Por qué se repite tanto en España

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira REDACCIÓN / LA VOZ

EDUCACIÓN

Exterior del instituto Antón Fraguas de Santiago en los primeros días de clase
Exterior del instituto Antón Fraguas de Santiago en los primeros días de clase Sandra Alonso

Un currículo inabarcable y la concepción de la ESO como un camino hacia la universidad, además del sistema de aula-profesor, son algunas de las razones de la anómala situación española

31 dic 2020 . Actualizado a las 12:31 h.

En España se repite muchísimo, tanto que uno de cada cuatro alumnos de 15 años lo ha hecho al menos una vez. Las cifras españolas están muy lejos de lo que se baraja en el entorno inmediato, y solo se pueden comparar con las de Portugal. Sin embargo, la gran diferencia es que el país vecino está eliminando la repetición de su organización educativa y en unos pocos años dejará a España —posiblemente junto a Luxemburgo— como ejemplo de un modelo educativo pasado.

¿Cuál es ese? Aquel que concibe «la educación secundaria como un proceso en el que la selección de los contenidos va encaminada hacia los estudios superiores, secundarios o universitarios y, en consecuencia, los aprendizajes y el rendimiento de los alumnos se enfoca hacia el éxito en las siguientes etapas educativas». Lo dice un informe del Consejo Escolar del Estado (CEE) que se acaba de presentar y que compara la repetición en España con otros nueve Estados similares. Según este trabajo, «la concepción eminentemente propedéutica, académica y selectiva (...) ha influido de modo notable en las áreas y materias» desde la educación primaria; o lo que es lo mismo, España aún no se ha sacudido la tradición de que la educación básica termina sobre los diez años y después llega el bachillerato; o, ya más cercano en el tiempo, no se compara la ESO con la EGB, sino con el BUP.

Este cambio de mentalidad no es sencillo y hay muchos países que llevan años en el proceso. El Informe PISA le pregunta a los alumnos —se hace en estudiantes de 15 años, estén en el curso que estén— si han repetido alguna vez desde que están en el sistema obligatorio; en el 2012 contestaron afirmativamente un 27% de los alumnos en Países Bajos; en el 2018 lo hizo un 15%. Países Bajos, por tanto, ha reducido un 45% su nivel de repeticiones en esos seis años, más o menos como Francia, que ya está en el 16%. El resto de los sistemas analizados ha bajado entre un 25 y un 30% sus tasas de repetición; España solo un 15%, la que menos todos los estudiados (Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Suecia, Italia, Francia, Alemania, Países Bajos y Portugal).

En el informe del CEE se habla de seis razones que explican esta situación en España:

Los currículos

El currículo, el temario que se da en clase, es «exhaustivo y con contenidos inabarcables», y en la mayoría de los centros no hay ni recursos materiales, humanos o pedagógicos suficientes «para afrontar, desde el principio y en el desarrollo de cada curso, la diversidad del alumnado y las dificultades en el aprendizaje y en su rendimiento».

Aunque desde la LOE (2006) ya se recoge el aprendizaje por competencias, su aplicación en clase y en las calificaciones es muy limitada, e incluso ha retrocedido con la Lomce, dice el CEE.

Hay una enorme distancia entre el currículo y los aprendizajes que diseña el sistema español y los de otros países con menos repetición, por no hablar de la distancia entre el sistema hispano y lo que proponen los teóricos de la educación a nivel internacional.

Sin embargo, el CEE señala que «al profesorado se le exige que imparta ese currículo, que no se deje nada atrás, que lo trabaje con cuidada atención a la diversidad de su alumnado, que lo acompañe del trabajo práctico necesario, individual y en equipo, que sea riguroso con los conocimientos científicos de las materias que imparte, además de creador, animador e impulsor de aprendizajes innovadores e ilusionantes... y además sin tiempo suficiente para volver a lo realmente aprendido por todos y cada uno de los alumnos, evalúe, califique y decida sobre la promoción también con rigor».

Trabajo individual de los profesores

Los profesores se sienten poco preparados para «atender a las diversas capacidades del alumnado y ayudarle a desarrollar competencias básicas, especialmente en contextos multiculturales y plurilingües» y los docentes de secundaria reconocen que tienen «la necesidad de ampliar su formación pedagógica y didáctica».

Sí hay mucha formación permanente, «pero no se distingue entre la formación encaminada a la mejora de los aprendizajes y al trabajo en equipo de aquella que afecta de modo personal al profesor o profesora que la sigue».

Además, «la metodología y el trabajo individual del profesorado» sigue «muy condicionado por los libros de texto y orientado, frecuentemente en exceso, a aprendizajes conceptuales y a tareas comunes mecánicas».

Otro factor importante es la inestabilidad de las plantillas, una movilidad que obliga a hacer constantes reajustes en los claustros.

Los recursos humanos y materiales

«El gasto de las comunidades autonómicas siguió siendo menor en 2017 de lo que fue en 2009». Tras unos años de bonanza y crecimiento sostenido, la crisis del 2009 ha supuesto un parón en el proceso de inversiones en educación, lo que repercute en plantillas, escenarios y materiales.

La organización de los centros

«Se han mantenido en la mayoría de los centros españoles unos planteamientos organizativos basados en aulas en las que se atiende a un grupo de alumnos y alumnas con un profesor y una materia en cada período lectivo y algunos espacios específicos o comunes».

Para «abordar con éxito las competencias básicas es imprescindible el trabajo en equipo del profesorado en su definición y concreción, en la puesta en marcha de los aprendizajes precisos y en su evaluación» y trabajar en equipo con la organización escolar española es muy complicado.

La normativa para la evaluación

En primaria solo se puede repetir una vez en toda la etapa; en secundaria, un máximo dos veces —una en 1.º-2.º y otra en 3.º-4.º, nunca el mismo curso (excepcionalmente cuarto si no se ha repetido nunca antes).

Hay la opción de ir a la FP básica si un estudiante de 3.º de ESO con repeticiones anteriores prevé que no sacará el curso adelante (y de la FP básica puede pasar a la media) o a partir de 2.º de ESO cursar dos años en un plan de mejora (PMAR), que desemboca en el 4.º de ESO general —lo que supone todo un reto para los alumnos—.

Se repite curso cuando el alumnado «tiene evaluación negativa en tres o más materias, o en dos materias si estas son Lengua Castellana y Literatura [o Lingua Galega e Literatura] y Matemáticas de forma simultánea». Por tanto, un alumno puede repetir si un profesor así lo considera.

Entornos familiares

En España no «hay medida de la relación directa» entre la repetición y el entorno familiar más desfavorecido; sí la hay entre repetición e inmigración. Pero «las incidencias de la implicación de los padres y las expectativas sobre la educación y el futuro educativo de sus hijos parecen evidentes en todos los estudios que al efecto se han realizado».

Ya en cuarto de primaria, las familias que esperan que sus hijos completen estudios universitarios tuvieron hasta 50 puntos más en las diferentes competencias analizadas en la prueba diagnóstica de aquellos cuyas familias pensaban que solo terminarían el bachillerato o la FP. Si las expectativas no llegaban siquiera ahí, la diferencia ronda los 100 puntos. «Estos datos muestran la importancia de la confianza en los alumnos que se tiene en el entorno familiar y su destacada relación con el éxito escolar», dice el informe.