención del PSOE y de Ciudadanos para ser investido en segunda vuelta. De momento, tiene garantizada la de los de Rivera, pero parece muy difícil que consiga la de los socialistas.

PSOE

Gobierno de cambio. El PSOE busca encabezar un Gobierno de izquierda con el máximo respaldo parlamentario posible. Sánchez se muestra prudente, consciente de que corresponde a Rajoy dar el primer paso para tratar de formar una mayoría. Pero juega la baza de que solo él puede materializar el cambio por el que, según dice, han apostado los españoles. Se dirige fundamentalmente a Podemos e IU, tratando de evidenciar que, si no le apoyan, estarán incumpliendo el mandato de las urnas y dando opción a que el PP consiga gobernar. Por tanto, el cambio, es decir, echar a Rajoy, estaría por encima de los programas de cada uno. Pero aunque sumara los votos de Podemos, de IU, del PNV e incluso los dos de EH Bildu, siempre necesitaría los nueve de ERC, algo que sería inaceptable para una mayoría del PSOE. Por ello, explorará también otra fórmula. La de lograr el apoyo de Podemos e IU y la abstención de Ciudadanos, lo que la valdría para ser investido. El problema es que Rivera ya ha adelantado que votará contra cualquier propuesta en la que figure Podemos.

Podemos

Presión al PSOE. Podemos no busca tanto el poder como ser decisivo. Anima a Sánchez a intentar un Gobierno de izquierda para mostrar así su fuerza cuando los socialistas se vean obligados a implorar su apoyo. Pero es dudoso que busque un pacto que daría la presidencia a Sánchez, máxime cuando cree que la repetición de las elecciones le beneficiaría. De ahí que plantee hacer presidente a un independiente, aunque sepa que nadie lo aceptaría. Lo que pretende es desgastar al máximo al PSOE poniendo el énfasis en condiciones que sabe inasumibles, como el referendo catalán, para presentar a los socialistas como aliados de Rajoy en la defensa del actual modelo y quedarse como la única fuerza de izquierda por el cambio.

Ciudadanos

Eludir las elecciones. El principal objetivo de Ciudadanos es evitar una repetición de las elecciones que podría ser letal para los de Rivera. De ahí que apele a un pacto a tres bandas con PP y PSOE y se muestre ahora incluso dispuesto a votar a favor de Rajoy. Su principal argumento político ya no es la necesidad del cambio y la regeneración de la política, sino el de que la situación de emergencia por el desafío independentista exige la unidad para hacerle frente.