Pablo Iglesias pide «otra oportunidad en Galicia» y pone como aval su gobierno: «Ahora no son promesas, ahora son hechos»

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña A CORUÑA / LA VOZ

ELECCIONES 2020

Europa press | M. Dylan

El vicepresidente regresó a A Coruña y recordó que en la ciudad herculina había empezado el cambio que lo llevó a él y a Yolanda Díaz al gobierno de España

10 jul 2020 . Actualizado a las 13:04 h.

Pablo Iglesias regresó al Palexco de A Coruña cuatro meses después del mitin que ofreció, en ese mismo escenario, a finales de febrero, dos semanas antes de que la crisis del coronavirus obligase a suspender las elecciones gallegas. A aquel mitin solo acudieron representantes de Unidas Podemos, pese a que ya se había acordado la coalición con Anova y las mareas. En esta ocasión, sin embargo, rostros conocidos de la Marea Atlántica y del partido fundado por Beiras acudieron a un encuentro con un aforo limitado de algo más de doscientas personas y en el que se subieron al escenario Inés Cebreiro, Martiño Noriega y Lucha Chao, junto con Pablo Iglesias y el candidato de Galicia en Común-Anova Mareas, Antón Gómez-Reino.

Inés Cebreiro recordó la «ola atlántica» que provocó hace seis años la llegada de Pablo Iglesias a Galicia y la puesta en marcha de las mareas municipales, «o primeiro exempo de que si se podía». Un «logro» que, en el caso de A Coruña, era mérito, dijo, de la Marea Atlántica y de Xulio Ferreiro. Cebreiro apostó por ese cambio para la Xunta y por «poñer as mareas ao fronte de Galicia».

Martiño Noriega, que mandó «un saúdo fraternal» a su «amigo» Xulio Ferreiro, abrió su discurso llamando al presidente de la Xunta «Alberto Bolsonaro Feijoo», porque a su entender, hizo negocio con la salud pública actuando como «testaferro dos grandes intereses» y porque precarizó la sanidad. «E sei do que falo, que levo meses incorporado á profesión médica». Tildó a Feijoo de «irresponsable» por la gestión del rebrote de A Mariña y aseguró que merecía «unha querela criminal». A su entender, «vai recibir o seu castigo o 12 de xullo. A partir de ese día, Alberto Bolsonaro Feijoo non será presidente». En contraposición, recordó los orígenes «dun espazo diverso» y de un futuro gobierno de la Xunta en el que Galicia en Común era necesario. «Basta de melancolías do bipartito, nós acompañaremos a ese goberno alternativo. A Feijoo ímolo botar con «b». Adiante, hai marea!»

Luca Chao habló de la alternativa «multicolor» al gobierno de blanco y negro del PP. «Unha alternativa que non vai deixar a ninguén atrás e que se chama Galicia en Común». Chao dijo que solo el feminismo y los partidos de la oposición habían logrado que Feijoo rectificase sobre el paritorio de Verín, e instó a las mujeres a movilizarse «por un país de vangarda», que a su entender era el mismo país que durante la pandemia había aplaudido todos los días a los sanitarios. La número dos de la lista por A Coruña exhortó al auditorio a salir a la calle y a llenar las urnas de votos para Galicia en Común, «porque si podemos».

Pablo Iglesias dijo que A Coruña era una ciudad que le tocaba el corazón, y recordó la campaña del 2012, cuando vivía en Monte Alto y corría junto al mar y comía tortilla de Betanzos. «Éramos muy jóvenes hace ocho años, pero aquí empezó un poco todo, con Xosé Manuel Beiras y Yolanda Díaz». Aseguró que habían cambiado muchas cosas en esos años. Recordó la crisis económica, los desahucios y la precariedad, «pero también una enorme voluntad de cambio» que se tradujo en AGE, en las mareas y luego en Podemos. Pidió al auditorio que echara la mirada atrás, a tan solo un año «y pocos podíamos imaginar que hubiese un gobierno con Yolanda Díaz, la mejor ministra de Trabajo que hubo en España, con Alberto Garzón, con Castells o con Irene Montero al frente del Ministerio de Igualdad».

Aseguró que, con ellos, la crisis del covid-19 se había gestionado de una manera muy diferente a como se haría sin Unidas Podemos, que prohibió los desahucios y puso en marcha los ERTE. «Este gobierno demostró que se podía construir un escudo social y afrontar una crisis poniendo un principio constitucional que es el interés general, que está por encima de cualquier bandera». Por eso, «nuestra presencia en el Gobierno ha dado un sentido muy diferente a lo que representa el interés general. Y no quiero faltarle al respeto a nuestro socio de gobierno, que estamos muy contentos, pero no habrían hecho ni de lejos lo mismo que han hecho con nosotros».

Ese cambio lo quiere el líder de Podemos para Galicia. «Feijoo es muy listo», aseguró, porque a su entender, renunció al salto a Madrid porque no era el momento y puso a Casado, «para que le calentara el asiento». Cree que la «prisa» para convocar las elecciones gallegas tiene que ver con ese plan suyo por recuperar el poder para la derecha.

No evitó la autocrítica. La confluencia en Galicia puso la primera piedra del cambio, pero luego renunció a esa unidad. «Tengo la sensación de que mucha gente se cansó de nosotros y de nuestras diferencias». Pero aseguró que esa época había quedado atrás y que había llegado la hora de la «madurez política». Pidió otra oportunidad, porque «ahora no hablan las promesas, hablan los hechos del Gobierno del Estado; los ERTE, el ingreso mínimo, la protección a los autónomos, esos son los hechos. Si nos dan la confianza, va a haber cambio político y un gobierno de izquierdas en Galicia. Antón Gómez-Reino no solo es el candidato de Galicia, es el resultado de ese proceso de madurez».

Antón Gómez-Reino, que le reconoció a Antón Sánchez, entre el público, la «generosidad» de Anova para llegar a la alianza electoral que él encabeza, aseguró que Martiño Noriega era «imprescindible en calquera goberno do cambio», un reconocimiento que hizo extensible a Xulio Ferreiro. El candidato de Galicia en Común recordó la lucha por los terrenos públicos del puerto herculino, y también la Casa de Cornide que, con la memoria histórica en la mano, había que recuperar para la ciudadanía. No se olvidó de los trabajadores de Alu Ibérica, con los que tanto él como Iglesias se reunieron antes del mitin, y tampoco de los de Alcoa, cuyos puestos de trabajo se comprometió a defender. Por todo ello pidió el voto, para que en Galicia «se consolide o ciclo de gobernos progresistas inaugurado no Estado», para seguir en Galicia el camino marcado por Yolanda Díaz y para trasladarlo a la Xunta. «Esmeráronse moito nestes meses en trasladar que era imposible, que non se podía gañar ao PP, e nós sabemos que en Galicia sempre hai maiorías do bloque progresista. Agora quedan tres días para acabar con Feijoo», aseguró. «Pídovos que nos mobilicemos, en cada conversa, con cada amigo, nas redes sociais, porque estamos moi cerca. Adiante os compañeiros de Anova, da Marea Atlántica, de Esquerda Unida, de Podemos, imos construír un futuro diferente para este país», vaticinó como despedida.