«A los profesores se nos da fatal celebrar los logros»

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira SANTIAGO / LA VOZ

EDUCACIÓN

Richard Gerver, durante su charla en el décimo aniversario del CAFI
Richard Gerver, durante su charla en el décimo aniversario del CAFI PACO RODRÍGUEZ

Richard Gerver, experto en educación, estrella invitada en el décimo aniversario del centro de formación de profesorado de Galicia, CAFI

10 dic 2021 . Actualizado a las 14:35 h.

El CAFI, el centro de formación de los profesores gallegos, ha cumplido diez años y lo ha celebrado, pandemia mediante, a lo grande. La Cidade da Cultura acogió su acto principal, que tuvo como invitado de gala a un gurú de la educación que, además, fue docente y director de colegio durante 20 años, y es orgulloso marido y padre de sendas profesoras: Richard Gerver.

Es difícil no conocer a este comunicador británico que fue elegido como mejor director en el 2005, después de hacerse cargo de una escuela «tan mala que la iban a cerrar» y convertirla en un centro de referencia en el país. A partir de ese momento, Gerver se convirtió en un preciado conferenciante, capaz de emocionar, provocar para que el auditorio piense de otra manera y sobre todo hacer sonreír. Afable y hablador, sabe qué teclas tocar para asombrar y gustar a su audiencia. Esta mañana lo hizo en Santiago con frases tan impactantes como estas: «Tenemos que recordar que los niños que nacen hoy vivirán en el siglo XXII», «las materias STEM no son la solución, solo una parte» o «el cambio no nos preocupa si lo lideramos nosotros, si es por nuestra elección, pero si es algo ajeno ya es distinto, porque pensamos que nos ''están haciendo'' algo».

Entretejió su charla con anécdotas de la pandemia, que él pasó totalmente descolocado —desde hace diez años su día a día es dar conferencias por todo el mundo y asesorar a empresas— en casa junto a su mujer, directora de escuela, y su hija de 25 años, maestra novata. «Estábamos acostumbrados —recordaba— a pensar cuando llegaban los malos momentos que 'si supero esto vendrán tiempos mejores' y así ocurrió en el 2007 con la crisis económica, solo que después llegó la pandemia». En este contexto habló del miedo al cambio, y recordó qué ocurre muchas veces en un aula con «un profesor que tiene miedo a hacer algo nuevo y un alumno que está aterrorizado por tener que hacer lo mismo cada día».

Gerver asume que la educación tradicional está diseñada para un mundo que no existe: uno aprendía sabiendo que era el pacto con la sociedad para tener una vida plácida y segura, un trabajo fijo y una pensión. «Pero eso ya no es así», recalcó, y por ello «tenemos que educar a nuestros alumnos para el mundo que les toca vivir».

El que fue director de escuela cree que una clase ideal es aquella en la que el alumno no tiene miedo a preguntar cualquier cosa o reflexionar en voz alta, porque dispone de la suficiente confianza para saber que no será tachado de estúpido. Una clase donde «la lógica no sea la moneda de la inteligencia y que solo eso se recompense». Nos obsesionamos, dice Gerver, la respuesta que otra persona crea que es la correcta. Y entre las muchas anécdotas e historias que fue refiriendo, destacó su charla con el premio nobel de Física Barry Barish, al que le preguntó qué buscaba entre colaboradores. La respuesta fue «Nadie ha llegado a estar en mi equipo si no hacían preguntas estúpidas».

La charla de Gerver siempre es entretenida, y con momentos hilarantes, como cuando explicó que Boris Johnson es el «regalo» que han hecho los británicos al mundo: «Ahora cualquiera, por muy mal jefe de Gobierno que tenga, puede decir que al menos no tiene a Boris Johnson». Y recalcó que los populistas ganan porque les votan personas inteligentes y cultas que no quieren que nadie cambie.

Terminó su charla con una loa —realmente, toda la conferencia lo fue— a los profesores y el trabajo que han hecho durante la pandemia: «Si en el año 90 me llegan a decir que iba a pasar esto, no lo hubiese creído». Por eso, les pidió que se parasen a pensar en todo lo que han conseguido aunque sabe que «a los profesores se nos da fatal celebrar los logros». Abogó por educar menos en el control y más en el empoderamiento, para conectar a los alumnos con el mundo exterior, asumiendo que no se puede ganar siempre y no hay soluciones milagrosas.