Las mareas municipales perdieron el 35 % de los votos tras sus cuatro años en el poder

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña SANTIAGO / LA VOZ

ELECCIONES 2020

MARCOS MÍGUEZ

Ni AGE ni En Marea lograron su gran objetivo: superar el 23 % de apoyos que llegó a tener el BNG

29 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Los alcaldes de las mareas perdieron en las elecciones del 26M el 35 % de los apoyos que lograron hace cuatro años, cuando la ola del 15M y las alianzas con Podemos les dieron las alcaldías de A Coruña, Santiago y Ferrol. Entonces la suma de las papeletas conseguidas por Marea Atlántica, Compostela Aberta y Ferrol en Común alcanzó los 60.791 votos, lo que se tradujo en diez escaños para la lista de Xulio Ferreiro, otros diez para la de Martiño Noriega y seis para la de Jorge Suárez. El pasado domingo, ese apoyo bajó hasta los 39.604 sufragios, es decir, un 35 % menos que en el 2015.

Pero la caída no se produjo solo en las mareas más trascendentales por ser las de las ciudades coruñesas o por ser sus alcaldes los promotores de En Marea; la caída fue generalizada en toda Galicia, tanto en los concellos que gobernaban -como Teo, Val do Dubra o Manzaneda- como en aquellos en los que tenían representación, con la excepción de Cambados, Sada, A Pobra y algún otro municipio en el que se implantaron con éxito y lograron conectar con sus ciudadanos. Las mareas municipales, esos espacios de confluencia local que resistían como ejemplo de lo que quería ser En Marea, tampoco fueron inmunes a los problemas del partido instrumental y también acusaron una fuerte caída de apoyos en la jornada del domingo. Habían logrado en el 2015 en torno a 105.000 votos y 120 escaños en los concellos gallegos, pero en el 26M los sufragios cayeron hasta los 67.000 y el número de escaños, a los 88, la mayoría repartidos en corporaciones locales en las que van a tener poco peso. Los apoyos en toda Galicia bajaron un 36 % y el número de votos perdidos se acerca a los 40.000.

En la noche electoral, el portavoz de En Marea, Luís Villares, achacó esos malos resultados a las «liortas» internas e invitó a todos los agentes de En Marea a unirse y a centrarse en los problemas de la ciudadanía, además de lamentar «non ter reaccionado a tempo» para identificar el problema a fin de «salvagardar a unidade», incluso cuando «había xente que non a quería». En las «liortas» con Villares destacó siempre EU, que sin embargo, coincide con él en el diagnóstico. A su entender, el problema «require unha análise das ferramentas de confluencia, que evidenciaron o peso das discusións internas, condicionando en boa medida os resultados obtidos».

Por la construcción de ese espacio misceláneo lleva siete peleando la izquierda gallega sin dar con una fórmula exitosa. Lo hizo primero con Alternativa Galega de Esquerda, la alianza entre Anova y EU que logró nueve escaños en el 2012 en el Parlamento gallego. Y después, con En Marea, el partido instrumental que colocó a la llamada unidade popular como primera fuerza de la oposición en Galicia, por encima del PSdG, con 14 escaños. Pero el sueño de Xosé Manuel Beiras, que quería sumar fuerzas progresistas para conquistar el Gobierno gallego, nunca llegó a hacerse realidad. Ni con sus mejores cotas, que fueron las del 2016, lograron las confluencias de la izquierda igualar el techo de votos para el BNG que obtuvo el propio Beiras en el año 2001. Entonces el Bloque consiguió 346.423 votos y el 22,9 % de los apoyos electorales. Alternativa Galega de Esquerda se tuvo que conformar con 200.828 votos y un porcentaje del 13,9 %, y En Marea subió hasta los 273.523 y obtuvo el 19 % de los sufragios, pero no superó el techo alcanzado por el BNG hace ya 18 años.

Podemos vuelve a la carga para destronar a Villares

El secretario xeral de Podemos Galicia, Antón Gómez-Reino, sondeó con los diputados autonómicos de su partido la posibilidad de quitar a Villares la portavocía parlamentaria, algo que ya intentó antes de las municipales. En su contra tiene que el 26M no otorgó vencedores a En Marea. Todos perdieron, también Podemos.

XULIO FERREIRO, ALCALDE EN FUNCIONES DE A CORUÑA

Asumió errores y su futuro está más lejos que dentro del pleno

ANGEL MANSO

Xulio Ferreiro pidió a los coruñeses perdón por los errores cometidos y asumió en primera persona el desplome de su partido tras una campaña muy personalista y un mandato centrado también en su figura. Si regresa como profesor a la Universidade da Coruña (lo más probable, y para hoy ha anunciado una comparecencia pública), su puesto podría ser ocupado por su asesor, Iago Martínez, o por uno de sus concejales más significativos, Xiao Varela. Marea Atlántica perdió 11.567 votos: de 36.857 que obtuvo en el 2015 a 25.290 que alcanzó ahora. Del 30,8 al 20,2 % de apoyo.

MARTIÑO NORIEGA, ALCALDE EN FUNCIONES DE SANTIAGO

Cree que CA puede ser llave de gobierno, pero no dice si con él

Sandra Alonso

Martiño Noriega ha puesto su cargo a disposición de su partido, Compostela Aberta (CA), que se reunirá la semana que viene para analizar los resultados y, posiblemente, tomar una decisión sobre el futuro político de su líder, al que podrían pedirle que se quede, teniendo en cuenta que falta menos de un año para las autonómicas. En unas declaraciones en la cadena Ser, Noriega defendió la fuerza de los cinco escaños de Compostela Aberta, que podría ser llave para el gobierno de Bugallo. El partido perdió 6.053 votos, de 16.704 en el 2015 a 10.651 ahora, bajando así un 40 % en apoyos.

JORGE SUÁREZ, ALCALDE EN FUNCIONES DE FERROL

Apuesta por una coalición para poder mantener algo de poder

CESAR TOIMIL

Aunque también ha puesto su cargo a disposición de la asamblea de Ferrol en Común, no ve con malos ojos una coalición de izquierdas liderada por el que será el próximo alcalde, el socialista Ángel Mato, con su partido dentro. Jorge Suárez reconoce que las tensiones de En Marea perjudicaron electoralmente a sus alcaldes y tampoco evita la autocrítica en lo que se refiere a la paralización de la vida municipal, coja desde que en el 2016 se rompió el pacto con el PSOE. Ferrol en Común perdió 3.567 votos en cuatro años -de 7.830 a 3.663-, prácticamente la mitad que hace cuatro años.