«Hay que cambiar la forma de enseñar y ahora habrá tiempo para poder hacerlo»

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira MARIÑÁN / LA VOZ

EDUCACIÓN

Francisco Luna, miembro del Consejo Escolar del Estado, en Mariñán
Francisco Luna, miembro del Consejo Escolar del Estado, en Mariñán S. C.

Francisco Luna, miembro del Consejo Escolar del Estado: «Hay que saber menos cosas, pero saberlas mejor»

09 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Francisco Luna Arcos (País Vasco, 1959) es uno de los doce profesionales de reconocido prestigio del Consejo Escolar del Estado. Este profesor de Lengua de secundaria también ha sido director del Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa ISEI-IVEI y colaborador durante veinte años de Cuadernos de Pedagogía. Hoy está en el Consejo Social de la Universidad del País Vasco.

Luna acudió este fin de semana al Pazo de Mariñán, en Bergondo para hablar de los nuevos currículos, de los que ha sido uno de sus redactores, a los directivos de colegios de primaria gallegos asociados en Fegadicep.

Defensor a ultranza del aprendizaje por competencias, recalca que este enfoque «es incompatible con una sobreabundancia de contenido. Hay que saber menos cosas pero saberlas mejor». Y cita una de las máximas de PISA, con aire de trabalenguas: no es suficiente con saber cosas, hay que saber hacer cosas con lo que se sabe. Por eso, agradece a las comunidades autónomas que han resistido la tentación «de agrandar en exceso el currículo», especialmente aquellas con lengua propia, como el País Vasco, Cataluña o Comunidad Valenciana. No quiso incluir a Galicia porque, ya avisó al principio, no está al tanto de la normativa gallega.

Aspira a derribar el mito de que «si trabajas las competencias no trabajas los contenidos», porque «no es posible trabajar una cosa sin la otra». Paco Luna está convencido de que el aprendizaje competencial será como una mancha de aceite que se va a ir extendiendo. Hoy ya se aplica en muchas escuelas e institutos de toda España, pero irá a más: «La forma de enseñar tiene que cambiar y ahora los profesores podrán hacerlo; la propia estructura del currículo hará conscientes a los profesores de que tienen tiempo para enseñar así». Aunque apunta que «la sobrecarga de contenidos es en muchas ocasiones una justificación» para seguir con la enseñanza tradicional, esta ya no es posible porque «si leen una noticia de ciencia en un periódico con una infografía, eso qué es ¿Lengua? ¿Naturales? ¿Matemáticas?».

Buena noticia gallega

Lo que está claro, asegura el experto vasco, es que este enfoque «exige necesariamente una mayor autonomía de centro y docente, para que el aprendizaje esté ligado a situaciones y contextos cercanos a los alumnos». Que Galicia tenga dos horas semanales reservadas en 1.º y 2.º de ESO a proyectos del propio centro le parece «una gran noticia».

El perfil de salida, fundamental

La segunda gran cuestión, muy importante para el pedagogo, es decidir para qué se hace todo esto: «No nos podemos permitir no pensar qué tipo de personas queremos educar en el centro. Una persona se pasa el 20% de su tiempo en la escuela, que no es mucho, pero es un 20%, y si no pensamos en eso, nos lo darán hecho con ofertas que deslumbran», y recordó el impulso que las grandes compañías tecnológicas dan a la educación.

Por eso, para saber exactamente hacia dónde vamos, Luna insistió en una de las grandes apuestas del Ministerio de Educación y FP, el perfil de salida de cada etapa. Es el armazón sobre el que se asienta todo lo demás. Paco Luna lo ve como algo político y social, mientras que el currículo (cómo conseguir ese perfil de salida) debe ser algo fundamentalmente técnico, hecho por pedagogos. Esa diferenciación permitirá, cree Luna, mantener una estabilidad en las aulas más allá de las leyes: «La educación tiene que tener una parte de acuerdo social —explica— que no dependa de cada ley, y eso es el perfil de salida, que tiene que ser comprensible». Pero esta «renta escolar básica», como la denomina Luna, no ha tenido un apoyo unánime, especialmente entre los políticos. «Lo lógico es que el debate hubiese sido más largo», reconoce el experto, aunque a la vez cree que en las aulas habrá más consenso.