Buen profesorado de Medicina: la solución al problema

Miguel A. Caínzos Fernández CATEDRÁTICO DE CIRUGÍA DE LA USC HOSPITAL CLÍNICO UNIVERSITARIO (CHUS)

EDUCACIÓN

María Pedreda

03 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El día 29 de noviembre de 2021, en un excelente artículo de Elisa Álvarez, se ponía de relieve el envejecimiento de la universidad gallega en general y en especial, el de la Universidad de Santiago de Compostela (USC). El artículo hacia especial hincapié en el hecho de que la Facultad de Medicina —facultad única en Galicia— se está quedando sin profesores vinculados, es decir, profesores de asignaturas clínicas que comparten su dedicación al Hospital Clínico Universitario y a la Facultad de Medicina.

Me consta que todo lo dicho en el artículo responde a la realidad actual de nuestra facultad y a la de otras de todo el país. El análisis es correcto. Pero lo importante es dar una solución rápida y acertada al problema, que sin duda es muy grave e importante.

En primer lugar, hay que volver a recordar que la carrera académica es una carrera perfectamente definida y con características muy claras. No todo el mundo tiene que dedicarse a ella ni todo el mundo está dotado para ejercerla. Lo primero que hace falta para ser un profesor es disfrutar enseñando. Todos recordamos a pesar del paso de muchos años a aquellos profesores que en su día nos «impactaron» por su clarividencia, buen hacer y capacidad de síntesis. Y lo más importante: el buen profesor consigue que te vayas para casa con la lección aprendida.

En segundo lugar, no tengo ninguna duda de que en los años 90 cuando el examen mir ya se había instaurado en nuestro país, se cometieron algunos errores. Mis alumnos me han oído decir en clase varias veces que a la Facultad de Medicina se viene a aprender a ser médico, no se viene a aprobar el examen mir. Muchos de nuestros alumnos a partir del tercer año de la carrera están «obsesionados» ya con este examen. Craso error. El examen mir es algo que hay que preparar monográficamente durante unos meses al finalizar la carrera. El alumno que ha estudiado seriamente durante los seis años de duración de la misma, lo va a aprobar con toda seguridad. ¿Alguien se puede imaginar que en la carrera de Derecho un alumno de segundo o tercer curso estuviese preparando las oposiciones para abogado del Estado o notario?

Sin embargo, en mi opinión, el peor error cometido, es que la llegada del mir acabó con la figura clásica del «alumno interno» en los diferentes departamentos del hospital y la facultad. Fui alumno interno del departamento de cirugía con el profesor José Luis Puente, durante los cursos cuarto, quinto y sexto. Estoy seguro de que la mayoría de los catedráticos y profesores que se están jubilando ahora han sido alumnos internos. En mi opinión es imprescindible recuperar esta figura porque ahí está la cantera de los futuros profesores de la facultad. Y esto es así en Europa y en muchos otros países. Además, es una solución rápida y que prácticamente no tiene coste económico.