Víctor Arufe: «Si el alumno no es capaz de superar la recuperación, se juntará con más carga y estrés el próximo curso»

Paula Méndez / R. S.

EDUCACIÓN

El profesor Víctor Arufe, Premio Educa Abanca a mejor docente universitario en 2017, con sus alumnos de la Facultad de Ciencias de la Educación
El profesor Víctor Arufe, Premio Educa Abanca a mejor docente universitario en 2017, con sus alumnos de la Facultad de Ciencias de la Educación Cedida

Víctor Arufe Giráldez es profesor de Ciencias de la Educación, reflexiona sobre la idoneidad de eliminar los exámenes de recuperación

16 sep 2021 . Actualizado a las 11:33 h.

Víctor Arufe Giráldez es profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidade da Coruña, cargo por el que, en 2017, recibió el Premio Educa Abanca a mejor docente de España en la categoría universidad el pasado año 2017 y, en 2019 el Premio de Innovación Educativa SIMO Educación, entre otros galardones. Como experto en educación, ante la cuestión planteada sobre la posible eliminación de las pruebas de recuperación en la ESO este mismo curso, no duda en ofrecer sus respuestas.

Ya que ahora se quiere eliminar, ¿por qué ha sido hasta ahora importante la existencia de una evaluación extraordinaria para recuperar asignaturas suspensas?

—Bajo mi punto de vista, tenemos un sistema educativo que da mucha importancia a la calificación y, especialmente, a la capacidad memorística del alumnado, eclipsando la evaluación de múltiples competencias. Aunque soy partidario de no dar más importancia a los exámenes que la propia que se merecen, tampoco considero que regalar aprobados y decir que todos los alumnos son muy buenos y pasan de curso pueda mejorar y potenciar el aprendizaje. 

Detrás de la preparación de un examen puede haber aspectos muy positivos, como la experimentación de la constancia, esfuerzo, paciencia, motivación, control del estrés y otras variables que contribuyen a la mejora del capital humano de los adolescentes, tanto en su vertiente de valores como de variables psicológicas y psicosociales. Todas estas variables nos hacen fuertes y nos ayudan a superar múltiples obstáculos que nos encontremos en la vida adulta. 

Por eso, creo que el examen puede ser un instrumento más para la calificación, aunque apoyando la evaluación en otros instrumentos que permitan conocer el grado de adquisición de competencias del alumnado en diversos contenidos o campos. Tener dos oportunidades es mucho mejor que una, y pasar de curso con asignaturas suspensas solo provocará una mayor desmotivación.

¿Cómo afectaría a los estudiantes de secundaria la eliminación de las pruebas de recuperación? Sobre todo, teniendo en cuenta que el Ministerio quiere implementar esta medida este mismo curso.

—Creo que estamos educando para una sociedad llena de derechos y ningún deber, impidiendo el desarrollo de la autonomía, responsabilidad y toma de decisiones en los jóvenes. Este tipo de educación está provocando que muchos niños reciban constantemente mensajes como «puedes conseguir todo lo que te propongas», sin que la realidad sea así, pues no todas las personas valen para todo, ni se puede conseguir todo lo que nos propongamos. No somos campeones si no luchamos por conseguir una meta a corto o largo plazo. Y podemos esforzarnos por ello, y puede que al final lo consigamos, pero también puede que no.

—¿De qué otras medidas debería ir acompañado este cambio para verdaderamente ser más beneficioso para los alumnos?

—La evaluación continua es muy importante, al igual que la autoevaluación o la co-evaluación. Al final, lo que debe buscar la escuela es potenciar el capital humano de los alumnos, realzar sus valores y principios éticos y morales y fortalecer sus variables psicológicas como la motivación, autoestima, autoconfianza entre otras. La escuela no debe etiquetar constantemente con números al alumnado sino establecer estrategias para que un alumno pueda adquirir múltiples competencias y encuentre en el saber un medio para crecer personalmente. Un alumno no puede acabar odiando el aprendizaje tal como sucede hoy en día, para ello hay que cambiar muchas cosas en nuestro sistema. Hay profesores que hacen una labor extraordinaria pero otros oscurecen el trabajo de estos.

—Esta medida, en principio, viene acompañada de la capacidad de pasar de curso con asignaturas suspensas. ¿Genera esto una falsa sensación de tranquilidad entre los estudiantes?

—Si el alumno no es capaz de superar el examen de recuperación, seguramente se junte con más carga y estrés en el próximo curso. No olvidemos que los adolescentes también tienen que tener tiempo libre por las tardes para disfrutar de la vida, hacer deporte o estar con la familia. Estamos acostumbrados a que el tiempo libre de cada niño lo marque la escuela, y esto es un gran problema, pues todo esfuerzo y trabajo tiene que estar acompañado de un tiempo de ocio y descanso. Actualmente hay un índice bastante alto de problemas de salud mental en la juventud por lo que debemos prestar atención a ese tiempo necesario para el disfrute de la vida. 

—Teniendo en cuenta el modelo académico y de evaluación actual, ¿verdaderamente un equipo docente puede decidir si un alumno o alumna puede promocionar sin pasar por estos exámenes? ¿Es suficiente con su recorrido durante el curso?

—El error de nuestro sistema educativo es obligar a los alumnos a jugar todas sus cartas a un único instrumento de calificación. Aún así, si los equipos docentes trabajan bien y llevan un seguimiento correcto de cada alumno, pueden conocer las competencias de cada uno de ellos y tomar decisiones importantes en este sentido. El problema es si el docente está desbordado de alumnos, alta ratio, o tiene algún tipo de presión que le impida tomar decisiones correctas. Pero, insisto, si los docentes hacen bien su labor, a veces conocen más a los alumnos que sus propios progenitores. Todo dependerá del clima motivacional que establezca el docente en el aula y la actitud con la que acuda el alumno al centro educativo.