Pablo Iglesias marca ya las condiciones al PSOE para establecer una alternativa

Rubén Santamarta Vicente
Rubén Santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ELECCIONES 2016

Exige un «inaplazable» cambio constitucional y blindar sanidad, educación y vivienda

13 ene 2016 . Actualizado a las 16:03 h.

No ha llegado a asaltar los cielos, su anhelo hace un año, pero los resultados de Podemos el 20D son estratosféricos. Sumados diputados de sus coaliciones hermanas (la gallega En Marea, la valenciana Compromís y, sobre todo, la catalana En Comú, con un resultado sobresaliente), el partido de Pablo Iglesias entra en el Congreso con una fuerza imponente: 42 diputados propios y otros 27 hermanos, representación por más de 30 provincias, nueve senadores, 4,9 millones de votos y casi un 21 % de apoyo. Es ya tercera fuerza a nivel estatal, primera en País Vasco y Cataluña -con las implicaciones que ello tiene para los tradicionales graneros de PNV y Convergència-, segunda en otras cinco comunidades (Galicia entre ellas)... Esta es la carta de presentación de un partido que ha roto cualquier marca anterior de una formación fuera de PP y PSOE. Ninguna fuerza de la izquierda había logrado eso; ni Anguita en sus mejores años. Y menos a la primera.

Esos son los datos estratosféricos. Volviendo a la tierra, está por ver cómo gestiona Pablo Iglesias semejante respaldo. Pasadas las once de la noche, el líder de Podemos compareció por primera vez y empezó a marcar el camino. En una alocución breve -preguntas al margen-, Iglesias solo citó un nombre, el de Pedro Sánchez. Y lo hizo para echarle en cara los pobres resultados de los socialistas, los peores de su historia, recordó, cediendo 20 escaños. Dejando claro que no está el PSOE para fijar la agenda.

Y por si quedaban dudas, lo hizo ya él directamente: marcó las exigencias. Expuso una batería de propuestas de cambio constitucional para que el posible aliado se dé por aludido si quiere firmar una alternativa para España. Iglesias se empeñó en remarcar dos palabras, inaplazable e imprescindible, cuando citó la reforma constitucional. «Inaplazable e imprescindible» esa reforma para blindar el acceso a la vivienda, para blindar la sanidad, y para blindar la educación. Los derechos sociales, en definitiva, como línea roja.

Y una nueva ley electoral

El cambio en la Carta Magna tendrá que incluir también una reforma de la ley electoral -no abundó en qué sentido, pero Albert Rivera también pidió eso mismo anoche desde la sede de Ciudadanos- y una moción de confianza al presidente del Gobierno si este incumple su programa electoral.

Exhibió a Podemos como la única fuerza de ámbito estatal «capaz de liderar ese nuevo acuerdo territorial que respete la plurinacionalidad de nuestro país», de avanzar «en la justicia social» y de romper definitivamente el bipartidismo. Pero antes de las preguntas, evitó entrar en el espinoso asunto catalán. Y tiene importancia, porque es un territorio en el que la marca de Podemos (En Comú) ha superado a Esquerra y a la Convergència (Democracia y Libertad se llama ahora). «Lo hemos dicho muchas veces -explicó después-, para nosotros Cataluña es una nación que tiene que tener un encaje constitucional distinto; somos favorables a que se convoque un referéndum».

No dio Podemos ninguna pista sobre a quién podría respaldar como presidente del Gobierno. Y aunque dijo estar dispuesto a «tender la mano» de esa reforma constitucional a todos los partidos, lo cierto es que Iglesias solo se acordó de uno, del PSOE.

La gestión de cuatro grupos

Iglesias se atribuyó todos los escaños de las fuerzas aliadas en Galicia, Cataluña y Valencia, aunque dentro de los partidos que concurrieron por esos territorios hay diferentes sensibilidades (independientes, gente de IU, nacionalistas...), y no todos los congresistas son militantes de Podemos. Hay que tener en cuenta que, salvo sorpresa, esos tres partidos (En Marea, En Comú y Compromís, esta última, segunda fuerza en Valencia, superando al PSOE, que gobierna la Generalitat) formarán grupos parlamentarios propios. Básicamente porque ello les permitirá abanderar iniciativas propias, contar con mayor asignación económica y tener mayor libertad. Habrá que ver cómo conviven esos cuatro grupos.

Entra Iglesias en el Congreso acompañado de su mano derecha Íñigo Errejón, de la gallega Carolina Bescansa (número dos por Madrid), del ex director general de Greenpeace España Juancho López de Uralde, de la controvertida jueza canaria Victoria Rosell... Se quedan fuera, entre otros, el hermano del exministro de Educación y hoy embajador ante la OCDE José Ignacio Wert; y el exjefe de Estado Mayor de la Defensa, el ourensano Julio Rodríguez (iba de dos por Zaragoza y solo sacaron un escaño). Los resultados le permitirán una inyección económica directa, con la actual ley electoral (la que quiere cambiar Podemos), de más de tres millones de euros.