La universidad compensa: más sueldo, más impuestos, más solidaridad y más salud

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira REDACCIÓN / LA VOZ

EDUCACIÓN

Alumnos de la UDC
Alumnos de la UDC MARCOS MÍGUEZ

El autor del estudio de la CRUE presenta mañana los resultados en Galicia

19 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Como concepto, la universidad compensa. Compensa a las familias, a los estudiantes y a la sociedad. Lo indica el informe La contribución socioeconómica del sistema universitario español, cuyo autor, José Manuel Pastor, estará mañana en A Coruña para presentar el informe. Lo hace en el marco del University-Industry Interaction Forum, un lugar de encuentro entre las universidades y la empresa, impulsado por el Consello Social de la Universidade da Coruña (UDC). De hecho en la presentación, en el Hotel Eurostar Atlántico, estará además del autor del informe encargado por la CRUE y realizado por el IVIE, el presidente del Consello Social de la UDC, Antonio Abril Abadín; el rector de la Universidade da Coruña, Julio Abalde Alonso; y el presidente de la Cámara de Comercio, Antonio Couceiro Méndez.

Pastor —catedrático de Análisis Económico y decano de Economía en la Universidad de Valencia e investigador del IVIE— explica que en Galicia, como en el resto de España, el paso por la universidad es rentable, a la vez que analiza las diferentes variables que se barajaron en el estudio. En España, cada euro invertido en la universidad se convierte en 4,3 euros de retorno a la sociedad (en impuestos), pero son cuatro los principales aspectos que se deben tener en cuenta:

Entorno

Todo es relativo. La primera es estudiar el entorno en el que se desarrolla la actividad de esas facultades. «No podemos decir que una facultad tiene una mala docencia porque sus alumnos tengan que salir del entorno más cercano para tener trabajos adecuados a su formación. Al menos, no podemos decirlo si en su zona no hay tejido industrial para absorber a los graduados», pone a modo de ejemplo. En ese sentido, explica que Galicia «tiene un entorno relativamente más desfavorable que otras comunidades», y pone como ejemplo el País Vasco, una de las zonas más ricas de España. Para saber cuál es el estatus de una zona hay que valorar la fortaleza de su tejido industrial, las empresas que generan patentes y el dinero que destinan en I+D+i.

Desempeño

Sin destacar. El segundo factor que analiza el trabajo de la CRUE es el desempeño de la Universidad, y ahí sí cree que Galicia puede mejorar, ya que solo la USC está entre las 500 mejores universidades del mundo según el ránking ARWU (conocido como el ránking de Shanghái). Evidentemente «España no puede liderar estos ránkings —explica— porque apenas tenemos premios nobel», y además ha habido un claro envejecimiento de las plantillas.

Bien en patentes e investigación. Con todo, si hay que valorar las universidades por su docencia, investigación y patentes (transferencia del conocimiento), Galicia no está mal en el último apartado ni en el de investigación (es el 36% del I+D+i que se hace en Galicia). Lo que sí destaca Pastor es que «en España la investigación se hace en la universidad pública. En los últimos años se ha multiplicado por cinco la presencia de universidades privadas, y ahora tienen el 17% de los estudiantes, pero solo el 3,7% de la investigación y mucho menos, un 0,9% de las patentes que se generan. No son universidades, son colleges».

Impacto económico

A corto plazo. Cada universitario gasta en España una media de 7.000 euros al año en vivir, matrícula aparte. Lógicamente no es lo mismo residir en un piso en Lugo que en Madrid, pero no hay demasiada distancia entre un colegio mayor de Santiago y uno de Madrid. Se calcula que las universidades generan en España 50.000 millones de euros al año (sobre un 5% del PIB) y 520.000 empleos.

A largo plazo. «La presencia de universitarios en un entorno modifica la oferta de recursos productivos y aumenta la capacidad potencial de la economía local», dice Pastor, para resumirlo de una manera gráfica: «Un ingeniero produce más que un repartidor». Además, explica, una persona que dedica tanto tiempo a formarse sale con ganas de independizarse, de encontrar empleo, por eso hay una mayor tasa de actividad y se reduce el índice de paro. A veces ocurre que estos licenciados trabajan en empleos por debajo de su cualificación —«un problema muy grave que tenemos en España», reconoce el economista— aunque en general acaban, después de más o menos tiempo, en empleos de su cualificación. También son más emprendedores, y crear una empresa es «15 veces más probable que entre personas que tengan solo la ESO». De la sobrecualificación, de la que «España es líder, con un 37%», Pastor la achaca a la falta de tejido productivo suficiente, una oferta poco ágil de las universidades y el escaso conocimiento de los alumnos sobre sus posibilidades. Como colofón en esta visión a largo plazo

Contribución social

Nunca analizado hasta ahora. El nuevo informe incluye una novedad, y es la contribución social de los universitarios. Son conceptos casi abstractos pero que marcan el desarrollo de una sociedad.

Influye en la familia. De entrada, que las madres sean universitarias es el mayor predictor de éxito escolar de los estudiantes: «Sube 17 puntos las posibilidades de que un joven llegue a la universidad, y 13 si es el padre el que fue al campus».

Más sociables. Los universitarios como conjunto «son más altruistas, participativos, colaboran más con las oenegés y ayudan más a las familias». Están más concienciados con el medio ambiente, reciclan más y les interesa más la política.

Igualdad. Entre los universitarios hay más igualdad de género, ya que la diferencia en la tasa de paro entre hombres y mujeres es menor que en otros grupos, y también es más baja —aunque persiste— la diferencia salarial. Las mujeres universitarias dedican menos tiempo al hogar que sus congéneres con menos estudio, aunque no es tanto porque sus parejas asuman el 50% del esfuerzo sino porque contratan a terceras personas para que se encarguen.

Salud. Mejoran los índices de salud, tanto en la autopercibida (que es subjetiva pero muy importante) como la objetiva (obesidad, colesterol alto, diabetes...). Están más en forma, se alimentan mejor y se cuidan más.

Cultura. «Un universitario gasta de media 1.000 euros al año en cultura, en ir al cine, teatro, museos o comprar libros», dice Pastor, quien ha calculado que es 2,5 veces más que el gasto de un español con estudios básicos.