Cantabria, País Vasco y La Rioja, primeras comunidades en suspender las reválidas por la alarma

S. C. REDACCIÓN / LA VOZ

EDUCACIÓN

Una alumna de tercero de primaria realiza la prueba diagnóstica
Una alumna de tercero de primaria realiza la prueba diagnóstica MARTINA MISER

El Ministerio de Educación permite a las administraciones autonómicas que decidan si hacen las pruebas diagnósticas

24 mar 2020 . Actualizado a las 13:08 h.

Cantabria, País Vasco y La Rioja han sido las primeras comunidades en anunciar que suspenderán las pruebas diagnósticas de 3.º y 6.º de primaria y las de 4.º de ESO, previstas cada curso para el mes de mayo. El Ministerio de Educación y FP ha dado libertad a las comunidades para convocar o no estas pruebas que contemplaba la Lomce y que se hicieron conocidas como «reválidas», aunque nunca llegaron a serlo. Curiosamente, el ministerio sí las ha convocado en Ceuta y Melilla, los únicos territorios donde es la autoridad educativa.

Está previsto que en los próximos días más comunidades suspendan los citados exámenes en vista de la falta de tiempo para garantizar el aprendizaje del temario.

Pruebas muy polémicas

El desarrollo de las conocidas como reválidas ha estado lleno de dificultades desde su inicio. Cuando el ministro José Ignacio Wert las anunció como una de las medidas estrella de la Lomce recibió críticas de todos los sectores educativos. Las reválidas se convirtieron en un signo de una ley que para fomentar el esfuerzo individual caía en la segregación de alumnos y el abandono de aquellos que, por circunstancias vitales de capacidad y entorno familiar, tienen más difícil salir adelante.

En los textos iniciales, las pruebas de tercero y sexto de primaria podían servir para que los profesores decidiesen la repetición de los niños, y las de 4.º de ESO y 2.º de bachillerato sí funcionaban como reválidas en tanto eran necesarias para tener el título de secundaria y bachiller. En cualquier caso, el resultado de las pruebas quedaba reflejado en el expediente académico.

La movilización en la calle por esta ley y por los recortes acabó costando el puesto al ministro Wert, a quien sustituyó el más moderado Íñigo Méndez de Vigo, que suspendió de forma temporal la validez académica de las pruebas. El intento de pacto aletargó las reválidas, que se convirtieron por decreto en muestrales (es decir, a un grupo aleatorio de centros) y anónimas. Aunque el intento de pacto quedó en, exactamente, eso, un intento: las reválidas se mantuvieron sin valor.

Resultados vinculantes

La llegada al Gobierno del PSOE y de Isabel Celaá al ministerio puso sobre la mesa la Lomloe, una nueva ley (de modificación de la LOE) que hacía desaparecer estos exámenes y convocaba unas pruebas, estas sí diagnósticas, para los alumnos de 4.º de primaria y 2.º de ESO, que se celebraban con la LOE (desde el 2006) sin que apenas los padres se enterasen.

Eso sí, Celaá le ha dado un toque británico a estos exámenes, cuyos resultados nunca serán públicos, pero sí útiles: un colegio y la Administración pactarán una líneas de mejora que requieran recursos y dinero (profesores de apoyo, formación para los docentes, material específico...), y se asumirá que tendrá unos objetivos; las pruebas, que sí serán censales, tendrán que certificar esa evolución positiva si el centro quiere seguir recibiendo esa ayuda extra.

Las muestras solo son censales (para todos los niños) en tercero de primaria. Las otras dos convocatorias quedan al arbitrio de la comunidad y son muestrales en toda España excepto en La Rioja y Murcia, comunidades pequeñas, y Cataluña, que en primaria ya tenía antes un examen similar.