El bipartidismo vuelve a ganar peso en Galicia

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

ELECCIONES 2020

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, con el secretario general del PSdeG, Gonzalo Caballero
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, con el secretario general del PSdeG, Gonzalo Caballero xoán a. soler

Junto con las dos Castillas y Extremadura, es la comunidad donde más poder acumulan PSOE y PP; en Lugo y Ourense hay 61 concellos sin ediles de otras fuerzas. Regresa a niveles no vistos desde el 2012

01 jun 2019 . Actualizado a las 21:18 h.

España y Galicia vuelven a estar partidas en dos, en más de un sentido. La irrupción de nuevas fuerzas políticas -Cs, Podemos, las mareas, independientes...- no termina de consolidarse, e incluso retrocede; mientras que el bipartidismo histórico de las primeras décadas de la democracia, lejos de venirse abajo, ha recuperado fuelle con un PSOE que se viene arriba y un PP que cede cuotas de poder pero no se hunde.

Hay otra división, no tan evidente. La España y la Galicia más pobladas viven con naturalidad la consolidación de ecosistemas en donde cohabitan hasta media docena de partidos con posibilidades de lograr representación en las distintas citas electorales, mientras que en las zonas más deprimidas demográficamente las opciones políticas descienden drásticamente y, si existen, no tienen respaldo ciudadano.

Tras las últimas municipales, Galicia se ha situado entre las comunidades que más tiran por los grandes partidos de ámbito estatal, ya que dos de cada tres vecinos que han votado lo han hecho a favor de socialistas o populares. Estos niveles (del 66,17 %) no se conocían desde el año 2012. Solo están por delante Extremadura (77,6 %), Castilla-La Mancha (76,4 %), La Rioja (73 %) y, por muy poco, Castilla y León (67,9 %). Todas comparten la característica común de considerarse parte de la llamada España vaciada, y, al margen de Galicia, no tienen partidos nacionalistas.

El fenómeno rural del bipartidismo se aprecia también cuando el foco se pone sobre las cuatro provincias gallegas, que tienen una permeabilidad muy diferenciada respecto a las diversas opciones. En Ourense hay 38 concellos en que solo han logrado representación PP y PSOE (con muchas más victorias para el primero, que gobierna en solitario en otros dos); mientras que en Lugo son 21. En Pontevedra solo hay un caso, pero es llamativo porque se trata de un concello con peso demográfico como Nigrán, con un censo de casi 15.000 electores. En A Coruña son siete los concellos entregados al bipartidismo, aunque el PSOE gana en cinco, incluido Negreira (casi 7.000 habitantes), que se llevó por cuatro votos.

Al margen de la Galicia urbana, la sensación de bipartidismo se acentúa porque se da por partida doble. PP y PSOE se han repartido medio millón de votos respectivamente, y el tercero, el BNG, se ha quedado en 187.900. Al margen de interpretaciones políticas, lo cierto es que los nacionalistas, que han hecho un balance muy positivo de sus resultados, pierden cerca de dos mil votos respecto al 2015, e internamente causa preocupación que todo el caudal que soltaron las mareas haya ido a parar de forma genérica a los socialistas, al margen del análisis pormenorizado que se pueda hacer en las tres ciudades coruñesas.

Por la derecha ocurre un fenómeno aún más extremo. A diferencia de otras comunidades, Vox ha tenido unos resultados residuales, similares a los que podría conseguir una formación independiente sin proyección; pero es que Ciudadanos, que creció en toda España, consigue los mismos apoyos que en el 2015, unos 28.000 votos. El PP, sin embargo, se siente perjudicado por el partido de Rivera, porque en Ferrol su resultado no ayudó a sumar la mayoría absoluta; y en Ourense (al margen de tener la Diputación en su mano) impidió al alcalde en funciones repetir como el más votado. La dirección gallega popular, que históricamente no ha sido capaz de consolidar socios de gobierno, es firme respecto a la proliferación de fuerzas en la izquierda: «Con esta situación, las mareas y el BNG ya solo son útiles para el PSOE», afirman.