Fue en la campaña de las autonómicas del 2009 cuando el PP concibió aquel reparto de tareas entre Feijoo y Rajoy que tanto éxito le dio. El primero se dedicó a peinar ciudades y villas. El segundo hizo un máster de paisanaje invitando a tazas en pequeñas tabernas de aldea. Les salió bien. El PP logró contra pronóstico desalojar al bipartito de la Xunta, y ese espíritu es lo que intentan recuperar los populares sacando al tándem Feijoo-Rajoy en la última jornada para protagonizar el arreón final en las tres ciudades gallegas que creen estar disputando con el PSOE: Ferrol, Lugo y, en menor medida, Ourense.
En la sala de motores de los partidos dan por hecho que, a estas alturas, está definido ya el nombre de cuatro de los alcaldes de las siete urbes gallegas. Es algo que nadie discute en Vigo y Pontevedra, donde Abel Caballero y Lores lo tienen todo de cara para repetir; y que solo admite discusión en todo a la fórmula de investidura en Santiago y en A Coruña, donde los socialistas Sánchez Bugallo e Inés Rey están en disposición de sumar una amplía mayoría con la izquierda, aún sin ser los más votados, y aunque les queda eso, el último arreón, para evitar confianzas entre sus electores. Cada voto vale oro.
Y ahí se acaba lo que se ha ido perfilando a lo largo de la campaña. El líder del PPdeG, como viene siendo habitual en municipales, tiene previsto pisar hoy las siete ciudades gallegas. En Vigo y Pontevedra estará para cumplir; en Ferrol cerrará la jornada, pues el PP quiere echar el resto en su empeño por lograr la alcaldía; y la presencia de Feijoo en Lugo y Ourense estará reforzada con la figura de Mariano Rajoy.
En la ciudad de las murallas actuarán juntos, pues tienen el pálpito de que su candidato, Ramón Carballo, está logrando remontar frente a la alcaldesa Lara Méndez y puede darle una buena noticia la noche del 26M, con efectos positivos sobre la Diputación de Lugo. En Ourense todo es más complicado: nadie depende de si mismo. Feijoo y Rajoy la van a pisar por separado y el domingo cruzarán los dedos por el futuro de Jesús Vázquez. El PSOE, en cambio, confía en obtener la prerrogativa de llegar primero al sitio para complicar que lo puedan echar a codazos.