¿Pero qué pasa con PISA?

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira REDACCIÓN / LA VOZ

EDUCACIÓN

GOBIERNO DE ARAGÓN

Parece que España no hace trampas, solo hay demasiados alumnos que cubren el examen sin leerlo, para acabar antes

23 jul 2020 . Actualizado a las 16:26 h.

No es querer estar entre los mejores, es pasar de todo. Más o menos eso parece que es lo que ha ocurrido con la prueba PISA en algunos lugares de España, reforzando el estereotipo de vagos de los pueblos latinos. Hay muchas preguntas pendientes, aunque algunas tienen respuesta.

¿Qué ha ocurrido exactamente? ¿España ha hecho «trampas»?

En España se han hecho trampas pero no para sacar mejor nota, sino para acabar antes el examen. Se ha detectado que muchos estudiantes cubrieron la prueba a toda velocidad: en 25 segundos contestaron a más de 20 preguntas de fluidez lectora, cuando la media está en 50 segundos y con facilidad se puede llegar a los dos minutos. Esto, explica la OCDE en un comunicado, «ha pervertido» el resultado medio del país, «que no responde al nivel real de competencias de sus estudiantes» y por tanto los datos españoles no pueden ser comparados con los de los otros 77 países participantes.

¿Por qué ha pasado?

Las pruebas de PISA no son tan difíciles como largas. Es un hecho estudiado que hay grupos a los que les cuesta más mantener la atención, el autocontrol necesario para terminar un examen que no les supone una nota oficial. Se ha detectado que en territorios bien situados en PISA el examen es tomado mucho más en serio por los alumnos, que sienten la presión de no dejar a su país (o comunidad) en mal lugar. Hay una investigación —Habilidades no cognitivas y diferencias de rendimiento en PISA 2009 entre las comunidades autónomas españolas— que explica que, estadísticamente, un alumno de Baleares tiene tres veces más probabilidades que uno gallego de dejar en blanco una respuesta.

¿Cómo lo descubrió PISA?

El examen PISA se hace con ordenadores, así que los analistas saben cuánto tiempo se invierte en responder cada pregunta. Además, se detectaron respuestas inaceptables en algunos casos, claramente fruto del azar. Ambas cosas levantaron las sospechas de que había algo extraño.

¿Ha sido una conducta generalizada?

Realmente no. Según los datos disponibles a día de hoy, este comportamiento se ha detectado en determinados centros educativos de «algunas zonas», y la OCDE apunta a seis comunidades pero sin decir cuáles. 

 ¿El problema se limita solo a Lectura?

En principio sí. La OCDE sabe que en los exámenes de competencias matemática y científica también hay casos así, pero parece claro que en menor medida. De entrada se va a mantener la publicación de los datos de ambas disciplinas en la fecha prevista, el 3 de diciembre.

¿Es vergonzoso?

Cuanta menos vergüenza sienta alguien por lo ocurrido, más lógico es que haya pasado. ¿Es mejor copiar para sacar nota o ser pillado en una conducta propia de los vagos?

¿Podría ser un boicot?

Sobre el papel es una opción posible, pero los investigadores no han encontrado un solo elemento que permita pensar en estrategias concertadas de alumnos o boicot de centros. Claro que a la vez hay muchos investigadores, profesores y políticos en contra de PISA: solo valora tres competencias (no hay sociales, ni arte o educación física) y a través de un examen concreto que la mayor parte de los alumnos nunca practica. Hay muchos investigadores, profesores y políticos en contra de PISA. Se entiende que es una prueba limitada, que solo valora tres competencias (no hay sociales, ni arte o educación física) y a través de un examen concreto que la mayor parte de los alumnos nunca practica. Existe además un colectivo destacable que señala que PISA es un instrumento más del poder económico: está patrocinado por la OCDE y su realización se ha adjudicado al grupo Pearson (antiguo propietario de The Economist y The Financial Times); este grupo defiende que España se retire de la prueba.  

¿Ha pasado antes algo semejante?

Sí, aunque es un comportamiento inusual. Ha ocurrido, según dijo la ministra en funciones Isabel Celaá, en Estados Unidos (aunque allí lo que ocurrió fue un problema de impresión de los cuadernos del examen) y Holanda. En la última edición (2015) se tuvieron que suspender algunos resultados en Kazajistán.

¿Y ahora qué?

El Ministerio de Educación ha dicho que cualquier medida es cosa de la OCDE, que está estudiando la situación: «Una vez que conozcamos la extensión del problema en profundidad y comprendamos sus causas y consecuencias, decidiremos cuál es la mejor forma de publicar los resultados en España», explicó la organización en un comunicado. 

¿Qué dice la Xunta?

Aunque Galicia participa con una muestra propia (esta edición, que es la del 2018, todas las comunidades españolas tienen muestra separada), desde la Consellería de Educación solo se ha recibido un comunicado del Ministerio informando del hecho. No hay ningún dato más, ni si hay centros gallegos afectados ni si, en caso contrario, se liberarán los resultados de la comunidad.