Pontón promete desde su casa natal, en Chorente, Sarria, discriminación positiva para el rural
05 feb 2024 . Actualizado a las 15:29 h.«Quero que os galegos e as galegas ás que lle pido a confianza para ser presidenta saiban quen son, que coñezan de onde veño, cales son as miñas orixes e os meus valores para construír unha Galiza mellor». Sentada entre sus padres en la cocina de la casa familiar, calentada con leña a conciencia, y ante una treintena de periodistas, Ana Pontón repitió en la aldea de Chorente (Sarria) el ritual de comienzo de campaña de hace cuatro años. Aunque cree que esta vez, a la tercera, lo puede lograr.
«Nunca nos faltou de nada, pero tampouco nos sobraba nada», fue desgranando la candidata del BNG. En su kilómetro cero personal, la aspirante nacionalista quiso hacer evidente que la vida en el rural obliga a no ponerse límites, a ver más allá del horizonte para trascender, en su caso, a una parroquia en la que cada vecino podría tener su propio día dedicado cada año, pues el censo solo da cuenta ya de 365 residentes, casi doscientos menos que al comienzo del siglo.
«Síntome moi orgullosa da miña orixe e moi afortunada de terme criado nunha aldea, cos valores que me transmitiron neste espazo», glosó la candidata. Ella es la única de los cuatro principales aspirantes a la presidencia de la Xunta procedente del medio rural. Lo remarca presentándose como «rapaza de aldea».
Pontón salió del lugar de Airexe —ahora dos casas contadas— a los 18 años para estudiar Ciencias Políticas en Santiago y abrirse a una temprana actividad reivindicativa y partidaria. Dejó atrás la pequeña explotación ganadera familiar, la ropa heredada de sus hermanos (es la tercera de cuatro), la habitación compartida con su abuela... «Nacer nunha familia humilde, traballadora e de aldea non implica ser menos que ninguén nin ten por que limitar o teu futuro», advirtió.
Promesas para el rural
Sin embargo, Ana Pontón considera que el rural gallego precisa de una «discriminación positiva» para que, entre otras circunstancias, se deje de vincular al campo con un atraso estructural y cultural.
Más escuelas, más centros de atención sanitaria, acceso a internet, dotar con 100.000 hectáreas un banco de tierras para que aumente la superficie agraria útil de Galicia, un tique de 15.000 euros anuales durante cinco ejercicios para los emprendedores que se asienten en pequeños pueblos y aldeas, así como bonificaciones fiscales, fueron encadenados por Pontón en la conversación de café con la prensa como parte de sus compromisos con el rural si se convierte en la próxima presidenta de Galicia.
«Crearemos un tique de 15.000 euros durante 5 anos para os emprendedores que se asenten no rural»
«Voten á miña filla Ana, que o PP é o partido dos ricos e a xente rica non traballa», terció en su turno Aurita, la madre, después de leer unas notas escritas en su teléfono para que no se le olvidase lo que quería contar. Básicamente, lo mismo que mantiene su hija, que las elecciones gallegas se dilucidan solo entre dos: entre Alfonso Rueda y Ana Pontón, entre un hombre de Pontevedra y una mujer de Chorente.
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«Se Ana é presidenta, traballará con honestidade e coa intención de mellorar a vida de todos os galegos e galegas. Se aínda hai xente que non sabe a quen votar, pídolle que lle dean unha oportunidade porque vaino facer moi ben e vai traballar sempre coas mans libres e as mans limpas», leyó nerviosa y emocionada Aurita.
Su marido Luís tampoco pudo amarrar las lágrimas que le saltaron cuando su hija le agradeció el esfuerzo hecho para sacar a la familia adelante con el trabajo en el campo, en la cercana cementera de Oural, o en su juventud como emigrado en Bilbao. Ambos progenitores eran votantes del PSOE antes de que su hija se adentrase en la vida política. La madre aclaró que nunca más volvieron a coger una papeleta que no fuera la del BNG.
«Cando tiña 18 anos nin imaxinaba que podería ser candidata á presidencia de Galiza, e se mo preguntades hai dez anos, seguramente tamén diría que non. Hoxe dígovos que este país necesita unha presidenta, que son estas as eleccións nas que podemos conseguilo», tiró ya Pontón del argumento con el que ella y su organización están persuadidos de que se puede movilizar y convencer a un contingente clave: los indecisos y los que rehúsan acudir a las urnas dando por hecho que el electorado gallego vota mayoritariamente siempre lo mismo.
Mitin por la noche en Pontevedra
«O 18 de febreiro é o día que empezará a primavera en Galiza», acuñó como nuevo eslogan tanto en su casa familiar ante su hija Icía —nacida unos meses antes de las anteriores autonómicas— como hizo también en el mitin de la noche en Pontevedra.
En el Pazo da Cultura de la ciudad que el BNG dirige desde hace 25 años, Pontón volvió a tratar de insuflar la idea de que una movilización masiva podrá cambiar el color del Gobierno gallego, abrir un tiempo nuevo que Pontón sostiene que Galicia necesita por salud democrática. Para «rescatar a sanidade pública, para que a saúde non dependa da tarxeta bancaria, para colocar a enerxía ao servizo das familias, das clases traballadoras e das empresas, para impulsar os sectores produtivos, e para que a xente moza non teña que facer as maletas», concluyó en el mitin pontevedrés la candidata, que además pidió al electorado que no se deje contaminar en sus opiniones electorales en estos comicios por «as batallitas madrileñas».