Francisco Castaño, orientador familiar: «Un niño no puede tener una agenda de adulto, hay demasiadas extraescolares»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

EDUCACIÓN

A la derecha, Francisco Castaño, en una de sus ponencias en Galicia, junto a Pedro Aguado
A la derecha, Francisco Castaño, en una de sus ponencias en Galicia, junto a Pedro Aguado marcos creo

El educador resaltará este sábado en una ponencia en Lugo que el mayor problema educativo es la sobreprotección: «Se prioriza tanto que los hijos sean felices, que fracasan»

22 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El profesor y orientador familiar Francisco Castaño dedica su vida a hacer que triunfen aquellos niños y adolescentes a los que se les dice que no valen para nada y que derivan en problemas de conducta. Lo que tiene más claro es que es necesario dejar que se equivoquen y que estén mal: «Hay que educar a los hijos para la vida y no preparar la vida para los hijos». Hoy ofrece una conferencia en Lugo en las jornadas de educación del sindicato ANPE, a las 12.00 horas en el edificio administrativo de la Xunta. Hablará sobre el fracaso o el triunfo de los hijos y de la sobreprotección.

—«No todos van para ingenieros» es el título de su ponencia, ¿es eso lo que aún quieren los padres?

—Todos queremos que nuestros hijos sean universitarios, pero cuando un chico está motivado no hay nada que valga más. Hay una cosa que es muy amarga y es levantarte el lunes y tener ganas de llegue el viernes. Lo más importante es que se guíen hacia lo que ellos van a disfrutar. En la mayoría de carreras abandonan porque no les gustan. Se supone que tienen que seguir el curso de bachiller, carrera, catedrático... pero también hay carpinteros. Lo importante es enseñarles el trabajo y el esfuerzo.

—¿Hay un abuso de las actividades extraescolares?

—Lo primero de todo es que las actividades extraescolares son eso mismo, extra, por lo que han de gustar a los niños. Tienen objetivos, aprenden valores, pero van a divertirse. No solo lo apuntas a música para que sea Beethoven, se lo tiene que pasar bien. Los niños son niños y no pueden llevar una agenda de adultos. Creo que hay muchas actividades extraescolares y los niños hacen demasiadas. Es imprescindible que se aburran, tienen que tener tiempo en el que no tengan nada que hacer. Aunque parezca que no hacen nada están evolucionando y mejorando. Pero entiendo que la logística familiar es complicada.

«Los padres nos generamos expectativas, y cuando no se cumplen porque son las nuestras y no las de ellos, llegan los problemas

—¿Quién tiene que poner las metas, los padres o los hijos?

—Por mi experiencia en la asesoría de familias con problemas de comportamiento de los hijos, los niños no son malos sino que se comportan mal. Lo hacen así porque no saben comportarse de otro modo. En el 90 % de los casos, el problema viene de la educación que le dan los padres, no es que eduquen mal sino que de la forma que lo hacen no tiene el resultado que quieren. Los padres hemos de fijar límites y dar mucho cariño a los hijos. Uno de los problemas que hay es que los padres nos generamos expectativas, y cuando no se cumplen porque son las nuestras y no las de ellos, llegan los problemas. Hay que compartir ilusiones con ellos, lo que no está reñido con que tengan que cumplir una serie de normas en casa o aceptar unos límites. La mayoría de los problemas de comportamiento de los chavales se dan porque educamos a los hijos en Walt Disney y la vida es The Walking Dead. Los engañamos. Intentamos que los hijos sean felices, que no sufran, les dejamos hacer lo que quieren, y cuando son pequeños es fácil pero cuando van creciendo no saben parar.

—¿Hay más problemas por dejar hacer que por limitar?

—Hay dos problemas de conducta que florecen en la adolescencia. Uno es la ausencia de límites Si tu a tu hijo le compras o le dejas hacer lo que te pide, cuando es pequeño es fácil, pero después a los 12 años quiere el Iphone y si no lo paras, a los 18 te va a pedir un Mercedes. Él no valora si te lo puedes permitir. Cuando no puedes o no entra en tus planes y les dices que no, el problema es que reaccionan de la forma que tu no quieres. Con violencia, gritos, broncas, o rompiendo cosas. Los casos menos comunes son en los que ejercen mucha presión sobre los hijos con límites o expectativas. El niño llega un momento que se hace adolescente, empieza a posicionarse con juicio crítico, y estalla rebelándose. Y lo que más abunda es la sobreprotección. La educación emocional es insuficiente. Los padres intentan que sus hijos solamente estén felices, que no sufran, que no les pase nada, que no tenga problemas... Cuando van creciendo y las cosas ya no son piensan, no lo saben gestionar.

«Creo que se prioriza tanto que los hijos sean felices, que terminan fracasando»

—¿Cómo se enseña a los hijos a gestionar el fracaso?

—Todos se equivocan. Tienes que educarles en valorar el esfuerzo y no el resultado, porque si valoran el resultado se vienen arriba. Hay que trabajar la humildad, para que escuchen. Que unas veces se gana y otras se aprende. La mejor forma de educar es el ensayo error, déjales que se equivoquen para que aprendan. Si los sobreproteges y evitas que se equivoquen y les evitas los problemas, cuando realmente se equivocan no saben cómo afrontarlo. Lo esencial es darles la autonomía que les corresponde por edad, algo que tampoco se hace.

—¿Qué influye más en el fracaso escolar, el sistema educativo o la educación familiar?

—El sistema educativo hay que reformarlo entero y es muy difícil cambiarlo. Los padres por sus circunstancias quizás no pueden estar el tiempo que deberían con los niños. Los adolescentes no son tontos, es que no tienen hábitos de estudio. No se ha trabajado y tienen trastornos de aprendizaje. Creo que se prioriza tanto que los hijos sean felices, que terminan fracasando.