Las otras vueltas al cole: conservatorios y escuelas de idiomas también se preparan

Mónica Pérez Vilar
mónica p. vilar REDACCIÓN / LA VOZ

EDUCACIÓN

Un aula preparada para examen en la EOI de Santiago, con varias mesas inhabilitadas
Un aula preparada para examen en la EOI de Santiago, con varias mesas inhabilitadas Sandra Alonso

Las academias privadas de enseñanza no reglada quedan al margen de los protocolos de educación

31 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Colegios, institutos y universidades no son los únicos que están a punto de retomar las clases. En las próximas semanas también volverá la actividad en escuelas de idiomas, conservatorios de música y danza y otros centros de enseñanza reglada, afectados también por los protocolos que se marcan desde Educación y Sanidad.

Las escuelas oficiales de idiomas (EOIs), de hecho, están inmersas en una frenética actividad. Sus puertas vuelven a abrirse con el mes de septiembre, aunque no para empezar un nuevo año lectivo, sino para rematar el curso pasado, que quedó incompleto al no haberse realizado las pruebas de evaluación, que se harán el próximo mes. En la EOI de Santiago, por ejemplo, tienen programadas más de 6.000 pruebas de certificación y promoción de su alumnado a partir del día 1, según informa Joel Gómez.

Para afrontar esas pruebas, las escuelas han elaborado protocolos rigurosos. Además de las medidas ya habituales (lavado de manos, no acudir con síntomas...) se unen otras más específicas como el establecimiento de varias entradas a los edificios, asignadas a distintas aulas, así como convocar a los alumnos con horarios de entrada y salida escalonados, o la prohibición de compartir material (cada alumno deberá llevar sus propios bolígrafos).

En la EOI de A Coruña, por ejemplo, se remarca que la mascarilla será obligatoria durante todo el examen, se pide evitar acudir con libros, mochilas o apuntes, se prohíbe la entrada de acompañantes y se advierte de que el alumnado no podrá quedarse en el exterior de las clases ni en descansillos u otras zonas comunes. Para la realización de las pruebas se han habilitado, además de las aulas, salas de vídeo y hasta el salón de actos.

«É un reto, e unha grande responsabilidade. As escolas tivemos que preparar os nosos propios protocolos para as probas, a base de compartir inquedanzas entre nós e inspirarnos unhas noutras», explica Susana Aldao, directora de la escuela coruñesa y confirma Gonzalo Constenla, de la EOI de Santiago.

Aunque ahora mismo la preocupación de estos centros está puesta en los exámenes, son conscientes de que la posterior vuelta a la docencia también será un reto. El protocolo de la Xunta solo les dedica dos párrafos, centrados en la realización de las pruebas. Aldao resalta que no tienen capacidad para bajar las ratios, de hasta 30 alumnos en cursos básicos y 25 en los avanzados. Reconoce que han pensado en utilizar como aulas el salón de actos o la biblioteca, pero que no cuentan ni con pizarras ni con sistemas de vídeo o audio. También les parecería razonable optar por la docencia presencial alterna, semana sí, semana no, pero no tienen claro si podrían tomar esa decisión.

La limpieza de las aulas es otro tema que les preocupa. «Temos asignadas tres limpadoras e outra a media xornada. E temos 32 aulas, máis o resto de espazos, e estamos abertos de 9 a 21.30 horas. Non van poder limpar as tres veces ao día que marca o protocolo», explica.

Con todo, ninguna EOI ha pensado todavía en la posibilidad de pedir que se retrase el inicio del curso, algo que sí ha solicitado el Conservatorio Profesional de Música de Santiago, donde aún deben hacer las pruebas de acceso para el grado elemental que normalmente se realizaban en junio. Respecto a la organización del nuevo curso 2020-2021, desde este centro resaltan que el mayor problema será para la organización de agrupaciones, sobre todo las de mayor tamaño, como bandas y orquestas. En el Conservatorio de Santiago algunas superan los 70 o más integrantes. Al tener que guardar distancias de dos metros, se plantean dividirlas.

Bailar con mascarilla

Tampoco será un curso fácil en los conservatorios de danza, que más allá de los espacios, tendrán que adaptar, y mucho las metodologías. Y es que la normativa gallega marca que deberá evitarse el contacto físico y usarse la mascarilla durante toda la clase.

El protocolo de la Xunta para los centros educativos especifica que el trabajo físico en contacto con el suelo requerirá al menos 1,5 metros de espacio desinfectado, la misma distancia que habrá que mantener durante toda una coreografía si quiere hacerse sin cubrebocas.. Y como el esfuerzo físico que supone el baile no debe ser fácil de sobrellevar con boca y nariz tapadas, se recoge que se ofrecerán tiempos de descanso sin la máscara para «osixenar o corpo», siempre bajo supervisión de un profesor.

FP privada

Los centros de Formación Profesional privados también preparan su vuelta a las aulas, con los mismos protocolos que los centros públicos, por tratarse de enseñanzas regladas. En Chíos Formación, en A Coruña, ya tienen todo listo. En su caso contaban con la ventaja de que, al haber abierto en el 2014, tienen instalaciones amplias adaptadas as las últimas normativas, lo que les facilita las cosas a la hora de mantener distancias. «Aquí el aula más pequeña será de 60 metros, lo que nos permite garantizar 2,20 metros entre los lados de los pupitres, y de 1,30 por delante y por detrás», explica Sergio Rey, responsable de administración. Con todo, han usado tabiques de pladur para reconvertir los espacios de clase y han repartido los horarios de los distintos ciclos entre la mañana y la tarde. Las entradas y salidas se escalonan de cinco en cinco minutos y los alumnos ya no rotarán entre aulas.

«Nos sentimos abandonados, pero con toda la responsabilidad»

Los protocolos de educación no afectan a las enseñanzas no regladas, como por ejemplo las academias privadas de idiomas o las que dan clases particulares. Sin embargo, garantizar la seguridad de alumnos y profesores también es crucial para ellos. «Nos sentimos abandonados, al margen del marco legal, pero con toda la responsabilidad», resalta Laura Fariña, directora de la academia Royal College, donde se enseña inglés, francés y español a niños y adultos.

En este centro coruñés, la vuelta a las clases presenciales está prevista para el siete de septiembre, «si las autoridades no dicen lo contrario» matiza su directora, que recuerda que el área sanitaria de A Coruña es una de las que concentra más casos, y en la que Sanidade está revisando continuamente posibles restricciones en las actividades.

En las instalaciones del Royal College se ha preparado todo para garantizar distancias de 1,5 metros entre alumnos y se va a pedir que todos los mayores de seis años usen mascarilla, tal y como se hará en colegios e institutos. Pero Fariña censura que nadie se dirija a los centros de enseñanza no reglada para darles pautas claras. «Todo lo organizo a base de leer y releer el BOE, de preguntar a asesores... Me siento desarropada. Debería haber un área en educación que abordase la enseñanza no reglada y darnos unas instrucciones o que les presentemos unas directrices y nos den el visto bueno porque cada academia va por libre», apunta. Asegura que en el sector hay preocupación ante el inicio del curso y que muchos han optado por abrir de nuevo con docencia en línea.

Esta profesora recuerda que en su centro atienden a más de 200 alumnos, que luego asisten a clase en centros públicos o empresas con más trabajadores. «Yo me siento moralmente obligada a hacerme un test antes de retomar las clases, y se lo recomendaré a mis profesoras, pero nadie nos lo ha pedido ni sé si podemos solicitar que nos hagan la prueba por motivos laborales», censura.