«La FP básica es la uci de la educación, y necesita los medios que tienen las ucis»

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira REDACCIÓN / LA VOZ

EDUCACIÓN

Nélida Zaitegi, a la izquierda, dio una charla en Galicia invitada por FEAE, que preside Susana Vázquez (a la derecha) en la comunidad
Nélida Zaitegi, a la izquierda, dio una charla en Galicia invitada por FEAE, que preside Susana Vázquez (a la derecha) en la comunidad ANGEL MANSO

Defiende que en esta etapa estén «los profesores muy bien formados, motivados y con mejores sueldos»

27 jun 2022 . Actualizado a las 21:09 h.

Nélida Zaitegi de Miguel (Vizcaya, 1946) es un pozo de sabiduría educativa y vital. Ha sido maestra de escuela, inspectora, formadora de profesores, escritora, asesora del Gobierno vasco en programas de innovación educativa, presidenta del Consejo Escolar de Euskadi y consultora para la elaboración de leyes autonómicas y la última estatal, además de experta en construcción de convivencia positiva en los centros. Ahora, lejos de su merecido descanso pero ya legalmente jubilada, sigue peleando por los alumnos , que son desde siempre su primera preocupación.

Zaitegi estuvo recientemente en A Coruña invitada por FEAE Galicia, el Fórum Europeo de Administradores de la Educación que preside Susana Vázquez, y al que Nélida Zaitegi pertenece en la división vasca. 

—Propone repensar y debatir sobre la educación.

—Hay que hacer visibles las cosas potentes de la educación y repensar lo que hacemos, por qué y adónde vamos. Y los lugares de encuentro y debate, como esta charla de FEAE, son muy necesarios para conseguirlo porque participan profesores, inspectores, gente de la pública y la privada, muchos puntos de vista. En noviembre A Coruña organizará un encuentro nacional y eso es muy importante.

—¿Y qué temas cree que deben entrar en el debate?

—Creo que la pandemia ha hecho visibles nuestras miserias. Es un cambio de paradigma, una época nueva, y tenemos que adaptarnos porque no hacer es una manera de hacer. Todos hacemos política por eso es tan importante que pensemos en nuestros actos. Me entristece ver que en muchos medios se dicen cosas equivocadas y sin justificación sobre los cambios que propone la ley [se refiere a la Lomloe, en cuyo desarrollo ella participó como asesora]. No podemos educar como hace cinco años, pero tenemos que explicárselo muy bien a las familias. Los marcos que teníamos se han demostrado inservibles hoy: la acumulación, el éxito y el poder ya vemos adónde nos ha conducido. Necesitamos una sociedad diferente, que nos haga pensar, humanizada, que prepare a los estudiantes para que tengan una buena vida. Creo en la ética del cuidado y me he inventado una palabra: cuidadanía, que solo supone cambiar una letra.

—¿Qué es la «cuidadanía»?

—Extender esta ética del cuidado: en uno mismo, en los otros y en el planeta. Y, ojo, yo no hablo de «cuidar» el planeta sino de parar lo que estamos haciendo que es poner las condiciones para extinguirnos. Al planeta sin nosotros la va a ir genial, como ya le fue genial.

—¿Más sociedad y menos individualidad, por tanto?

—Tenemos que entender dónde estamos. Los europeos llevamos muy mal la incertidumbre, mira todo lo que ha pasado con la pandemia. ¡Pero si tenemos seguros para todo! Pero la realidad es diferente. Llega la globalización y tenemos que repensar nuestra identidad cultural para saber si somos multiculturales o interculturales. Estuve visitando unos colegios en Estados Unidos y en uno eran todos negros, en otros hispanos, en otro todos eran rubitos... ¿Esto es multiculturalidad? Porque después en el hotel donde me alojaba, había trabajadores de todas las etnias, pero cada uno se iba a su casa, en su barrio distinto al resto. Después está el plurilingüismo, ¿nos vale solo el inglés? ¿O cada uno lo suyo? Tenemos que dejar de competir para cooperar. ¿Y los valores? ¿Cuáles queremos?, porque no todos tienen los mismos. Y por supuesto la digitalización, que debe servir para el aprendizaje y empoderamiento de las personas, intentando minimizar la brecha digital. Ya no te cuento el cambio climático y los movimientos migratorios que está generando y va a seguir provocando... ¿Y nosotros vamos a seguir igual enseñando en libros de texto y haciendo una ficha y otra ficha y otra ficha igual?

—Siempre habla de dos conceptos clave en educación: excelencia y equidad.

—Es que lo son. No le puedes dar lo mismo a todo el mundo, y hay que conseguir que el alumno no compita con los demás, sino consigo mismo. Mira, a mí me gusta mucho el golf y me permite precisamente esto. Yo soy muy mala, y hasta cuando tenía un hándicap 37 iba a jugar con un amigo que era muy bueno, tenía un 4. Y yo tomaba nota de sus golpes y él de los míos; yo salía ganando claro porque el me decía «Nely, pones fatal el pie, gira así, haz esto...» y ahí estábamos los dos, jugando juntos pero no uno contra otro, sino cada uno consigo mismo para hacerlo mejor cada vez. Cooperación y excelencia.

—Ahora, con la trayectoria tan dilatada que tiene, se ha metido a ayudar en FP básica...

—Sí, en un centro de FP de Santurce. Alucinaron los profes cuando se lo propuse. Pero quiero ayudar, quiero que mi acción cambie algo las cosas. Y ellos me dejan hacerlo. Voy dos días a la semana, uno para estar con los alumnos de FP básica, que son los más vulnerables de todos, y los lunes para hacer convivencia positiva y círculos restaurativos con alumnos y con profesores.

—¿Es defensora de la FP básica?

—En la nueva ley vasca de educación se llama Módulo básico de FP, porque las palabras son importantes, tienen un valor en sí mismo. Allí llegan los alumnos más vulnerables, y me preocupa que hasta entonces la escuela no hubiese compensado ninguno de sus problemas, sobre todo en secundaria. La FP básica es la uci del sistema educativo, y necesita lo mismo que la uci: profesores muy bien formados, muy motivados; necesita profesionales expertos en salud mental, en pedagogía, en nuevas metodologías. Necesita medios y que se pague muy bien a esa gente. Pero van los profesores que llegan de últimos al instituto, los más inexpertos, que no tienen formación para lo que se van a encontrar. Un alumno que fracasa es una pérdida para la sociedad, porque no solo se desperdicia su talento sino que le va a costar dinero a la sociedad toda su vida. Como dice José Antonio Marina, es más caro un año de cárcel que un año de universidad.

—El resto de la FP es otra cosa, y la vasca, de otro planeta.

—Sí, tenemos una FP excelente, invertimos muchísimo dinero en ella desde hace muchos años, está muy sistematizada. Tenemos institutos con profesores muy bien formados, con lo último en tecnología, con ciclos adaptados a lo que necesita la empresa, y no tenemos máquinas viejas, qué va, última tecnología. Los alumnos tienen una experiencia real en la empresa, no solo en la modalidad dual, y eso es importante porque conocen el ámbito laboral antes de empezar. «Las empresas vascas alucinan con el nivel de los titulados de FP, los prefieren en muchos casos a los universitarios».