La apuesta de Casado por fusionarse con Cs fracasa en el País Vasco

Manuel Costoya
M. C. Cereijo REDACCIÓN / LA VOZ

ELECCIONES 2020

Iñigo Urkullu y Andoni Ortuzas celebran la victoria del PNV en las elecciones vascas
Iñigo Urkullu y Andoni Ortuzas celebran la victoria del PNV en las elecciones vascas VINCENT WEST | REUTERS

El PNV vuelve a ganar las elecciones y podrá reeditar la coalición con los socialistas

14 jul 2020 . Actualizado a las 12:26 h.

Al PNV le vuelven a salir los números. Ganó holgadamente las elecciones en el País Vasco. Logra 31 escaños (tres más que en el 2016) y podrá repetir coalición de gobierno con los socialistas que también suben —diez actas, una más que en el 2016— con Bildu ya consolidado como el principal partido de la oposición. A los que no le salen las cuentas es a la coalición entre PP+Cs, que logra solo cinco escaños, cuatro menos que los que consiguieron los populares en solitario en los anteriores comicios, y el desplome de Elkarrekin Podemos, un proyecto de Pablo Iglesias que se queda en seis diputados, cinco actas menos respecto a las elecciones del 2016.

La fórmula PP+Cs, diseñada como una apuesta personal de Pablo Casado, ha sido un gran fiasco y agrava la constante caída de los populares en el País Vasco. Fue un proyecto que ya nació viciado con una grave crisis interna que provocó la salida de Alfonso Alonso y la recuperación como principal apuesta de un histórico de los tiempos más duros de ETA en el País Vasco, Carlos Iturgaiz. Alfonso Alonso, declarado defensor de Soraya Sáenz de Santamaría como relevo de Rajoy frente al finalmente triunfador Casado, siempre se había mostrado en contra del experimento entre populares y ciudadanos. Su radical oposición a esta fórmula supuso su salida y abrió una crisis entre los populares vascos que no se cerrará tras este resultado. «Este ruido no nos hace ningún favor» pronosticaba ya en diciembre la diputada del PP en el Congreso, Beatriz Fanjul.

Mensajes diferentes

El votante cercano a las tesis populares también ha vivido una situación kafkiana con la coalición, que no aceptó Feijoo en Galicia, donde Cs fue en solitario. Ciudadanos, además, hizo de la eliminación del concierto económico, un beneficioso y singular sistema de financiación y tributación que tantos réditos ha dado a los vascos, bandera durante años. Cuando la coalición entre los dos partidos se fraguó, Cs aceptó desistir y girar el argumento para aceptarlo como «instrumento vigente para asegurar la libertad, estabilidad, cohesión y desarrollo de los ciudadanos del País Vasco». La defensa de la Constitución se convirtió en el eje central de la campaña del PP+Cs y no ha convencido, a pesar de Casado y Arrimadas eligieron Guernica para dar su primer mitin conjunto y plasmar en imagen una unión que no ha dado sus frutos.

En el otro lado de la balanza está el PNV, claro ganador de la cita electoral del 12J. Afianza su posición y consigue 31 escaños, tres más que en el 2016. Lejos aún de los 38 que le dan la mayoría absoluta podrá reeditar sin problemas la fórmula de gobierno con los socialistas de los últimos cuatro años, una coalición que les interesa a las dos partes. El PNV mantiene buenas relaciones con el PSOE de Pedro Sánchez. Sus seis diputados en el Congreso se antojan claves en el futuro, para apoyar los Presupuestos de la pospandemia, cuya aprobación se ha convertido en el gran objetivo del Ejecutivo socialista.

El PSE también logra este 12J unos buenos resultados, aunque sube solo un diputado. Su candidata Idoia Mendía ya insinuaba en campaña que intentarían repetir fórmula con los nacionalistas, por lo que el acuerdo es algo que se da por hecho. El único punto de desencuentro que podría surgir entre socialistas y el PNV puede estar en la reforma del vigente estatuto de Guernica basado en tres conceptos clave: el reconocimiento de la «identidad nacional» del País Vasco como «parte integrante de Euskal Herria», la «bilateralidad» que se expresa a través del «Concierto Político» y, por último, el ejercicio del «derecho a decidir» de los vascos, si bien se añade el apellido «pactado con el Estado».

El caso de Bildu

El otro ganador de la noche fue EH Bildu, que registró una fuerte subida al conseguir 22 escaños frente a los 18 que logró en los comicios del 2016. La formación nacionalista se convierte en el principal partido de la oposición.

Fuerte caída de Podemos, que pierde cinco actas y se queda como cuarta fuerza

Pablo Iglesias ha tejido un partido en el País Vasco a su medida, colocando a sus afines tanto en la candidatura a lendakari, Miren Gorrotxategi, como en la dirección de la formación, Pilar Garrido, y el resultado ha sido un batacazo sin precedentes. Podemos era hasta ayer la tercera fuerza política en el parlamento de Vitoria. Contaba con once diputados que se han quedado en seis. Un 45 % de las actas con las que contaba.

A Podemos le ha ido incluso peor de lo que marcaban las encuestas y el mutismo se convirtió en la norma en la noche. Pocas reacciones de la dirección del partido a una caída dramática de cinco diputados. Las desavenencias entre las distintas familias que convivían en el partido marcaron la trayectoria de Podemos en el País Vasco, hasta la intervención directa de Pablo Iglesias, que forjó un núcleo a su medida. Y su fórmula ha sido ampliamente derrotada en las urnas.

La campaña realizada por Podemos en el País Vasco tampoco ayudó. La candidata Miren Gorrotxategi basó toda su estrategia en lograr un apostar por un tripartito con Bildu y los socialistas, algo que desde el PSE descartaron desde el primer momento.

Vox entra en el Parlamento con un escaño por Álava

Vox logra entrar en el Parlamento vasco, con un escaño por Álava. El partido de Santiago Abascal consiguió 17.502 votos, lo que le otorgó el acta a Amaya Martínez Grisaleña.

«Es un éxito sin precedentes», señaló el coordinador de la campaña electoral de Vox, Ignacio Garriga. «Ya se terminó el silencio», explicó Garriga en la valoración de los resultados de los comicios, en los que ha destacado los apoyos a Vox.

«Se abre una nueva época para los vascos. Por fin una voz contra los nacionalismos, frente a los herederos de ETA y frente a esa izquierda liberticida», señaló Garriga, quien también calificó los resultados como una «heroicidad».