Solo los coches podrán pasar por Alfonso XIII, que quedará al servicio de los centros Froebel y Doroteas
06 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando se inició la desescalada tras el confinamiento, muchas ciudades eliminaron tráfico urbano para dotar de más espacio a los peatones, a quienes hacen deporte, a quienes simplemente salían a pasear tras meses encerrados. Pontevedra no lo hizo. Pero no por falta de sensibilidad, sino por todo lo contrario: porque lleva más de veinte años recorriendo ese camino, desde que en 1999 inició su gran transformación urbana que ha dado como resultado la eliminación de un 70 % del tráfico en el centro urbano y la reconquista para los ciudadanos de espacios hasta entonces reservados exclusivamente para los coches. Ahora buena parte del centro es peatonal o de convivencia entre vehículos y viandantes.
Haciendo frente a la pandemia y a las nuevas necesidades, Pontevedra va más allá: está cerrando calles al tráfico para que centros educativos ubicados en pleno centro las puedan utilizar como extensión de sus patios. Este mismo martes se cerró al tráfico la calle Alfonso XIII con el fin de que cuando se reinicien las clases a finales de esta semana el CEIP Froebel y el colegio Doroteas utilicen en las horas de recreo el espacio por el que hasta ahora circulaban los coches. Ambos centros tienen patios pequeños, y en el caso del Froebel es un espacio interior, lo que genera inconvenientes para que convivan decenas de alumnos de primaria cumpliendo las indicaciones de distancia que marca la normativa anticovid.
La calle, que desde hace algún tiempo tenía un tráfico más bien residual, se cierra definitivamente a la circulación ya que se han instalado bolardos en uno de sus extremos. Solo se permitirá el acceso de residentes con plaza de garaje, pero estos también tendrán una restricción: de 11.30 a 12.15 horas no podrán mover sus coches, ya que es la hora del recreo y es cuando los alumnos más utilizarán este espacio «reconquistado».
Cerrar Alfonso XIII, una medida consensuada con la comunidad educativa, no es la única decisión que ha tomado el gobierno de Pontevedra, presidido por Miguel Anxo Fernández Lores (BNG) desde 1999, relativa a centros de enseñanza. La primera se adoptó ya en el arranque de este curso, en septiembre, cuando se decretó el cierre al tráfico de la avenida Reina Victoria, una arteria por la que a diario circulaban unos 12.000 vehículos. La justificación era dejar espacio libre para evitar aglomeraciones de los alumnos del IES Sánchez Cantón —uno de los que tienen mayor numero de matriculados en la ciudad, con un millar de estudiantes— a la entrada y salida del centro.
Rechazo vecinal y político
El cierre de Reina Victoria ha generado un fuerte movimiento de protesta liderado por vecinos y comerciantes y jaleado desde la oposición política, que ven injustificado que se cierre permanentemente una arteria «clave» en el tráfico urbano y que no se lleve a cabo un cierre parcial que se limite a las horas de entrada y salida. La protesta ha dado pie incluso a un recurso contencioso-admnistrativo contra la decisión municipal que se habrá de dirimir en los tribunales.
En caso de Alfonso XIII parece que no generará un movimiento similar. Al menos cuenta con el visto bueno del PP, que sí rechaza con contundencia el cierre de Reina Victoria.
Con todo, Pontevedra ya inició hace años este camino sin necesidad de una pandemia que lo justificase. En el 2016 dotó al CEIP Praza de Barcelos de un nuevo espacio peatonalizando la calle de entrada al centro. Desde entonces, los alumnos disfrutan de este añadido a la hora del recreo y evitan ir sorteando coches al acceder o salir del centro.