La historia y los intereses logísticos unen a estos dos territorios que saben que, juntos, son más fuertes
24 may 2019 . Actualizado a las 10:53 h.La ciudad late a dos ritmos. Dentro de la muralla, la algarabía de los visitantes se mezcla con los leoneses que hacen compras en la Calle Ancha o apuran una tapa en el Húmedo. Fuera, el ensanche -que algunos comparan con el de Barcelona por el diseño de sus manzanas- es un trajín de coches y peatones deseosos de que el viernes termine y dé paso al fin de semana. León vive del turismo y la hostelería gracias a su condición medieval, coronada por la catedral gótica de Santa María de Regla y la Basílica de San Isidoro, la misma que según la leyenda y la prensa leonesa atesora el Grial.
«No es una creencia, el cáliz de doña Urraca puede ser el Santo Grial, es lo que nos dicen las pruebas y documentos históricos», argumenta la doctora en Historia Medieval y concejala de Cultura, la popular Margarita Torres. Dudas aparte, la reliquia es un imán turístico del casco antiguo. La Casa Botines (de Antoni Gaudí), el Palacio de los Guzmanes o la Plaza Mayor son otras de las paradas obligadas. Fuera de los muros de piedra, los edificios vanguardistas de Mansilla y Tuñón, el Musac y el Auditorio Ciudad de León, completan la oferta cultural.
«El casco antiguo es un éxito», aventura el escritor y cronista local Juan Carlos Ponga. «Tiene vida. Las casas se han ido rehabilitando y los pisos turísticos, por ahora, no nos han expulsado», justifica. Hay dos formas de examinarlo, añade. Cada monumento, uno a uno, o en conjunto. «Aquí León pierde», admite Ponga, si se compara con Compostela, la ciudad a la que está unida por el Camino de Santiago. La conservación del entorno es para el historiador mejorable. «Es cierto que el comercio, tan importante para León, ha perdido pulso frente a la hostelería. Pero, es mejor esto a que no haya nada», opina.
«Si te fijas en el suelo, tenemos hasta 14 adoquines distintos», censura. Entre los aspectos positivos está el sistema de recogida de basuras. Es neumático, con canales subterráneos que han eliminado la presencia de los camiones o del mal olor en las calles.
El agujero del «centro»
Aunque León está incrementando el índice de turistas y avanza puestos en ránkings de calidad como el del Observatorio de la Cultura de España, los leoneses no quieren vivir solo de sus atractivos pasados. En el campus universitario (cuyo germen fue la Facultad de Veterinaria, una de las más antiguas y prestigiosas del país) se ubica otro de los motores de una ciudad que aún se lamenta del reparto autonómico que trajo la democracia. Las provincias del antiguo Reino de León se unieron a Castilla. Valladolid se llevó la capital.
En espacios verdes, según un estudio de la Fundación BBVA, los leoneses están por encima de la media nacional, en parte, gracias a la senda ajardinada a los márgenes del río Bernesga. En limpieza urbana, apunta la OCU, en la media. En movilidad, los barrios adolecen de unas conexiones insuficientes. El autobús urbano, en activo desde hace 35 años, apenas cubre el 15 % de los itinerarios urbanos. Para llegar del extremo oeste al este hay que bordear toda la urbe.
Nuestra relación siempre fue más estrecha con los gallegos que con los castellanos. Ya lo sabían los romanos
No es el único problema de la periferia. La desigualdad en equipamientos como centros de salud o escuelas sigue sin equilibrarse. Y, en urbanismo, «debimos apostar por la regeneración urbana. En zonas de nueva expansión, se levantaron miles de viviendas. El 50 % están vacías», admite Javier García-Prieto, expresidente de la Diputación (con el PP) y economista. En la década del desarrollismo y los años posteriores se rompió la armonía de las calles anchas del ensanche. «Esta ciudad se ha hecho a trozos, a a polígonos. No tenemos avenidas que comuniquen un barrio con otro», diagnostica el experto en Geografía Urbana, Lorenzo López Trigal.
Es más optimista con el área intramurallas. «No se ha destruido la ciudad antigua. El patrimonio monumental histórico urbano es de gran aprecio, pero hay que rehabilitar. Prácticamente, se ha peatonalizado el casco histórico. Eso es relativamente sencillo. La comunicación entre barrios y semiperiferia cercana al centro tiene muchos problemas», apostilla López Trigal.
El León vaciado
Con todo, subraya el catedrático de Comercialización José Luis Placer «esta es una ciudad media agradable para vivir». El paro alcanza al 17,3 % de la población de una urbe de 125.754 habitantes que, con su área metropolitana, el llamado Alfoz de León, suma una masa de 203.698 vecinos. Casi la mitad del censo de la provincia. «No tenemos un problema no de envejecimiento, sino de pérdida de población joven», desvela López Trigal.
El «centro», como así llaman a Madrid, es el agujero negro que absorbe a sus jóvenes. «La mitad de nuestros titulados egresados se van en un plazo de tres o cinco años después de terminar el grado. Un tercio, a Madrid», lamenta Lorenzo López Trigal, catedrático de Geografía Humana.
«La subida del precio de la vivienda está por debajo de la media de ciudades como A Coruña o Santiago», insiste García-Prieto. En el 2018, 10.732 jóvenes abandonaron la provincia. La edad media de los habitantes de la ciudad está en los 47,1 años. El 26 % de los leoneses ya cumplieron los 65.
Capital de la ciberseguridad
León quiere ser atractiva para las nuevas generaciones, «el problema -asiente García-Prieto- es que no podemos competir con los sueldos de Madrid», y también para las empresas. ¿Cómo? Recuperando el impulso que tuvieron las industrias farmacéuticas o químicas y apostando, como toca en el siglo XXI, por las nuevas tecnologías.
En el 2014, con el impulso de un leonés, el expresidente Zapatero, el Instituto Nacional de Ciberseguridad abrió aquí sus puertas. «Lo bueno de las tecnológicas es que no tienes que estar en ningún sitio concreto. Lo que necesitas es banda ancha y buenas comunicaciones», defiende Tomás Castro, consejero delegado de la empresa de software de gestión Proconsi, afincada en el Parque Tecnológico de León. «Las pequeñas y medianas empresas tienen que apostar por la tecnología. Las ciudades, y las regiones, deben elegir a dónde van a encaminar su especialización inteligente. Para eso, es importante aprovechar el know how existente. Aquí, por ejemplo, con sectores como el agrícola. Es decir, potenciar el conocimiento que te diferencia», añade Castro, que también es presidente de la Confederación Española de Empresas Tecnológicas (Conetic).
«La descentralización del conocimiento en las telecomunicaciones es una política acertada, generas faros, polos de conocimiento que, a su vez, derivan en trabajos cualificados», insiste Tomás Castro.
A la hora de hablar de futuro, Juan Carlos Ponga tira de un referente pasado. «Uno de los mayores atrasos de España fue poner la capital en el centro. En Europa, solo España y Rusia tiene la capital en el centro. Esto ya derivado en un estado tremendamente centralista. Algunas veces los leones hemos vivido de las presiones de gallegos y asturianos que nos sacaron las castañas del fuego», recuerda. «Las circunstancias geográficas van a volver exigir que León sea el nudo del noroeste. Nuestra relación siempre fue más estrecha con los asturianos y con los gallegos que con los castellanos. Ya lo sabían los romanos, que eran gente muy lista», pronostica Ponga.
Diagnóstico León: «Vigo siempre fue nuestro puerto de referencia»
La recuperación del impulso logístico es una de las recetas que apuntan en su Diagnóstico de León los profesores José Luis Placer, catedrático de Comercialización e Investigación de Mercados, y Lorenzo López Trigal, teniente de alcalde (independiente) en el primer gobierno local de la democracia, además de catedrático de Geografía Humana. A su visión sobre el futuro de la ciudad se suma el profesor de Económicas y actual concejal de Promoción Económica (PP), Javier García-Prieto.
Pregunta. ¿Por qué León y Galicia deben reforzar sus vínculos?
Javier García-Prieto. La ventaja competitiva más fuerte de León es su dimensión logística para albergar centros de distribución. Que Valladolid fuera capital nos afectó. Perdimos fuerza, pero la estamos recuperando. Empresas como Inditex, Mercadona o Decathlon se han asentado en el polígono de Villadangos.
José Luis Placer. León creció gracias al tren y a la acumulación de recursos que provenían de la minería del carbón y la materia prima del campo. De esta última nació nuestra industria química y farmacéutica, que resiste, pese a todo. Sin embargo, el comercio se ha resentido. El AVE que nos va a conectar con Gijón es nuestro canal de Panamá. Pero no nos olvidamos de la conexión con Madrid, con Sevilla y con Galicia. Los gobiernos de Madrid siempre apostaron por el Mediterráneo. Hay que defender el policentrismo.
Lorenzo López Trigal. La Galicia interior no solo tiene que mirar al eje atlántico. Somos, de hecho, el atlántico interior de Galicia. El corredor que nos conecta a través de Ponferrada con ciudades como Santiago u Oporto es vital para nuestra economía. Vigo siempre fue nuestro puerto de referencia, junto al de Gijón. León es un punto equidistante del cuadrante noroeste indiscutible.
Hay que defender el policentrismo