Ojalá algún día la educación despierte la misma pasión que el fútbol. Ojalá se haga tan relevante y esencial que nuestros niños y jóvenes puedan disfrutar de una educación de calidad. De una educación en la que los descubrimientos despierten la misma emoción que un gol en el último minuto.
Ojalá pudiésemos aliviar a los profesores, ojalá hiciésemos de esta profesión un trabajo bien considerado y remunerado. Ojalá viésemos en nuestros niños su verdadero potencial, ojalá los gobiernos dotasen de los mejores medios a la educación para que se pueda enseñar de forma más individualizada, acogiendo y resaltando los puntos fuertes de cada uno.
Ojalá el adolescente que pregunta y demuestra pasión por lo que cuentan los libros despertara la misma ilusión en la sociedad, que el adolescente que promete ser un nuevo balón de oro. Ojalá los periodistas que aluden a nuevos descubrimientos hicieran portadas tan esperadas y coleccionadas como las de los días posteriores a los grandes partidos.
Mientras leemos y pensamos en la cuarta Eurocopa, en las celebraciones, en 'la roja', en el próximo mundial…hay miles de niños que no tienen nada para comer, que buscan una parcela de suelo para ponerse a estudiar un libro heredado, que miran su cuadernillo de notas y no saben qué ha pasado. Miles de niños que se frustran con las matemáticas, miles de análisis que no comprenden, guerras que no conocen. Guerras, prejuicios y creencias que soslayan con su afán de seguir adelante, de sobrevivir.